Incluso la fotografía, considerada generalmente como la actividad artística más objetiva, está dotada de grandes dosis de subjetivismo. Subjetivismo, que depende exclusivamente del fotógrafo, en cuanto a la concepción y realización de la obra y subjetivismo, que depende tanto del fotógrafo como del espectador, y fundamentalmente de este último, en cuanto a manifestación artística.
Es evidente que la apreciación de una obra de arte puede ser parcial e individualizada y plenamente satisfactoria para el observador. La lectura de un libro o la contemplación de un cuadro o escultura puede resultar gratificante a nuestros sentidos sin necesidad de conocer pormenores sobre su autor, concepción o desarrollo.
Esta apreciación, pura y estrictamente sensual, constituye invariablemente la primera aproximación a cualquier manifestación artística. Muchas veces, la aproximación no progresa y la relación que se establece entre el observador y la obra de arte se limita a un "me gusta".
En otras ocasiones, tras esa primera aproximación a través de los sentidos, la valoración progresa introduciéndose en un plano mental. De la subjetividad sensual se pasa a la mental en una esfera vivencial más profunda. La apreciación se transforma en aprehensión.
De esta manera, la obra artística pasa de ser un objeto que gusta a ser algo que se vive y se siente.
La dualidad fotógrafo-fotografía, o fotografía-fotógrafo, puede parecer a simple vista más definida que en cualquier otro tipo de realización o manifestación artística.
Un pintor, escultor o escritor modifica, cuando no crea, la realidad objeto de su obra, convirtiéndose el pincel, cincel o pluma en un elemento transmisor entre el artista y la obra de arte, en un nexo de unión entre ambos. Sin embargo, consideramos habitualmente la cámara fotográfica como un elemento de separación, como una frontera, entre el fotógrafo y su obra al igual que consideramos, evidentemente de forma equivocada, que entre ambos no existe una relación o contacto fisico y que éste es necesario para establecer la relación causa-efecto y considerar la fotografía como realización artística.
Parece fuera de duda la posibilidad de aplicar el concepto de obra de arte a la denominada fotografía creativa o de composición en la que el fotógrafo crea, diseña o compone la escena u objeto a fotografiar.
Por lo que respecta a la fotografía de carácter documental, si bien es cierto que el artista no modifica la escena, también lo es que la determinación y elección de los elementos accesorios a la misma, convertidos en fundamentales por el fotógrafo: posibles encuadres, orientaciones, luminosidad,...., en cuanto a elegibles y modificables por él, entran dentro del proceso de realización artística.
No obstante, el proceso de creación artística comienza antes, con la elección de un determinado tema o motivo como desencadenante simbólico en el momento en que un objeto, motivo o escena atrae la atención del fotógrafo, sin necesidad de otras modificaciones o con ellas, y continúa con posterioridad con el tratamiento de las imágenes en el laboratorio confiriendo a la fotografia categoría de arte.
“Una pintura debe hablar por sí misma y muchas veces la gente no puede entender el arte conceptual, entonces este tipo de arte normalmente se respalda con una explicación escrita llena de palabras rimbombantes que salvan al artista. No se puede generalizar, pero hasta el día de hoy los performance y otras exhibiciones de este tipo son tan ambiguas que siempre me han dejado con una pregunta en la cabeza y hasta que leo la crítica entiendo de qué se trata. Siento que mi obra habla por sí sola y puede trasmitir un sentimiento y una emoción”.
El significado de pintar
Para Viviana pintar significa “tranquilidad, plenitud, un escape y una terapia. Es un momento en el que estoy concentrada creando algo, pero no estoy consciente de la introspección que tengo. Empiezo a trabajar con los colores y fluye la mano y la mente. No sé por qué pongo un color, probablemente es porque estoy triste o contenta y después me doy cuenta que plasmé eso. Hay una carga emotiva muy fuerte y según el momento que esté viviendo, los cuadros representan fe, esperanza o una derrota. Simplemente dejo que los sentimientos hablen y afloren, pero no lo hago conscientemente, solito sale”.