Ante todo, se requiere destacar la determinación de estos dos personajes para poder cumplir con su objetivo. Por una parte, se podría decir que en ambos casos, ambas desafían a quien tiene el poder sobre ellas, a sus semejantes. Se estuviera o no de acuerdo con la decisión de ellos, en esa época debía ser respetada su elección. Se puede ver como Antígona, a pesar de todo lo establecido por Creonte, hace lo que ella cree que es correcto. En otras palabras, ella entierra a su hermano, Polinices, haciendo todo lo que está a su alcance para cumplir con las leyes divinas, que para Antígona son tan importantes que al final son las que guían su vida. Así decide sepultarlo sin importar las leyes terrenales dictadas por Creonte, quien prohibía bajo toda circunstancia enterrar a Polinices, un traidor desde su punto de vista. Antígona termina sacrificando su propia vida por él. Esto muestra que sus acciones y la decisión de sepultar a Polinices eran influenciadas por sus fuertes pensamientos hacia las tradiciones griegas impuestas por los dioses. El hecho que Antígona desafiara a Creonte no lo hacía por ella misma o para su satisfacción, lo hacía simplemente porque era lo correcto. Esta idea puede ser ilustrada en el momento que Antígona le dice a Ismena:
“(…)Yo lo enterraré. Sera hermoso morir por hacerlo (…) porque es más largo el tiempo que debo agradar a los de abajo que a los que están aquí” (Prólogo, pág. 75)
Con esta frase podemos ver como Antígona es guiada por las leyes de los dioses. Cuando ella dice que sería hermoso enterrarlo hace hincapié en que lo hace para agradar a los dioses, ya que fueron ellos los que lo dictaron, y es lo correcto. Lo que se busca decir con esto es que Antígona no lo hace por y para ella, para complacerse, sino lo hace porque es su deber.
Asimismo, sobre la idea de desafiar a la autoridad para hacer lo que ella quiere, en Casa de Muñecas Nora decide dejar su vida, su marido, las críticas atrás, para seguir su esencia. Sin importar lo que decía su marido sobre los endeudamientos, ella lo hace para poder salvarlo, así fue como ella por su cuenta se atrevió a pedir plata sin que él supiera nada. Se atreve a desafiar lo que en esa época era fundamental, el poder del hombre. Además, ella quiere ser feliz, quiere encontrarse a ella misma y poder disfrutar todo lo que no pudo durante los años que fue tratada como una muñeca en todos los sentidos. Detrás de ese desafío que tiene, está la razón por la que la hace diferente de Antígona, lo hace para educarse a ella misma y poder buscar quien era en lo profundo de su ser. Para esto, basta como muestra cuando Nora le dice al Dr. Rank lo siguiente:
“Tú no podrías saber que Torvald me las tenía prohibidas…Pero, en fin, por una vez no va a pasar nada” (Acto I, pág. 64)
En este momento de la obra, Nora come nueces que su marido por alguna razón no le permitía hacerlo pero desafía su decisión y las come igual ya que el hecho de hacer esto la ponía contenta y de algún modo satisfacía esta necesidad. Considerando esto, Nora demuestra que desafía a las reglas de su tiempo para serle fiel a su esencia y no porque era su deber o lo correcto.
El siguiente punto trata de la influencia ejercida por la sociedad de ambos tiempos. Como ya mencioné previamente, la decisión de Antígona se basa en las creencias inculcadas por su familia y la gente que la rodeaba y aunque ella lo lleva a un extremo ya que se sacrifica por esto, se puede ver que gran parte de esa decisión reflejaba el impacto de la sociedad en ella. En un momento de la obra ella dice:
“(…) no fue Zeus el que me mandó a promulgarla, ni tampoco los dioses subterráneos (…) estas leyes no son de hoy ni de ayer, sino de siempre” (Episodio II, pág.85)
Hace referencia al hecho de que todo Grecia ha crecido siguiendo estas tradiciones y que Antígona ha aprendido a seguirlas, sin importar las consecuencias. En contraste, Casa de Muñecas fue escrita en una sociedad y tiempo totalmente diferente. La crítica social que hace Ibsen con el teatro se cuando Nora decide separarse de su esposo. Dicho de otra manera, durante toda la obra Nora sigue la voluntad de su marido pero en un momento, produciéndose un giro en la historia, Nora decide que es tiempo de sobrellevar su vida y ponerse al frente de ella para empezar a controlarla. Así es como decide dejar lo que ella más quería y lo que pensaba que la hacía feliz, su familia. Por consiguiente, se ve una de las razones por la cual esta obra termina de esta manera: porque Ibsen seguía la idea del individuo en contra de la sociedad. Esto no solo se ve en la partida de Nora sino también se ve cuando Nora le explica a Torvald:
“(…) Sé que la mayoría de los hombres te darán la razón, Torvald, porque así está escrito en los libros” (Acto III, pág. 167)
Con esta declaración, Nora demuestra que en ese momento lo que los hombres decían era lo correcto. Hay que tener en cuenta que la mujer tenía poca opinión y como ya mencioné previamente el dejar al marido estaba muy mal visto y para una mujer era casi imposible hacerlo. Sin embargo, ella cansada de este poder ejercido sobre ella, decide que no le importa lo que digan los hombres, que era lo que establecido.
En efecto, las distintas sociedades influyen tanto en el comportamiento de los personajes como en el desarrollo y final de ambas obras. Así también como el tiempo en el que fueron escritas y con qué objetivo reflejan también el final de las dos obras y se puede ver como un justificativo de los actos de Nora y Antígona.
Para concluir, se podría decir que ambas protagonistas son impulsadas a llevar a cabo sus acciones por diferentes cosas, una buscaba la “salvación” y la otra se buscaba a ella misma. Sin embargo, sea cual sea la razón en el fondo de sus actos, ambas son capaces de lograrlo, superan todo lo que las separa de su objetivo. Sin importar el contexto a su alrededor, cómo fueron criadas, las costumbres de ese tiempo, ellas pueden lograr lo que se proponen. Aunque Antígona decida hacerlo por los demás hay que considerar que al respetar sus creencias, para ella lo que hizo es lo correcto aunque la consecuencia fue devastadora. Asimismo, para terminar, podríamos decir que no importa lo que el entorno piense mientras siempre alguien le sea fiel a su esencia, lo que hace ser eso y no otra cosa.
Sófocles, (2009), Antígona, Buenos Aires, Argentina, Ed. La Estación.
IBSEN, Henrik, (2006), Casa de Muñecas, Madrid, España, Ed. Losada.
Todos los ejemplos citados corresponderán a las mencionadas obras.
Filósofo importante del siglo XIX que introdujo en nihilismo que significa la nada misma