En el acto III, escena v, Romeo y Julieta consuman su matrimonio, poco después éste debe irse de Verona para cumplir con su destierro. Éste es el punto en el que todo comienza a empeorar para ambos, su progresiva separación donde Romeo debe marcharse y Julieta tomará malas decisiones a causa de su destino.
Romeo planea suicidarse en el acto V, escena i, debido a que cree que Julieta ha muerto. Más tarde en el acto V, escena iii, los dos deciden morir, no pueden imaginar vivir sin el otro. Dicha incapacidad de poder concebir la vida sin el otro, simboliza la mayor expresión de su amor.
Ahora, tras haber resumido los aspectos más importantes, pasaremos a describir los cambios producidos en Romeo y Julieta a causa del amor.
La forma en que los amantes perciben el amor a lo largo de la obra es similar a un proceso de transformación en su actitud para con éste. Durante el desarrollo de las primeras escenas, donde Romeo se describe locamente enamorado de Rosalina, se nos muestra un amante petrarquiano, ejemplo clásico de la poesía amorosa isabelina. No solo ama a Rosalina, sino que demuestra su amor utilizando frases no convencionales, altamente cargadas de influencia poética. El amor que siente hacia ella, se mezcla hasta fundirse con la adoración.
“Oh amor pendenciero! Oh odio amoroso! Oh suma de todo, primer engendro de la nada! Oh pesada ligereza, grave frivolidad! Informe caos de formas armoniosas a la vista! Pluma de plomo, humo resplandeciente, fuego helado, sanidad enferma, sueño de perpetua vigilia, que no es lo que es! Tal es el amor que siento, sin sentir en tal amor, amor alguno.
(Acto I, escena i)
“Cuando la fervorosa religión de mis ojos mantenga semejante falsedad, truéqueme al punto mis lágrimas en llamas; y estos claros herejes, tantas veces inundadas sin poder morir jamás, sean quemados como impostores! Una mujer más bella que mi amada! El sol, que todo lo ve, no vio nunca, nunca su parecido desde la autora de los tiempos!
(Acto I, escena ii)
Mercutio (amigo de Romeo) describe su amor de la siguiente manera:
“Ahora está la lira del Petrarca. Laura, ante su dama, no era sino una ninfa fregatriz, aunque, por cierto, tuvo una amante más hábil para cantarla en sus rimas”
(Acto II, escena iv)
Rosalina es únicamente descrita a través de lo que Romeo nos detalla. El papel de Rosalina es establecer un contraste con Julieta, para que simpaticemos mas con Julieta (The new Penguin).
Benvolio (amigo de Romeo) le sugiere encontrarse con otras mujeres, para así entender que Rosalina no es diferente de ellas. Romeo, actuando como un joven inmaduro, se niega, sufriendo de un amor platónico. Se halla enamorado del concepto de estar enamorado, no se encuentra realmente enamorado. Su idea del amor se halla sumida en la creencia de que su amor es verdadero, de que no puede dejarlo ir, y de que dejarlo ir sería un error. Se niega a aceptar que está equivocado, su pasión incontrolable adquiere márgenes obsesivas de continuación. A través del desarrollo del concepto amor en él, se dará cuenta del verdadero amor, cuando conozca a Julieta, donde el amor será igual de ambas partes.
“Por ventura amó hasta ahora mi corazón? Ojos, desmentidlo! Porque hasta la noche presente jamás conocí la verdadera hermosura!
(Acto I, escena v)
Las expresiones antinaturales usada con anterioridad para dirigirse a Rosalina y en sus descripciones, desuelan su figura, son ahora profundas y sencillas. Mercutio nota el cambio y agrega:
“ No vale más esto que gemir de amores? Ahora eres sociable, ahora eres Romeo!”
(Acto II, escena iii)
La inconstancia del amor hacia Rosalina y la constancia del amor hacia Julieta plantean un contraste, ya que Romeo le será fiel hasta la muerte. El amor por Rosalina (ideal) muere rápidamente. Cuando Fray Lorenzo le pregunta por ella, Romeo dice:
“¿Con Rosalina, reverendo Padre? No! He olvidado ese nombre y la amargura de ese nombre!”
(Acto II, escena iii)
Rosalina representaba tan solo la consecuencia de la idea de estar enamorado característica del primer Romeo que se nos muestra. Una idea, tan solo la obra imaginativa de la mente del amante, de ninguna manera su verdadero amor, su verdadera razón de ser. A partir de éste momento da inicio un proceso de maduración que seguirá a lo largo de toda la obra, mantiene su impetuosidad, pero debe sobrepasar varias pruebas de madurez.
“Compra alimentos y repón tus carnes…” (al ver al boticario como un ser vivo)
(Acto V, escena i)
“Vive y sé feliz. Y adiós, buen compañero!” (al preocuparse por su sirviente Baltazar)
(Acto V, escena iii)
Julieta muestra un cambio diferente, no exactamente de actitud hacia el amor, sino de desarrollo de un nuevo sentimiento en su interior, al despertar éste por primera vez.
En un comienzo, se nos presenta a Julieta como una chica modesta, sin ideas acerca del amor. Obedece a sus padres y no se queja de su matrimonio con Paris, al hablarle a su madre:
“Veré de amarle, si el ver mueve al amar, pero las flechas de mis ojos no irán más lejos de lo que permita el impulso que preste a su vuelo vuestro permiso”
(Acto I, escena iii)
Al conocer a Romeo, adopta una actitud diferente, partiendo de la base que transfigura completamente su visión del amor, rechaza las órdenes de sus padres, se casa con Romeo en secreto. Su personalidad se vuelve fuerte y madura, al confesarle Romeo, su amor, ella le habla de manera muy directa:
“Tú sabes que el velo de la noche cubre mi rostro, si así no fuera, un rubor virginal verías teñir mis mejillas por lo que me oíste pronunciar esta noche. Gustosa quisiera guardar las formas, gustosa y gustosa negar cuanto he hablado: pero adiós cumplimientos! ¿Me amas? Sé que dirás sí; y yo te creeré bajo tu palabra”
(Acto II, escena ii)
“Oh gentil Romeo! Si de veras me quieres, decláralo con sinceridad”
(Acto II, escena ii)
“… pero, créeme, hidalgo, daré pruebas de ser más sincera que las que tienen más destreza en disimular”
(Acto II, escena ii)
Julieta es práctica y realista:
“Y dime ¿cómo has llegado aquí y para qué? Las tapias del jardín son altas y difíciles de escalar, y el sitio, de muerte, considerando quién eres, si alguno de mis parientes te descubriera”
(Acto I, escena ii)
Romeo en cambio, intenta evitar la realidad usando poesía:
“Con ligeras alas de amor franqueé estos muros, pues no hay cerca de piedra capaz de atajar el amor, y por lo que el amor puede hacer, aquello que el amor se atreve a intentar, Por tanto, tus parientes no me importan”
Cuando la nodriza le recomienda casarse con Paris, Julieta llora valientemente:
“… me dispongo a ir a la celda de Fray Lorenzo a confesarme y recibir su absolución.
…Vieja condenada! Oh perversísimo demonio!”
Debido al cambio trascendental sucedido en el interior de la percepción de Julieta, por el que una niña de 14 años aparece en el acto I, sin conocimiento del amor en absoluto bajo el ala protectora de sus padres y el resguardo propio de su conducta fiel a éstos, se convierte tras enfrentarse a una difícil situación en alguien independiente, creadora de sus propias ideas y percepciones fieles a sus principios. Romeo no consigue este grado de responsabilidad.
Ambos sufren un cambio, en Romeo, es similar a un regreso a algo que ya sintió en parecido. En Julieta el cambio es más real, al ser éste su primer amor. A través del proceso de cambio, los amantes van gradualmente separándose de sus familias y amigos a causa de su amor.