Esta descripción de cómo el poder afecta a Creonte, uno de los personajes principales de “Antígona”, y a la historia de la obra, puede ser comparada con el mismo efecto que ejerce el poder en “Una Casa de Muñecas”. Al igual que Creonte, Helmer cumple un rol antagónico y es el personaje que crea el conflicto en la obra. Se le ha otorgado un poder social que se les otorgaba en general a los hombres del siglo XIX. En aquella época, los hombres eran vistos como seres superiores, mientras que a las mujeres se las veía como amas de casa, incapaces de manejar asuntos importantes. Los hombres eran los únicos que podían tomar decisiones en la política, en los negocios y hasta en sus familias. De esta forma, el poder de Helmer proviene de una visión cultural de la época que se refuerza y aumenta por el nuevo empleo de gerente que ha obtenido. Al igual que Creonte, Helmer considera que es la única persona dentro de su entorno, que es su familia, que puede tomar decisiones. Esto obliga a Nora a aceptar las órdenes de Helmer, tratando de complacer a todos, menos a ella misma. Nora esconde el sacrificado trabajo que realizó y el préstamo que obtuvo años atrás para salvar a Helmer por temor a la reacción que éste pueda tener. De esta manera se demuestra el efecto negativo que tiene el poder en ambas obras. En “Antígona” el poder afecta a una sociedad que se ve obligada a recibir órdenes autocráticamente y, a la vez, afecta a un personaje justo, como lo es Antígona y a la familia de Creonte, mientras que en “Una Casa de Muñecas” la presencia del poder en un matrimonio otorga un sentimiento de superioridad a uno de los esposos que ve como inferior al otro y termina por romper una familia. En ambas obras, el poder quita a los protagonistas la libertad de poder tomar decisiones sin ser juzgados o dañados.
Las consecuencias de la ceguera que ocasiona el poder sobre los personajes antagónicos de ambas obras afectan a Antígona, quien es sentenciada injustamente a morir desterrada, y a Nora en “Una Casa de Muñecas”, que debe de vivir bajo el temor de revelar la verdad y ser tratada como una muñeca subyugada al poder del hombre. Además se ven afectadas la sociedad de Tebas y la familia de Creonte en “Antígona”, y la familia de Nora en “Una Casa de Muñecas”. Sin embargo, lo que produce una mayor conciencia en los personajes y en el lector sobre el efecto que tiene el poder y lo que transmite un tipo de justicia en las obras es el resultado y las consecuencias que los mismos personajes “poderosos” terminan obteniendo. Helmer y Creonte pierden lo que más quieren y lo que les da sentido a sus vidas, incluyendo el poder que gozaban. De esta manera, se presenta el poder en un sentido efímero, que logra que los personajes “poderosos” obtengan una especie de superioridad momentánea que termina afectándolos a ellos mismos debido a las decisiones arbitrarias que toman. Creonte pierde a su hijo y a su esposa, es decir, pierde a su familia y obtiene el dolor y el sufrimiento de vivir su tragedia como resultado de tomar la decisión de ordenar el destierro de Antígona. Su poder trae consigo un final trágico. De igual manera, Helmer pierde a Nora, quien entiende que éste siempre la trató como un ser inferior y que su matrimonio siempre se basó en las apariencias, siendo siempre falso. A la misma vez, Helmer está perdiendo las apariencias que siempre intentó proteger, al tener a una esposa que se rebela contra él.
Además de afectar a una familia en “Una Casa de Muñecas”, y a una sociedad en “Antígona”, los personajes principales, ambas mujeres, en las dos obras se ven directamente afectados por el mal uso del poder que ejercen Helmer y Creonte. Desde el inicio de la obra, Antígona lucha contra el poder de Creonte y va en contra de las órdenes de éste. Antígona siempre tiene un poder sobre sí misma que no deja que otros destruyan, ya que está convencida de lo justos que han sido sus actos, de los que no se arrepiente. Ella sabe que su vida corre peligro y termina siendo condenada injustamente al destierro, lo que la lleva a suicidarse. A diferencia de Antígona, Nora actúa de una manera pasiva e inocente a lo largo de la obra y acepta el machismo de Helmer. Es solo al final cuando Nora se rebela contra este poder y actúa de forma libre e independiente por primera vez. Es ahí cuando Nora logra obtener un poder sobre sí misma, ya que antes Helmer tenía un poder sobre ella. Nora fue afectada al haberse visto obligada a esconder su verdad y al sentirse inferior. Al rebelarse en contra del poder de los hombres al final de la obra, Nora rompe el esquema de la sociedad y establece un cambio en el comportamiento común de las mujeres. Se puede decir que ambas obras presentan al mal uso del poder como un factor vencido por la rebeldía de los personajes protagónicos.
Conclusión
El poder es un factor que influye directamente en Creonte y Torvaldo, que los lleva a tomar decisiones que afectan a Antígona y Nora, para luego verse afectados ellos mismos. El poder es presentado a lo largo de las obras como un arma de doble filo y como un elemento efímero, que no llega a tener un triunfo sobre los personajes, sino que es el causante de la tragedia de Creonte y de la soledad e incertidumbre de Helmer. Es por eso que se puede decir que el poder ciega a los personajes, quienes llegan a sentirse superiores a causa de él, y los hace actuar y expresarse de una manera que no refleja sus verdaderos sentimientos ni deseos, y a la vez, los mantiene en una actitud de protección hacia este factor que los hace sentir importantes. El poder afecta el desarrollo de las tramas, el desenvolvimiento de los personajes y los desenlaces, ya que es un elemento presente en las decisiones de los personajes antagónicos, quienes no sentirían la misma superioridad y no hubiesen obtenido una arrogancia si no hubiesen obtenido el poder que los caracteriza como personajes autoritarios para generar conflictos en las obras, debido a que toman decisiones incorrectas a causa del poder.
Total de palabras: 1589
Creonte: “,…yo poseo todo el poder y el trono, por ser el más próximo pariente de los difuntos.”
SÓFOCLES; Edipo rey. Panamericana Editorial, decimoséptima reimpresión, Colombia 2008. (Página 110)
Creonte: “Vigilad ahora por el cumplimiento de mis órdenes.”
Ídem p.111
Creonte: “Una de estas dos muchachas acaba de volverse loca; la otra es loca desde que nació.”
Ídem p.122
Antígona: “Y yo no he creído que tu decreto tuviese fuerza suficiente para dar a un ser mortal poder para despreciar las leyes divinas, no escritas, inmortales.”
Ídem p.118
Helmer: “Eso no lo volverá a hacer mi pajarito cantor. Un pajarito cantor debe tener el pico limpio para gorjear sin desafinaciones. Así tiene que ser ¿no? Y ahora no hablemos más de eso.
HENRIK IBSEN; Una Casa de Muñecas, Aguilar, 1998, (Página 49)
Nora: “Como quieras, Torvaldo.”
Ídem p.10
Nora: “Bueno, Cristina, ¿qué opines de mi gran secreto? ¿No te parece que yo también sirvo para algo?...”
Ídem p.27
Creonte: “Cuán desventurado soy, nunca he de acusar a nadie. La culpa es mía, sólo mía. Yo he sido quien te mató. Ésta es la verdad. Esclavos, llevadme presto de aquí, llevaos al que es sólo nada.”
SÓFOCLES; Edipo rey. Panamericana Editorial, decimoséptima reimpresión, Colombia 2008. (Página 145)
Helmer: “¡Separarme…, separarme de ti! No, no, Nora, no me cabe en la cabeza.”
HENRIK IBSEN; Una Casa de Muñecas, Aguilar, 1998, (Página 123)
Helmer: “Abandonar tu hogar, tu marido, tus hijos!.... ¿Y no piensas en lo que se dirá?”
Ídem p.118
Antígona: “Así que para mí no tiene importancia la suerte que me deparas. Pero sí me dolería ver que el hijo de mi madre quedase insepulto después de muerto; lo demás no me aflige. Y si te parece que he cometido una locura, quizá sea un loco quien me moteja de loca.”
SÓFOCLES; Edipo rey. Panamericana Editorial, decimoséptima reimpresión, Colombia 2008. (Página 119)
Nora: “Tengo que tartar de educarme a mí misma. Tú no eres capaz de ayudarme en esta tarea. Para ello necesito estar sola. Y por esa razón voy a dejarte.”
HENRIK IBSEN; Una Casa de Muñecas, Aguilar, 1998, (Página 117)