Junto con la industria, el otro pilar tradicional de la sociedad alemana era el ejército que ayudó a sostener la república, a condición de que esta se comprometiera a su vez a restablecer el orden y a reprimir cualquier intento de subversión revolucionaria. Gracias a este acuerdo, pudo restablecerse el orden en Berlín, en Múnich y en el Ruhr, que entre marzo y abril de 1920 fue escenario de violentos enfrentamientos entre las milicias obreras organizadas por los comunistas y las unidades de la Reichswehr, denominación del nuevo ejército alemán. Y también fue gracias a la postura neutral que mantuvieron las jerarquías más altas en el momento del putsch de Kapp que la república pudo sobrevivir.
Los intentos de insurrección comunista se multiplicaron entre 1921 y 1923 por el asesinato de Karl Liebknecht y de Rosa Luxemburg, perpetrado el 15 de enero de 1919, pero acabaron siendo sofocados.
Por otro lado, las relaciones exteriores en esta época mejoraron mediante el tratado de paz con los Estados Unidos y el tratado de Rapallo con la Unión Soviética, de abril de 1922, habían abierto, desde luego, una brecha en su aislamiento. Sin embargo en diciembre de 1922 la Comisión de reparaciones comprueba retrasos alemanes en la entrega de carbón y otros compromisos. Francia y Bélgica encuentren el pretexto para invadir la cuenca del Ruhr, devaluándose el marco, si a principios de 1922 un dólar correspondía a 200 marcos, en 1923 valía 18.000, a fines de enero alcanzaba los 50.000. En junio, 150.000; en julio, un millón; mediado agosto, 4 millones, y más tarde rebasa la inimaginable cifra de varios billones. A raíz de la ocupación del Ruhr, El día 1 de octubre se intentó desde esta organización un nuevo putsch hacia Berlín mientras tanto estallaba el putsch de la Cervecería de Hitler, en la mañana del día 9, un desfile nazi acabó con 16 muertos; Hitler, herido, huyó, y Baviera volvió a la tranquilidad, al menos aparente.
Debido a estos motivos la época entre 1919-1923, se conoce como una época de gran inestabilidad, sin embargo debido al apoyo del ejercito, logro superar esta difícil prueba, para iniciar una nueva etapa de consolidación del sistema. Así en 1924 se abre anunciando un período estable económica, social y políticamente. Se reconstruyen las finanzas y el sistema monetario, y se normalizan las relaciones con los aliados gracias al triángulo Stresemann - Briand-Chamberlain. Iniciando el país una etapa de prosperidad económica, debida, en parte, a la llegada de capitales extranjeros, principalmente americanos. Con esta base y con la seguridad de que a los aliados les interesaba la buena marcha de la economía con vistas al cobro de las reparaciones, la agilización de la producción, del comercio y de la liquidez monetaria quedaba asegurada y la producción alemana hizo progresos rápidos y prodigiosos. Se modernizó el utillaje y la forma de producir y comerciar; se racionalizó la producción y se llegó al más perfecto sistema de concentración económica.
Bajó el paro, subieron los salarios y descendió la conflictividad y combatividad obreras precedentes. Se acotó el mismo paro mediante auxilios económicos y seguros eficaces, de modo que los años 1927 -28 pueden ser considerados años de prosperidad.
Sin embargo, a partir de la experiencia de la crisis económica, y sobre todo la nueva de 1929 iniciada en Nueva York los partidos extremistas tanto de derecha como de izquierda, utilizaron el parlamento para destruir la democracia desde su interior, ganando votantes a los que por supuesto se les había inducido la mentalidad de que la prosperidad encerraba solo ilusión y apariencia más no era real, ya que sabían que no podrían dar un golpe de estado por lo que inicio su campaña política para obtener más y más escaños dentro del parlamento y constituir la mayoría.
El paro obrero se había precipitado antes: sólo 500.000 en 1927; 2,3 millones en abril de 1929; 3,5 millones en 1930; 5 millones en 1931, y 6 millones en 1932.
Con esta crisis política y parlamentaria urge gobernar, y el presidencialismo cae fácilmente en la tentación de los Gobiernos sin base parlamentaria. De esta forma se fue dislocando la vida política; quedó marginado el Parlamento, anulada la iniciativa política de los partidos, mientras los gobiernos eran separados de la vida parlamentaria ya no representaban ni siquiera formalmente al pueblo, sino intereses y maniobras de grupos de presión, siempre al margen de la actividad parlamentaria o sirviéndose de la misma en vez de servirla. Es el principio del fin, o, como Klein prefiere, la vuelta al caos.
Los tres pasos finales del régimen republicano son sucesivamente el Gobierno Brüning; la experiencia de Von Papen, y el corto Gobierno de Van Schleicher, que dejará la cancillería a Hitler en enero de 1933 este, en las elecciones presidenciales de marzo de 1932, fue el político más votado a continuación de Hindenburg. Los nazis se iban ya convirtiendo en la fuerza política más pujante del país.
Cuando Hitler visita al presidente Hindenburg el día 30 de agosto, le exige la cancillería como condición única para apoyar al Gobierno. La negativa de Hindenburg fue clara. Pero ante la ausencia de mayorías claras, y tras fracasar los gobiernos anteriores, Hindenburg, presidente de la República, nombra canciller a Hitler el día 30 de enero de 1933. Para tomar esta decisión han influido varios factores: el número de escaños en el Reichstag, ya que el partido Nazi es la fuerza más numerosa; las presiones de los sectores industriales que financian el nazismo como única garantía para frenar a los comunistas; y el apoyo de Von Papen y de la patronal hacia el dirigente nazi. Presionado, sin otra salida, toma esa decisión que resultaría funesta.
Con la subida de Hitler al poder, y pese a la apariencia de continuidad tantas veces afirmada, empieza de hecho un nuevo capítulo de la historia de Alemania, de importancia sustancial para la propia historia de Europa.
Por lo que los efectos de la crisis dejaron el sistema agonizante y posibilitaron el ascenso electoral de Hitler al ser nombrado canciller por el presidente Hindenburg el 30 de enero de 1933, el cual en pocos meses acabará con la legalidad republicana y establecerá un poder personal.