Capítulo IX: El israelita entró en la casa y vio juntos a Cándido y a Cunegunda. Entró en cólera y propuso un pleito contra Cándido; fue ganado por este último. A la madrugada del día siguiente Cándido sin vacilar dio muerte al inquisidor que había ido a disfrutar de los placeres de la bella Cunegunda. Inmediatamente la vieja propuso huir en caballos hacia Cádiz. Los tres pararon en una hostería de Avacena.
Capítulo X: En Badajoz fueron despojados de sus bienes y tuvieron que vender un caballo para poder llegar a Cádiz. Allí se estaba equipando una flota para combatir contra los jesuitas del Paraguay; los tres se embarcaron hacia América. Por algunas discusiones surgidas entre Cándido y Cunegunda, sobre su desdicha y sobre lo mejor que sería el nuevo mundo, la vieja tuvo la obligación moral de contarles su historia, para que ambos se dieran cuenta de que ellos no son los mas desdichados.
Capítulo XI: La vieja contó que hasta los principios de su adolescencia había vivido en un palacio, puesto que era hija del Papa y de una princesa. Contó lo bella que era y que su prometido la había engañado con otra mujer; por esto la madre decidió alejarse del lugar por un tiempo. Se embarcaron hacia Gaeta pero en el camino fueron abordados por unos piratas turcos, los cuales las desnudaron; luego la vieja fue llevada como esclava a Marruecos en compañía de su madre. En una guerra civil en dicho país su madre murió y ella fue violada; después de huir entre los cadáveres que habían quedado como saldo de esa guerra, la vieja fue encontrada por un hombre blanco.
Capítulo XII: El hombre la llevó para que la asistiesen, resultó ser un maestro de la infancia. Cunegunda fue llevada a Argel y vendida al rey. Allí contrajo una peste africana. Fue pasando de mano en mano entre mercaderes de distintos países, finalmente fue llevada a la frontera de Azov que estaba siendo invadida por los rusos. Ante la desesperación de los soldados por no tener que comer, decidieron comer una nalga de casa mujer; de esta forma la vieja perdió una porción de su nalga. Luego, en Rusia, trabajo bajo azotes pero al cabo de dos años pudo huir hacia Alemania. Finalmente terminó sirviendo en la casa de Isacar, el judío, donde conoció a Cunegunda y luego a Cándido.it
Capítulo XIII: Una vez en Buenos Aires, los tres se trasladaron a la casa del gobernador, allí acordaron contraer matrimonio Cunegunda y el gobernante. Al día siguiente arribó un pequeño navío del cual bajó un franciscano, era el que había robado las joyas que tenía Cunegunda. El fraile quiso vender algunas piedras precisas pero el joyero las reconoció como pertenecientes al gran inquisidor. El franciscano antes de ser ahorcado confesó que las había robado. En Buenos Aires corrió un rumor que decía que estaba por desembarcar un alcalde que perseguía a los asesinos del inquisidor. Por esta razón Cándido se tuvo que separar de la vieja y de su amada.
Capítulo XIV: Cándido había traído de Cádiz a un criado, se llamaba Cacambo, ambos abandonaron Buenos Aires para dirigirse al Paraguay, lugar que Cacambo ya conocía puesto que había nacido en Tucumán. Cuando llegaron al primer puesto fronterizo Cacambo pidió de hablar con el comandante, fueron bien recibidos. Como Cándido era alemán, el comandante quiso hablar con él, puesto que sabía hablar alemán. El comandante era el hermano de la bella Cunegunda.
Capítulo XV: El comandante le contó a Cándido como se había salvado de la muerte, cuando Cándido contó que sus planes eran casarse con Cunegunda, su hermano lo llamó insolente y lo golpeó con su espada. Cándido desenvainó la suya y dio muerte al hermano de su amada. Cuando Cacambo se enteró, le hizo poner a su amo las ropas del difunto para que no los reconocieran mientras huían.
Capítulo XVI: Mientras estaban descansando los dos viajeros, sintieron unos gemidos que aparentaban ser de mujer. Eran de dos muchachas completamente desnudas que eran corridas por dos monos. Cándido mató rápidamente a los dos monos quienes fueron abrazados muy tiernamente por las dos muchachas. A la mañana siguiente no pudieron moverse porque habían sido atados por unos orejones, quienes tenían intenciones de comerlos porque creían que los viajeros eran jesuitas. Cacambo les propuso a los orejones que llevaran la ropa de su amo a un puesto fronterizo; de esta forma quedó demostrado que Cándido había matado a un jesuita y los viajeros fueron liberados.
Capítulo XVII: Decidieron ir a Cayena, una colonia francesa, durante el camino murieron sus caballos y agotaron sus provisiones; tuvieron que vivir de la naturaleza. Subieron a una canoa que encontraron a la orilla de un río y lograron llegar a un lugar habitado: Eldorado. Los niños jugaban con tejos de oro, s}las vestimentas tenían piedras preciosas; recogieron todo lo que pudieron. Luego entraron en una hostería. Fueron atendidos muy bien por la gente del país.
Capítulo XVIII: Cándido y Cacambo estaban admirados por la riqueza de ese país, pero más les llamaba la atención que los habitantes no le dieran importancia. El hostelero informó a Cacambo sobre toda su organización y cultura. Los dos viajeros fueron al palacio del rey donde estuvieron alojados un mes; decidieron partir, se llevaron cien corderos cargados con diamantes y oro.
Capítulo XIX: A los cien días de marcha sólo quedaron dos corderos. Estaban en Surinam cuando decidieron embarcarse para ir a rescatar a la señorita Cunegunda, el capitán informó a Cándido que era muy peligroso pues ella era la favorita de Su Excelencia. Los viajeros optaron por separarse: Cacambo partió hacia Buenos Aires para rescatar a la señorita Cunegunda y llevarla a Venecia, Cándido fue estafado por un capitán, perdió casi toda su fortuna. Hizo una reunión para seleccionar a un compañero de viaje puesto que no quería sentirse el más desdichado de todos. Eligió a un viejo sabio, su nombre era Martín.
Capítulo XX: Cándido y su nuevo compañero se embarcaron para Burdeos. Durante el viaje presenciaron una batalla entre dos navíos, unos de estos pertenecía al capitán que había estafado a Cándido; fue asi como recuperó un cordero.
Capítulo XXI: Entre largas discusiones de un carácter bastante filosófico, llegaron a Burdeos.
Capítulo XXII: Cándido cedió sur rojo cordero a la Academia de Ciencias de Burdeos para que estudiaran el color de su lana. Inmediatamente se enfermó y por sus riquezas fue rodeado por medicos, devostas y personas que querían ser su amigo. Unos de sus seguidores era un abate del Périgord, llevaba a Cándido y a Martín a la comedia. Cándido quedó encantado por una actriz y el abate quiso presentárseala. El del Périgord los llevó a la casa de una dama donde podrían conocer a la actriz. En esta circunstancias Cándido le fue infiel a Cunegunda, por lo que se lamento largo tiempo. Una mañana Cándido recibió una carta de Cunegunda: estaba en esa ciudad y cerca de la muerte, postrada en una cama. Los dos viajeros fueron a la posada donde estaba la enferma, Cándido dejó unos diamantes y repentinamente apareció el abate con dos oficiales; fue así como fueron aprendidos y llevados fuera de Francia. Sacaron por conclusión que la señorita que decía ser Cunegunda era una bribona y el abate del Périgord un bribón.
Capítulo XXIII: Cuando los viajeros llegaron a las costas de Inglaterra como fusilaban a un almirante. Lo fusilaban para motivar a los demás soldados, Cándido se estremeció por esta situación. Acordaron con un capitán que los llevaría a Venecia.
Capítulo XIV: En Venecia no encontraron a Cunegunda ni nada que tuviera que ver con ella. En una plaza vieron a un pareja que paseaba de la mano y la invitaron a almorzar; la muchacha era Paquette y Cándido no la había reconocido, su acompañante era Fray Alhelí. Una vez que Cándido y Martín estuvieron solos, conversaron sobre el senador Pococurante, una persona que recibía bien a los extraneros. Acordaron ir a visitarlo.
Capítulo XXV: Pococurante los recibió de una manera muy formal y distante. Estuvo en desacuerdo con casi todas las críticas positivas de Cándido con respecto del teatro, las novelas, la música, los cuadros. Cándido creyó que era el hombre más feliz de todos porque estaba por encima de todo lo que tenía, pero Martín dijo que no lo era, pues el senador estaba disconforme con todo. Cándido asintió.
Capítulo XXVI: En una cena de la hostería en la que Cándido y Martín paraban, conocieron a seis reyes que habían sido destronados. Cacambo era servidor de uno de aquellos reyes, e informó Cándido que su amada estaba en Constantinopla. Como el amo de Cacambo tenía que ir para esa ciudad, convenció a su amo para que lleve a Cacambo y Martín en su embarcación.
Capítulo XXVII: Durante el viaje observaron como eran azotados dos remeros, eran Pangloss y el hermano de Cunegunda. Pangloss no había sido ahorcado por completo y un médico que había comprado el cadáver para examinarlo le salvó la vida. El barón no murió puesto que su herida le causó un desvanecimiento y no su muerte. Cándido pagó al capitán de la nave por los sus dos amigos y tomaron otra galera para ir a rescatar a Cunegunda.
Capítulo XXVIII: Mientras iban en busca de Cunegunda, Pangloss y el barón contaron sus historias y la forma en que habían llegado a la galera. Cada uno explicó detalladamente como habían sobrevivido a la muerte.
Capítulo XXIX: Cuando desembarcaron en las costas de la Propóntide, se dirigieron a la casa del príncipe de Transilvania, donde se encontraba Cunegunda, cuando la vieron se sorprendieron: tenía patas de gallo, el pecho liso, la cara arrugada. Había perdido toda su belleza pero Cándido rescató tanto a Cunegunda como a la vieja. Esta última propuso que se quedaran en una alquería lindera. Cándido contó que iba a casarse con Cunegunda como lo había prometido, pero el barón se opuso.
Capítulo XXX: Cándido preguntó a sus amigos que podían hacer con el barón, decidieron enviarle a Roma si que su hermana se enterase. El barón fue embarcado y Cándido pudo casarse con Cunegunda. Todos analizaron sus aventuras y desventuras, Pangloss se enfrentó a un filósofo turco que parecía bastante aislado. Finalmente Cándido, que había comprado el huerto, propuso cultivarlo entre todos.
Personajes Cándido
Cándido:
Pangloss: Es el tutor de Cándido durante su estancia en el castillo Thunder-ten-Tronckh en Westfalia, Alemania, y posteriormente se une a Cándido en algunas de sus desventuras. Como la mayoría de los personajes de Cándido, Pangloss es un "personaje plano": posee sólo leves rasgos psicológicos que no evolucionan demasiado a lo largo de la historia.