Cada vez al negocio de los perfumes le iba mejor pero él no lograba acercarse a aquella mujer que lo fascinaba. Un día ella llegó a la puerta de la perfumería la panadería donde ella trabajaba había cerrado y había quedado sin empleo, su madre estaba muy enferma y necesitaba realmente del dinero así que Grenouille muy contento la recibió como asistente recordando como él mismo había trabajado alguna vez para maître Baldini. Grenouille le enseñó a Julie Montaine, por fin sabía el nombre de la chica, las diferentes formas de crear un perfume y día a día se empezaron a conocer más y a volverse amigos. Julie estaba realmente feliz de trabajar para Grenouille, él le pagaba más de lo necesario así que ella podia comprarse diferentes cosas para ella y su madre y además descubria que él era una gran persona.
A medida que los años fueron pasando la relación entre Julie y Grenouille era cada vez más estrecha y un día de verano después de cerrar la perfumería Grenouille con la luz de la luna alumbrando la cara de Julie dijo:
- ¿Has ido alguna vez a París?
Julie un poco avergonzada contestó:
- No nunca he estado en París pero he oido que es una ciudad realmente hermosa.
En ese momento a Grenouille se le ocurrió algo.
- ¿te gustaría ir conmigo?
.La idea de viajar a Paris la emocionaba así que no dudó en decir que sí.
Como el negocio de Grenouille había prosperado tanto no hubo problema con contratar un coche para partir a Paris al día siguiente. Cuando arribaron a Paris Julie estaba saltando de felicidad no podía creer estar en una ciudad tan magnifica como ésta.
Recorrieron Paris; aunque a Grenouille no le agradaba mucho debido al fuerte olor que ésta expedía, él estaba feliz sólo de estar con Julie. Se registraron en el mejor hotel y salieron a comer como en diferentes ocasiones lo habían hecho, pero esta vez algo cambió. Grenouille había estado ese día en una de las tiendas de joyas más finas y caras de Francia y había comprado un anillo muy hermoso que llevaba en el bolsillo. Después de haber terminado lo que habían ordenado Grenouille, aunque, nervioso dijo:
- Julie durante estos años tú me has mostrado y me has tratado de la forma que nunca antes lo habían hecho y quiero tenerte a mi lado por el resto de mi vida.
Grenouille calló un momento y luego prosiguió sacando el anillo de su bolsillo.
- ¿Quisieras ser mi esposa?
Julie quedó perpleja, no sabía qué responder, era algo que no se esperaba, vaciló un momento y contestó que sí.
Grenouille sintió que moría de alegría no lo podía creer iba a casarse con la mujer de sus sueños.
Un par de semanas más tarde Grenouille y Julie se casaron en una pequeña capilla a las afueras de Lyon. Aunque Grenouille estaba feliz se sentía un poco triste al ver a la madre y al padre de Julie. Por primera vez le hacia falta una familia, su familia, y en ese momento recordó que se estaba casando y por consiguiente iba a formar una propia y esto lo emociono y lo hizo más alegre que el mismo matrimonio. Como Grenouille se había vuelto bastante famoso en su pueblo y en otras ciudades gracias a sus exquisitos perfumes muchas personas asistieron a la gran fiesta como el maître Baldini y el curtidor para el que Grenouille había trabajado cuando joven. Había todo tipo de comidas y el baile se prolongo hasta el día siguiente.
El día de su boda fue para Grenouille el inicio de una nueva vida y el siempre lo recordó con gran alegria. El tiempo paso y con el llegaron dos nuevas personitas a las vidas de la familia Grenouille ellos eran Marie e Yves que eran mellizos. Sus padres los amaban y se aseguraban de cuidarlos y darles todo el cariño que Grenouille nunca recibió, asistían a un colegio privado y tenían todo lo que deseaban.
Debido a que Grenouille había vivido viajando conoció lugares y pueblos que aunque el no había notado su belleza si había percibido el olor tan fresco y dulce que emanaban ya que los lugares hermosos al igual que las mujeres muy lindas tenían un olor que era delicioso así que con sus hijos y Julie se propusieron conocer el mundo. Vivieron así durante varios años, conocieron lugares que nadie creería que existieran y criaturas tan bellas y nobles que ellos se sentían en otro planeta. Grenouille era definitivamente otra persona, nadie habría creído que era el mismo ser que había habitado una cueva comiendo animales muertos y que lo único que había tenido importancia alguna vez en su vida eran los olores, ahora lo que lo preocupaba y le daba su razón de vivir era su familia. Su felicidad era tan enorme que no podía creer que fuera verdad.
Llevaban ya mas de diez años de viaje, de felicidad y como nada puede ser para siempre perfecto y para ellos esto era la perfección la desgracia llego a la vida de Grenouille. Estaban en África en Marruecos, Grenouille salio a vender, por que a pesar de todo seguía con su negocio pero de ciudad en ciudad, su mujer y niños se quedaron solos entonces unos hombres entraron y acabaron con ellos. Al regresar Grenouille no supo que hacer ya que como nunca antes nada le había importado mas que los perfumes se hallaba en un estado de desesperación que aunque duro unos pocos minutos para él fue toda una eternidad. Cuando pudo reaccionar lo primero que hizo fue seguir el olor de los malhechores. Los encontró gracias a su experiencia olfativa y como conocía gran cantidad de olores les aplico el de la culpabilidad que cuando la policía lo sintió sin saber por que los arrestaron por homicidio.
A pesar de que los culpables de su miseria se encontraran en la cárcel para alguien como Grenouille esto no era suficiente el necesitaba algo mas. De repente como si su época de felicidad prefecta no hubiera existido, Grenouille saco todo el odio que alguna vez había sentido, lo que había sido en un principio y toda la rabia
y se le ocurrió una idea. El olor que había recogido de cada muchacha hermosa y que era un olor que haría que todos lo quisieran, ese olor lo convertiría en un Dios.