Dentro de las influencias ambientales que recibe la personalidad de cada individuo, no es necesario tener en cuenta sólo el suceso, acontecimiento en sí, sino también en qué momento de la persona sucedió. Esto es importante ya que existen periodos críticos en el desarrollo de la personalidad en la que el individuo es más sensible a estas influencias ambientales. Por ejemplo cuando un bebé o un niño de dos años es picado por una araña, este individuo puede desarrollar a largo plazo una fobia hacia estos animales, llamada aracnofobia. Pero cuando una persona de mayor edad, por ejemplo un adulto de cuarenta años es mucho menos probable que desarrolle una fobia o trastorno mental a causa de el piquete de una araña.
Los expertos en esta temática de la personalidad cree que las experiencias de un niño en su entorno familiar son las más importantes, especialmente la forma en que sean satisfechas sus necesidades básicas o el modelo de educación que se siga, aspectos que pueden dejar una huella duradera en la personalidad. Por ejemplo, cuando a el niño se le enseña a controlar sus esfínteres demasiado pronto o demasiado rígidamente puede volverse un provocador. Los niños aprenden el comportamiento adecuado de su sexo por identificación con el progenitor de igual sexo, o también por el comportamiento de los hermanos y/o hermanas, especialmente los de mayor edad, quienes pueden influir en su personalidad más directamente.
Dentro de las influencias ambientales también se encuentran las tradiciones culturales. Uno de los autores de esta teoría es Margaret Mead, quien al convivir con dos tribus diferentes, que vivían en el mismo lugar, bajo las mismas características étnicas notó la gran diferencia que había entre estas. Mientras que una de las tribus demostraba un comportamiento notoriamente pacífico, cooperativo y amistoso, la otra tribu demostraba lo contrario, un comportamiento hostil, desafiante y competitivo.
Sigmund Freud para estudiar el comportamiento humano se basó en la conducta humana. Él describió la conducta humana en dos partes; los instintos inconscientes y los instintos conscientes. Para él los institos provenían de la necesidad de supervivencia del ser humano, la auto preservación y de los aspectos mejores analizados, el sexo. Dentro los instintos conscientes él clasificó el Ello y el Yo, el describió el Ello como una seria de impulsos y deseos inconscientes que sin cesar buscan la manera de ser expresados, mientras que el Yo es la parte de la personalidad que discierne según el ambiente, es decir la realidad, y el consciente, lo que más adelante él llamo el Superyo.
Por otro lado uno de los aspectos que afectan al individuo es el Temperamento, como lo dice la misma palabra el temperamento es una medida (del latín temperamentum, ‘medida’), es la peculiaridad e intensidad individual de los afectos psíquicos y de la estructura dominante de humor y motivación de cada persona.
Médicos de la antigüedad como Hipócrates y Galeno distinguieron cuatro tipos de temperamentos diferentes, considerados como la emanación del alma por la interrelación de los diferentes humores del cuerpo: sanguíneos, las personas con un humor muy variable; melancólicos, personas tristes y soñadoras; coléricos, personas cuyo humor se caracterizaba por una voluntad fuerte y unos sentimientos impulsivos, en las que predominaba la bilis amarilla y blanca, y flemáticos, personas lentas y apáticas, a veces con mucha sangre fría, en las cuales la flema era el componente predominante de los humores del cuerpo.
Esto nos indica que el temperamento es algo biológico que se transforma en algo mental, y en la actualidad se ha comprobado que ciertas características del temperamento se deben a procesos fisiológicos del sistema linfático. Por lo tanto se puede deducir que el temperamento es enormemente influenciado genéticamente. También se sabe en la actualidad, que los efectos intensos y permanentes del entorno pueden llegar a influir de forma importante la formación del temperamento de cada individuo.
Los estudios actuales del temperamento llegan más afondo, y han clasificado los diferentes tipos de temperamento que se pueden llegar a presentar en un individuo según sus características biológicas. Esta clasificación se desarrolla a partir del periodo intrauterino durante el desarrollo del embrión. El desarrollo del embrión se lleva a cabo por tres etapas diferentes, la primera es llamada Interna, la segunda es la esquelética, y la tercera es la externa.
La etapa interna es la que origina los sistemas digestivo y respiratorio, dentro de esta etapa según la apariencia del feto se puede ver características como el tórax y abdomen prominentes, rostro ancho, cuello corto, brazos y músculos robustos, con manos y pies pequeños. Esto indica un temperamento tranquilo, sentimientos simples y fácilmente accesibles, amabilidad y afecto, con gran energía y que disfruta de compañía.
La etapa externa si demuestra una complexión decididamente alargada, huesos delgados, músculos no muy desarrollados, piernas largas, hombros caídos, vientre hundido, tórax estrecho, el rostro de tendencia oval, cuello largo, brazos extensos, piel delgada y pálida demuestra un temperamento en el individuo muy inquieto pero a la vez más intelectual, tienden a la introspección, aborrecen y tratan de eludir las dificultades que se les puedan presentar.
El último concepto a ver es el Carácter, este se denomina como el conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han adquirido durante toda la vida y que dan como resultado el modo de ser de cada persona.
El carácter junto con el temperamento y las aptitudes ya anteriormente vistas se configura la personalidad de un individuo. Con esta noción se hace referencia a disposiciones permanentes, profundas y difícilmente modificables, es decir que de todas las partes del individuo la más rígida y estable es el carácter. La génesis y estructuración de lo que ahora se conoce como carácter han sido dadas gracias a las diversas investigaciones y propuestas teóricas bien conocidas como son las de Klages, Lersch, Wellek, Rothacker, Lewin y Freud. De todas aquellas teorías lo que tienen en común es la idea de que el carácter no se manifiesta de forma total y definitiva en la infancia, sino que pasa por distintas fases hasta alcanzar su completa expresión al final de la adolescencia. De ese modo se podría decir que, uno es responsable de su propio carácter y de cómo ha aprendido. Por eso el carácter es más considerado como una valoración moral, la cual refleja la educación que ha tenido el individuo en el desarrollo de su vida.
Otra corriente importante dentro de el carácter es la conductista, representada por psicólogos como el estadounidense Burrhus Frederic Skinner, quien hace hincapié en el aprendizaje por condicionamiento. Él considera que el comportamiento humano es principalmente determinado por sus consecuencias. Si un comportamiento determinado resulta en algo positivo, esto reforzará el carácter y en un futuro posiblemente se repetirá; por el contrario, si las consecuencias son negativas, por ejemplo un castigo, la probabilidad de repetirse será menor y esto afectará directamente la formación del carácter de la persona.
Para concluir se pudo ver a través de este escrito que un individuo puede ser ciertamente categorizado, pero todo individuo es único, y aunque hayan muchas similitudes entre ciertos individuos, estos siempre van a estar separados por algún mínimo detalle. Todas las teorías mentales de las que se hablaron en este ensayo no son científicamente comprobadas y no hay ningún patrón que siempre pueda predecir el comportamiento de los individuos. La excepción a esto sería el temperamento, pero lo que hace la biología y la psicología en el temperamento de las personas es generalizar ciertos conceptos y características que pueden reflejar los individuos a causa de ciertas características físicas.
Bibliografía:
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