Aunque el lenguaje sí es un método muy común y útil para exteriorizar nuestros pensamientos, siempre nos restringe bajo un marco no muy amplio. Al colocar las emociones y sentimientos en contexto estaríamos generalizándolas cuando sabemos que estas ocurren de maneras diversas. Vemos un ejemplo de esto en la película de Pink Floyd “El Muro” en donde el protagonista, a través de canciones e imágenes da a conocer su realidad y su manera de ver el mundo. Pese a la falta de articulación oral que se tiene a través de la película, el espectador le de un sentido personal a la historia. Pues aunque hay evidencia de soledad y disconformidad; nunca se llega a saber la magnitud del asunto como tal. Es muy difícil para alguien expresar por ejemplo un dolor, pues aunque se habla de dolores agudos, centralizados e intensos; nunca se puede llegar a establecer una palabra que lo caracterice propiamente.
Se deduce que el lenguaje es el tipo más complejo de comunicación intencional. Un lenguaje relaciona sistemáticamente símbolos (sonidos, letras y signos) con el significado, y establece reglas para combinar y recombinar los símbolos para ofrecer diversos tipos de información. Primordialmente a los psicólogos les interesan dos aspectos del lenguaje; cómo se adquiere y cómo se utiliza. Las emociones y el lenguaje ocurren de manera simultánea, y no interfieren la una con la otra. Como es de esperarse el desarrollo del lenguaje se genera independientemente del otro, y no se ven condicionados entre sí. Sin embargo llegan momentos en los que se complementan y con sólo escuchar o sentir alguno, inmediatamente lo relacionamos con el otro.
“El Muro”, es una película que se presta para trabajar la percepción y los estados emocionales de los espectadores, pero no se espera que todos reaccionen de la misma manera a las diversas escenas que se ahí se presentan. Si bien el protagonista intenta exteriorizar sus conflictos mentales y su realidad interna, tratando de dar a conocer sus problemas, vemos que hay cierta contradicción. Para comenzar uno de los elementos más repetitivos en la película es la imagen del teléfono descolgado que sugiere falta de comunicación. Esta idea es también expresada a través de sus continuos intentos fracasados de llamar a alguien con las esperanza de recibir una respuesta, mediante las escenas localizadas en lugares aislados, la imagen del personaje en primer plano… Posiblemente lo que intentaba manifestar era cómo a partir de hechos y de situaciones diversas, muchas veces no es imposible comunicarles a otros cómo nos sentimos; y es ahí cuando entra la idea de soledad. Algo de este ámbito abstracto no es fácil de sintetizar, y es por eso que cuando tratamos de comunicarnos, no lo logramos debido a que nadie puede sentir lo que estamos sintiendo en determinado momento. La comunicación no consiste solamente en transmitir un mensaje; el propósito de esta es precisamente lograr que el mensaje que transmita por completo y tenga una excelente interpretación. No obstante debido a la cantidad de filtros receptivos, estos nunca llegan como deberían y es ahí cuando el lenguaje falla.
Cuando se cuestiona acerca de las diversas técnicas que se utilizan para expresar distintos sentimientos, vemos que muchas veces estos sí logran reflejar nuestro constante flujo de ideas al interior de la mente. Tal como está explícito en la película2, hay muchos elementos significativos que relacionamos con otros que nos permiten tener ideas más amplias de lo que ocurre. Por ejemplo teniendo en cuenta la diversidad de sonidos que se escuchan entre una canción y otra, y la prolongación del silencio en otras, podemos asumir que cuando hay llanto, se está experimentando dolor y los gritos son a causa de su desesperación. Se infiere que el personaje se siente agitado, abrumado y confuso; y aunque la idea se da a conocer, nadie es capaz de descifrar los niveles de intensidad de sus mismos sentimientos.