¿MISÓGINO O PRECURSOR?

ANÁLISIS FÍLMICO DE LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LAS PELÍCULAS DE ALFRED HITCHCOCK (BASADO EN LISA FREMONT DE  “LA VENTANA INDISCRETA”)

Introducción

“El suspenso es como una mujer. Cuanto más se deje a la imaginación, más será la intriga. La rubia convencional de pechos grandes no es misteriosa. ¿Y que sería más obvio que una mujer vestida de terciopelo negro y perlas? La “mujer de misterio” ideal es aquella que es rubia, sutil y Nórdica (…) aunque no profese una autoridad sobre las mujeres. Me temo que el título perfecto [para una película], tal como la mujer perfecta, es algo difícil de encontrar”.

Una de las grandes razones por las cuales las películas de Alfred Hitchcock siguen fascinando a la masa de espectadores hoy en día es, justamente, porque el famoso director parte de la base de que quien mira su obra de arte no es un receptor vacío; es un ser humano inteligente que sigue razonando y reflexionando aún luego de ver el largometraje. Quizás sea por esto que Hitchcock refuerza dentro de sus más de 50 películas una serie de mensajes penetrantes que juegan con la intriga de quien tiene el placer de contemplarlas.

Estos temas recurrentes van desde la simple técnica a lo más retórico, a lo más abstracto. Por donde se lo mire, por donde se lo analice, existen una multitud de temas que parecen fascinar al mismo Hitchcock, quien logra, a su vez, interesar al espectador y atraparlo dentro del mismo tren de pensamiento. Y todo esto a través de simples movimientos de cámara, ángulos, tomas, planos, secuencias, personajes y hasta detalles.

Hitchcock juega con el espectador. Mirar alguna de sus películas es lo mismo que ver uno de aquellos cuadros llenos de detalles, en los cuales se ve algo nuevo cada vez que se lo mira. Al interesarse por la historia, al observar la simple sucesión de hechos, el espectador se convierte en detective y el director, en este caso, quien posee el secreto, el único capaz de revelar el final. Y para eso, otorga pistas, claves y hasta mensajes que rayan en lo subliminal. El espectador, sin siquiera proponérselo, entra en juego que salta del inconsciente al consciente, se sumerge en la narración. Una vez terminada la historia, descubre todos esos matices que parecían escondidas. En un momento, un instante, se entiende todo, pero hasta ahí nomás. El suspenso que intrigó en el primer momento sigue excitando al receptor, quien sigue pensando, sigue maquinando los posibles análisis. ¿Qué mejor forma de hacer eterna a una película que haciendo que el espectador no deje de pensar en ella?

Uno de estos grandes temas recurrentes es cómo Hitchcock utiliza y plasma en la pantalla a los personajes femeninos. La ambigüedad del asunto ha capturado el interés de críticos, psicólogos, intelectuales y simples seres opinantes a lo largo de la segunda mitad del sigo XX. La mujer, hay que aceptar lo obvio, constituye un pivote en la gran mayoría de los largometrajes hitchcockneanos, cuyas acciones influencian de gran manera el desenlace de la historia. Su apariencia física, su carácter, su contradictoria vulnerabilidad que se quiebra al convertirlas en instrumentos esenciales al héroe a la hora de resolver el crimen… existen tantos elementos que se repiten como análisis que intentan explicarlos, que van desde el psicoanálisis al feminismo, pasando por un arduo debate que aún da que hablar. Cada detalle cuenta su propia historia, da un indicio, intriga.

Esto aparece en la gran mayoría de sus películas: Marnie (1964), Vértigo (1958), Psicosis (1960), tres de sus más famosas películas. Pero quizás donde mejor se verifique la forma de plasmar a la mujer que utiliza Hitchcock sea en una de sus grandes obras maestras, “La Ventana Indiscreta” (1954) donde el personaje de Lisa Fremont, interpretado por Grace Kelly, cobra un sentido que parece hasta separarse de la película en sí misma y contar una historia paralela que se puede ver reflejada en los apartamentos que espía su novio, Jeffries, interpretado por Jimmy Stewart. Pero a ello llegaremos luego. Sin embargo, es importante centrarse en por lo menos una de las tantas películas: de lo contrario, un análisis sería demasiado extenso y exhaustivo para siquiera encarar de frente un tema tan recurrente y tan complejo, como lo es adentrarse dentro de la mente de un genio cinematográfico para poder llegar siquiera a comprender sus intenciones detrás de cada elemento en la pantalla que contribuya al mensaje. La connotación y denotación a lo largo de la película es más que suficiente para poder comprender el rol de la mujer en todo el resto de las obras de arte de Hitchcock, siendo “La ventana indiscreta” un mero, aunque excelente, ejemplo.

 

Breve biografía de Sir Alfred Hitchcock

¿Qué se puede decir de Sir Alfred Hitchcock que ya no se haya dicho antes? No es ningún secreto que sea considerado uno de los mejores directores de cine, si no el mejor, a pesar de nunca haber sido reconocido con un Oscar. Su nombre se ha convertido en sinónimo de brillantez artística audiovisual, sus películas en íconos del siglo veinte, y su rol de precursor del cine sonoro, además de sus (para ese entonces) formas no ortodoxas de representar la realidad han revolucionado al cine mundial… hasta el día de hoy.

Oriundo de Londres, su carrera comenzó al convertirse en un simple diseñador de tarjetas de títulos; luego se mudó a Alemania, donde fue aprendiz de un estudio. Volviendo al Reino Unido, Hitchcock comenzó a dirigir. A pesar de haber dirigido y co-dirigido cerca de una docena de películas, “El Inquilino” (1962) se destaca como su primer largometraje típicamente hitchcockeano. En él, introdujo los temas que luego iría a explorar con mayor profundidad a lo largo de su carrera, en sus películas más famosas: el hombre semi-inocente que se encuentra atrapado en una sucesión de eventos que va más allá de su control, un personaje femenino que no sólo aporta un respiro y una forma de desahogue de tensión sino que también lo ayuda a resolver el crimen del cual fue acusado, el estilo único por el cual se volvió famoso y hasta los breves cameos por los cuales se convirtió en una estrella en un mundo de directores. Justamente, el segundo de estos ítems será en el que nos concentraremos para este trabajo.

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En la década de 1940 se mudó a Hollywood, donde tuvo su mejor periodo. Películas del calibre de “Rebecca” o “Sombre de una duda” siguen a este periodo, hasta llegar a la llamada “época dorada” de Hitchcock, donde dirigió lo que se considera que son sus mejores películas. “La ventana indiscreta” es para algunos la mejor película del director, la más fluida y rica en cuanto a simbología, suspenso e intriga y, a opinión de quien escribe, el ejemplo perfecto del más puro estilo artístico que caracterizó tanto a este gran director.

“La ventana indiscreta”

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