En este relato, son evidentes numerosos recursos estilísticos utilizados por Cortázar para otorgar al cuento una sensación de sospecha y misterio, sensaciones que son recurrentes a lo largo de todo este relato fantástico. Se observa sobre todo en el primer párrafo una abundancia de aliteraciones, donde el sonido “s” tiene una decantada predominancia, como por ejemplo en las siguientes frases: “penoso presenciar la sonrisa” o “veces salía sola hasta”. Esta repetición de fonemas produce un siseo casi imperceptible a primera vista, pero que contribuye a crear ese ambiente misterioso y arcano que Cortázar tan magistralmente le intenta transmitir al lector. Se observan también algunos asíndetones, como en la siguiente cita: “mueren en las casas, en los patios”. Al reemplazar las conjunciones por signos de puntuación, lo que logra Cortázar es disminuir la fluidez del ritmo del relato, que sirve de preludio para lo que más tarde va a suceder. Otra figura literaria que merece mención es la alegoría, utilizada en un momento dado para describir el origen de los rumores acerca de Delia. Mario menciona “cómo de tantos nudos agregándose nace al final el trozo de tapiz”. Vemos que es una sucesión de metáforas, en donde los nudos hacen alusión a los detalles que las personas van añadiendo a la historia de Delia, para así distorsionarla, y convertirla en una historia falsa, en un trozo de tapiz. A continuación vemos una personificación, cuando “el insomnio entraba en su piecita para ganarle la noche” a Mario. Estas dos últimas figuras literarias otorgan a la lectura un énfasis, además de dinamismo, ya que al ser figuras de pensamiento, apelan a la imaginación y creatividad del lector, para de esta manera llamar su atención. Por último se presentan a su vez algunas antítesis, como por ejemplo la siguiente “blanco sobre negro”, donde ambas palabras son totalmente antagónicas. Pero es ese contraste el que las hace especiales, debido a que esa combinación de blanco y negro acrecienta aún más esa sensación de esoterismo y misterio.
Otro aspecto a recalcar del fragmento es el tipo de narrados, que no es muy común en cuentos, pero que en los relatos de Cortázar abunda. Se trata del narrador testigo en primera persona. Es, como el nombre lo menciona, un testigo presencial de los sucesos que van ocurriendo, y a pesar de que no toma parte en ellos, los describe con tal avidez, que producen en el lector una sensación de acercamiento a lo que se está relatando, a tal punto de sentirse uno mismo un testigo presencial de lo que se relata. A pesar de que es un narrador testigo, el narrador es un narrador casi omnisciente, debido a que sabe muchas cosas acerca de los sentimientos y sensaciones íntimas de los personajes. Aún así, enfatizo en el “casi”, porque el narrador deja a su vez lugar a la duda, como cuando dice lo siguiente: “no se sabía si era cariño o dominación”. Además, en algunos casos se puede notar incluso la perspicua opinión y análisis por parte del narrador de los sucesos narrados, y llega en algunas ocasiones a entablar un diálogo interno o con el lector, como en el siguiente caso: “y entre nosotros la palabra tiene un sentido exacto”, algo que provoca que el lector se sienta aún más inmerso en esta historia atrapante y llena de suspenso. Este suspenso es además aumentado por la otredad, una técnica muy común dentro de los cuentos de Cortázar. En este fragmento específicamente, la otredad vendría a estar representada por el misterio que rodea las muertes de los dos novios de Delia, además de la afición de ella por jugar a las arañas y los extraños sucesos que la rodean, como por ejemplo la muerte del conejito blanco, las mariposas viniendo a su pelo, los gatos siguiéndola, etc.
En conclusión, vemos cómo un fragmento tan pequeño en extensión puede transmitir tanto al lector. Se maneja magistralmente la fluidez del relato, para aportar a la creación de un ambiente arcano, apto para la narración. Las figuras literarias son además utilizadas en el momento exacto para crear sorpresa, énfasis, y otras sensaciones en el lector. Un papel muy importante también lo juega el mismo narrador. Además, con la ayuda de la otredad, se da rienda suelta a un relato fantástico que no sólo trata temas como la muerte no esclarecida, sino que hace una crítica social a la hipocresía de la sociedad argentina en tiempos de Perón. En este fragmento, se habla de hechos y objetos cotidianos, totalmente normales, pero pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo tan natural e imperceptible, que dejan en última instancia al lector pasmado y sorprendido, o, en palabras de Cortázar, vencido por knock-out.