“Nora: ¿Sí, verdad? Al fin vas a ocuparte de mi Torvaldo. ¿Me lo prometes? Estoy tan intranquila. Esa reunión... ¡Nada de negocios esta noche, nada de letras! ¿Eh?¿Quieres? ” Si bien es capaz de mentir a su marido, juega plenamente el papel de esposa y madre que la sociedad requiere de ella. Su papel fabricado es el de muñequita inocente e ingenua, el cual, hasta la revelación total de la verdad, ella representa a la perfección. Su personalidad posee dos caras, la de frágil muñequita ingenua, y la de una mujer de carácter propio y capaz de tomar sus propias decisiones. La primera es la que realmente muestra a su marido, utilizando así ésta imagen como herramienta para controlar a Torvaldo a su gusto y mantenerse al margen de todo lo que sucede a su alrededor.
Por otro lado, Torvaldo posee un carácter totalmente opuesto al de Nora. Se lo ve como un hombre íntegro y de mucha honra. El señor Helmer es un hombre respetado en la sociedad y con un concepto muy errado de honestidad. Le gusta que todo a su alrededor aparente perfección, incluso la relación con su propia mujer, la cual a simple vista es alegre y armoniosa. Sin embargo, estas son las cualidades que nos llevan a la duda si es que realmente ama a Nora o si solo la utiliza como un juguete. Más que preocuparse por el bienestar de su “alondrita”, le interesa que esta se vea bien ante los espectadores, que sea presentable y que esté siembre alegre y entusiasta para jugar el papel de esposa. Él juega el rol de su protector y abastecedor, lo mismo que haría un padre por su hija. Sus prioridades se ven claramente definidas cuando a la hora que le tocaba jugar de caballero andante olvida todas sus promesas hacia Nora y la trata como a un delincuente cualquiera:
“ Helmer (paseándose agitado): ¡OH! Terrible despertar ¡Durante ocho años..., ella, mi alegría y mi orgullo..., una hipócrita, una embustera!...Todavía peor: ¡Una criminal! ¡Que abismo de deformidad! ¡Que horror!”
En estas líneas se ve claramente que el caballero andante que esperaba Nora que apareciera nunca se presento. Torvaldo solo se interesa por lo que piensa el resto de ellos. Es por eso que cuando se da cuenta que se han salvado la perdona inmediatamente y vuelve a jugar su rol de protector.
A pesar de esto, no sería justo culpar a Torvaldo por la ruptura del matrimonio. Los dos a su manera son egoístas. Sus personalidades totalmente opuestas y la sociedad de la época también contribuyen a la separación. Desde un principio podemos ver claramente el juego que tenían Torvaldo y Nora. Él como el padre protector y cuidador, y ella como la niña traviesa y caprichosa. Esta relación se puede ver en todo momento, como por ejemplo cuando él le pone sobrenombres como “alondrita”:
“Nora: No hay quien tenga tanto gusto como tú. ¡Deseo presentarme bien a ese baile!...Torvaldo, ¿no podrías decidir el traje que llevaré?
Helmer: ¡Vaya! La testarudilla se declara vencida.
Nora: Sí, Torvaldo, no puedo decidir nada sin ti.”
Nora utiliza su gracia y su encanto para aparentar ser una mujer frágil y en busca de cariño, de esta manera, inconscientemente controla a Torvaldo obligándolo a que haga casi todo lo que ella quiere, solo por el hecho de verla feliz. Torvaldo accede a este acuerdo con la condición que ella sea graciosa y liviana, para mostrarse ante la sociedad como una pareja perfecta.
Quizás esta es una manera muy fría de ver la situación pero es la única que explica el hecho de que por ocho años esta pareja jamás haya tenido una caída. Estas actitudes y papeles son tomados prácticamente por el inconsciente, ya que la sociedad los obliga a ser así. Toda esta estructura se rompe cuando Nora sale del trato y actúa por su cuenta engañando a su marido. Si bien Nora siempre fue independiente, nunca realizó un acto que involucrara tanto la integridad y honra de su marido, por lo que Torvaldo, considerando su personalidad y lo que discutimos anteriormente, tiene todo el derecho a reaccionar como lo hizo. Por otra parte, Nora también puede justificar su decisión. Su carácter e independencia innatos la llevaron a pedir el dinero para salvar la vida de su marido. Si bien no es inocente del crimen que cometió, su ingenuidad la llevaron a pensar que su acto tenía justificación frente a la ley y que sería perdonada por salvar a un ser amado. Al darse cuenta que esto no sucedería piensa en hasta quitarse la vida por salvar a u marido, pero este también la desilusiona cuando se entera de lo sucedido. En ese momento Nora ve desmoronarse todo sobre lo que había crecido. Se da cuenta de que había estado viviendo durante ocho años con un total extraño y que ella también era una extraña para sí misma. Es por esto decide comenzar una nueva vida, que quizás en una sociedad como la del siglo XIX no era aceptable, pero en nuestro tiempo es totalmente válido, aunque no justifique el abandono e los hijos.
En resumen, Nora y Torvaldo son el resultado de una sociedad machista, en la que las individualidades y las personas reales no existen. En la que un matrimonio es colectivo y los individuos no importan. Por esto se puede decir que la relación entre Nora y Torvaldo no es más que por conveniencia y comodidad. Toda su vida matrimonial esta basada en mentiras y engaños sutiles, que si bien no son intencionales, son el resultado de la mezcla de caracteres de estos dos personajes con la sociedad en la que vivía. En conclusión Torvaldo es el padre protector y Nora la hija indefensa.
Redland School
Depto. de Castellano
Casa de Muñecas de Henrik Ibsen
¿Cuál es la verdadera relación entre Nora y Torvaldo?
Nombre: Marcela Paz Montecino
Curso: 4to M1
Fecha: 24 de Marzo del 2003
Henrik Ibsen. Casa de Muñecas. Editorial Pehuén, Santiago, 1997. (página 82)