El mismo Mañas lo describió como “un argot urbano de la casta”, un elemento que une y crea fuertes lazos entre sus componentes: aquí la lengua se transforma en un instrumento de identidad, una forma de ser, una común denominador, una jerga metropolitana real, altamente innovadora y expresiva que surge sobre todo en cuestiones tales como la diversión compartida, la música, el fútbol, el cine, el alcohol, el sexo, las drogas, la moda, etc.
3. EL USO DE LA LENGUA EN LA NOVELA DE
JOSÉ ÁNGEL MAÑAS .
El tratamiento del lenguaje en esta obra llama a la atención por su heterodoxía, que se manifiesta sobre todo en la utilización de una lengua coloquial y la introducción de términos nuevos y que pertenecen, en gran medida, a los medios de expresión audiovisual.
Las peculiaridades lingüísticas de la novela afectan a diversos aspectos: empezando por la variedad de campos semánticos hasta la gran presencia de anglicismos y creaciones de vocablos propios a partir del inglés, palabras malsonantes y nombres de marcas.
El autor narra la realidad madrileña de los noventa y describe a los protagonistas haciendo uso del habla que los caracteriza, ya que el lenguaje es uno de los rasgos que definen a una persona, al ser expresión de su personalidad, grupo social al que pertenece, actitud, procedencia geográfica, nivel socio-cultural, etc...
Por lo tanto, desde la perspectiva diatópica —debida a la procedencia geográfica del hablante, los dialectos—, en Historias del Kronen se podrían analizar las diversas soluciones fonéticas y prosódicas del español, las peculiaridades léxicas y del acento de unos personajes de la novela que incluso el autor transcribe:
-
A lo largo de toda la novela encontramos a la criada filipina (que Carlos llama la fili) que trabaja a servicio de la familia de Carlos. El español que habla es muy simple, hecho de frases breves sin coordinadas y subordinadas. Estamos frente a un caso de estereotipización de las variedaded dialectales del idioma primario (en este caso el filipino) que produce un idioma secundario estereotipado, llamado habla extranjerizante, que resulta ser una variedad dialectal del idioma (aquí el español). En el texto el narrador reproduce la versión fonética de los términos utilizados por la camarera. Por ejemplo:
-
La filipina ya está levantada. Dice: «buinos días» (p. 26).
-
No, no istá,... ha salido... (p. 38).
-
Sí, ha llamado Ribeca y Robirto (p.38).
-
Carlos, tiléfono (p.49).
-
Otra variedad fonética que nos propone el escritor es la del novio de una amiga de Carlos, Laura, un personaje marginal de la novela, llamado el maki (“fan de la música sintética”), procedente de un barrio periférico:
-
Yo allí, en mi barrio, en Prospe(ridad) (...) Está muy localizao, recién salido de Carabanchel y esas cosas (...) y se traía kilos pa Madriz (pág. 94).
Esta solución está caracterizada por un habla descuidada con desaparición de la –d- intervocálica del participio y conversión del morfema –ado en -ao, terminación en -z de Madrid y síncope de la preposición para > pa.
-
Hombre, ya te digo. Pero la mili ya no es ná. A mí me tocó hacerla en Madriz, como a casi tó quisqui ahora, y ná, se salía uno cada viernes al mediodía y a las cuatro ya, en casita, como si fuera un curro cualquiera. La mili ahora está tirá, una tontería (pág. 94).
En el texto hay unos casos de síncopa, de sustantivos como mili>militar, de adverbios como ná >nada y de verbos como tirá > tirada. Es como si su lenguaje fuera un subcódigo para enfatizar su procedencia del barrio.
-
Es igualmente ejemplo de habla extranjerizante el habla de la yanqui, es decir una americana, «con acento guiri muy marcado», dice Carlos. Los guiris son los extranjeros planteados en España que hablan con un acento muy fuerte, sobre todo en la pronuncia de la /s/ sibilante. Por ejemplo:
-
Grasias. (pág.114)
-
Tengo desir adiós amigos. (pág. 116)
Desde la perspectiva diastrática –variantes lingüísticas socioculturales-, estamos frente a un sociolecto, en el que el referente fundamental es la edad. Los protagonistas comunican a través de una jerga juvenil que pertenece a una generación y no a un grupo social exclusivo. Es cierto que tiene sus orígenes en sectores marginales vinculados al mundo de la droga y de la delincuencia, pero en la novela esta jerga sale de los sectores que la originan y la inspiran -los marginales- y se incorpora a la expersión lingüística de la juventud de la gran ciudad – Madrid.
La lengua que utilizan estos jovencitos bien es el cheli – denominación que recibió esta variedad en la década de los ochenta- para situarse en un nivel alejado del que socialmente pudiera corresponderles. El narrador/protagonista y sus amigos más íntimos han estudiado en el liceo francés, colegio entre los más caros y de mayor prestigio de Madrid, pertenecen a una clase media-alta pero hablan el argot de los pequeños delincuentes y quinquis de los barrios periféricos.
Lo diastrático depende en gran medida del aspecto diafásico (individual) de la lengua, es decir sus variedades funcionales. Son los llamados registros lingüísticos. Estos registros aparecen en función de las características de la situación o del contexto comunicativo en el que se encuentra el hablante. Por ejemplo, el registro coloquial lo utilizamos en situaciones informales, como entre familiares o amigos y cada registro utiliza su propio campo semántico. El argot utilizado en Historias del Kronen engloba diferentes campos semánticos: el estudio, el trabajo, el ocio, la diversión que muchas veces supone la bebida, y la comida, la música, el sexo y la droga. En el ámbito de las relaciones interpersonales se puede incluir el léxico que se usa para referirse al grupo de amigos y a la esfera del ligue.
- ANALISIS DEL ASPECTO MORFO-SINTÁCTICO.
El habla de los jóvenes, como el cheli y las de otras subculturas, se caracterizan por la acepción de ciertas formas subestándar como medio de distinguirse de la lengua estándar hablada por la gente “normal”, de la misma manera que adoptan gestos, modos y modales diferentes que les sirve de mecanismo de defensa y al mismo tiempo de señal de identidad. Con ese propósito crean palabras nuevas, las deforman o dan nuevas acepciones a las ya existentes, o bien las toman directamente de sociolectos marginales o lenguas extranjeras. Las diferencias afectan principalmente a la morfología y al léxico, y en menor medida a la sintaxis y la fonética. Su diferenciación con respecto a la lengua estándar estriba más que en el significado -los referentes son los mismos- en el significante, lo que da al significado un valor claramente connotativo, las más de las veces peyorativo.
- Cambios de tipo gramatical:
Si a través de la historia de la lengua, la alternancia entre formas con uso transitivo que pasan a intransitivo y viceversa, es un cambio que se puede considerar como previsible, en el lenguaje juvenil se puede hablar de valor caracterizador. Se observan en Historias del Kronen: estructuras intransitivas que funcionan como transitivas, como por ejemplo, con el verbo currar: “...Pues yo me curro un ritmo guapo y luego le meto la melodía que me va saliendo, medio inventada...” (pág.51), hacer: “¿No os haría ir de tripi esta semana? ...” (pág 57).
Registramos también verbos de estructuras transitivas que funcionan como intransitivos: abrirse, irse, marcharse, privar, dar(le), enrollar; el incremento reflexivo, habitual en verbos como enrollarse, colocarse, engancharse indican que dicho elemento no puede considerarse como complemento pronominal y que cumple al lexicalizarse una función intransitivadora.
Además se pueden señalar estructuras intransitivas que funcionan casi como atributivas con el verbo ir + de + adjetivo/sustantivo: ¿de qué vas?, es decir, ¿qué quieres?, ¿qué piensas?, ir de marcha, ir de normalito, esta última dicha por la madre de Carlos. Para concluir, hemos querido señalar la novela Historias del Kronen dentro del interesante fenómeno del lenguaje juvenil en el español actual. Al margen de la consistencia estilística, más bien inédita, que con este lenguaje logra Mañas, hemos pretendido subrayar en esta novela la variedad de procedimientos utilizados para la renovación terminológica.
-
Cambios de tipo sintáctico: cuando se modifica el orden de las palabras y se crean nuevas formas expresivas: anacolutos estrucuras inncompletas:oraciones suspendidas y sincopadas yuxtaposicion oraciones subordinadas.(apuntes pag 10)
- Nexos sintácticos: enlaces coloquiales Suportes conversacionales oye, anda
Formas de tratamiento, apelación y referencia.
El nombre propio constituye la forma específica para el tratamiento, la apelación y la referencia a una tercera persona. Además de éste, en la lengua coloquial se da un uso profuso de términos metafóricos, interjecciones apelativas y otras construcciones que ahondan en la expresividad. En este sentido vamos a comentar algunos aspectos característicos en el texto que analizamos.
En primer lugar, se da un uso frecuente del nombre propio en función vocativa y designativa, forma habitual de tratamiento entre conocidos en el coloquio.
Ahora bien, la peculiaridad que observamos es la anteposición de las formas del artículo el/la, fenómeno que siempre ha caracterizado al habla rural y que en la actualidad se da en el hablade algunos jóvenes urbanos, aspecto que documentamos en esta novela y que hemos observado, aunque no de manera general, en la elocución de jóvenes en contextos en los que, a veces, prevalece una designación despectiva.
En Historias del Kronen, la presencia del artículo parece darse de forma preferente cuando el nombre propio se emplea en función referencial a una tercera persona de la que se habla, no en función vocativa, en la que prevalece el uso normal sin artículo:
-
Luego mira su reloj y dice: joder con el Pedro, desde que tiene novia pasa de todo el mundo (pág. 11).
Entre las fórmulas de tratamiento, más concretamente del nominal, hemos de destacar el uso casi exclusivo de tronco/a, tío/a y colega, propios también de la jerga juvenil:
-
Uah, tronco, eso sí que sería acojonante (pág. 21),
-
Me han jodido el baño en Cibeles, tronco (pág. 11).
-
Bueno, troncos. Vamos de marcha. ¿ no? (pág. 15).
-
Me tienes que avisar con un poquito de antelación, tronco (pág. 16).
El empleo de tío/a queda relegado a la referencia en tercera persona con el significado general de «individuo o persona»:
-
Pues nada, iba a pillar hoy pero no he podido localizar al tío (pág. 43).
-
(...) tener que buscar un sitio para dormir, meterse en un bar asquerso para liarse con un tío, para buscar un techo (pág. 35).
-
Un tío guay, nada que ser con el pesado de Raúl. (págs. 11 - 12).
Junto a estas formas, el habla femenina —en boca de la hermana de Carlos, de la prima o de alguna amiga— prefiere el empleo de hijo/a. Sin duda este fenómeno no es exclusivo de la jerga, sino del coloquio en general y sin restricciones de edad:
-
¡Que enciendas las largas! —le grito a la gorda.
-
Hijo, no grites así, que no le había oído (pág. 41).
Además encontramos en el testo una neta distinción en el uso de los apelativos según vayan referidos a los amigos del protagonista narrador o a personas a ajenas a su grupo; como hemos dicho ya, ellos son términos relativamente neutros como tíos o colegas o bien muchachos:
-
Roberto dice que Pedro se ha ido a casa con su novia. –Le faltaba fuel a ese muchacho, pero nosotros vamos a remediarlo (...) -dice Manolo” pág. 108; troncos o chavales: “Qué pasa chavales. ¿Habéis visto el partido,troncos – pregunta (pág.11).
Mientras los otros jóvenes son pijos, pasmaos, corbatos, pardillos:
-
A mí me gusta Madrid. Aquí nadie te pregunta de dónde vienes ni se preocupa de si tienes una camiseta de Milikaka o no. Cada cual va a su rollo y punto. Cada movida tiene su zona. Si quieres marcha de pijos, la tienes, si te gusta un tipo de música o te gustan los maricones o qué sé yo, tienes zona y gentes para todos los gustos (pág. 95).
-
Dos pijos, el uno con camisa a rayas, el otro con pelo largo y camiseta sin margas, llegan y saludan a las dos cerdas (pág.111);
-
¿Con los pesados de Guille, David y éstos? - Sí, con ésos. –No sé cómo puedes ser amigo de esos pasmados... (pág. 60).
-
El billar es una mierda y está desnivelado, per hay siempre algún pardillo que echa una partida” (pág. 22).
Todos ellos se caracterizan por un matiz despectivo por su procedencia social, política o geográfica.
La referencia a los adultos de edad y a los padres en particular se expresa mediante el sustantivo viejo/-a/-os/-as de forma exclusiva y reiterativa a lo largo de toda la novela. La denominación tiene un claro matiz despectivo y contracultural, de rechazo al mundo de los adultos, de total incomunicación:
-
Cuando termina la comida, los viejos se van a dormir de siesta (pág. 28).
-
Los viejos sin personaje del pasado, fósiles. Hay una inadecuación entre ellos y el tiempo que les rodea. Son como fantasmas, como películas o fotos de un álbum viejo y lleno de polvo. Estorbos (pág. 47).
- Padre, madre, padres.
-
En casa, aparco detrás del coche del viejo (pág. 25).
-
La vieja me arranca la almohada de entre los brazos (pág. 27).
-
La vieja sale de la habitación y yo vuelvo a cerrar los ojos (pág. 27).
-
Rebeca vive en Cea Berutádez, en casa de su vieja (pág. 31).
-
Viejos pasa también a definir cualquier persona que supera los treinta años, ocupando casi por completo el campo marcado negativamente como no joven, es una persona mayor, adulto de edad:
-
En la ventanilla, una vieja nos da una pegatina que tenemos que colocar en la parte superior derecha del parabrisas (pág. 41).
-
Malditos viejos. Habría que implantar la eutanasia obligatoria a los cincuentaycinco (pág. 54).
Las chicas en cambio son pibas, voz de origen argentino con el significado de chica:
-
Oye, ¿quién es la piba ésa?- pregunta Manolo-, porque estaba como un queso, tronco (pág. 105);
También son tías o cerdas, ofensivo vocablo, usado por algunos jóvenes de la novela con gran naturalidad:
-
Y tú ¿por qué no te buscas una novia?- Porque me dan asco la cerdas (pág. 95);
-
No llames cerda a mi novia, Carlos, se llama Silvia (pág. 20).
3.2. ANALISIS DEL ASPECTO LÉXICO-SEMÁNTICO.
Lo primero que se ve inducido a cambiar en una subcultura es el vocabulario, pero sólo en ciertas áreas que son centrales a su actividad. Así, la mayoría de los movimientos juveniles en mayor o menor medida disponen de un argot referente a temas como las drogas, el sexo y la música, que constituyen sus principales formas de evasión. Pero el argot también bebe del mundo de la delincuencia, la prostitución y la cárcel, tan cercanos a la juventud marginal, dadas las estrechas relaciones que ligan a estos ambientes con el fenómeno de la drogadicción.
3.2.1 Cambio semántico
Un recurso lexicogenésico muy propio de todo argot es la transferencia semántica, especialmente de tipo metafórico.
Si nos fijamos en términos marginales como los pertenecientes al léxico de la droga, observaremos que la mayoría de ellos han sido objeto de una transposición semántica, de una metáfora. Por su naturaleza estos términos reflejan la tensión que opone a la antisociedad con la sociedad establecida. Se trata de conceptos tabuizados por el establishment y que sin embargo los distintos grupos marginales “re-nombran” con palabras inofensivas de la comunicación ordinaria extrayéndolas de sus contextos habituales.
Desde una perspectiva semiótica esta re-contextualización de elementos léxicos no es muy diferente en su significado de la apropiación simbólica de objetos corrientes (flores, imperdibles, etc.). Las palabras -o los objetos- elegidas son ordinarias de acuerdo con el plan general de una desublimación de la cultura, que para los jóvenes más radicalizados es un aspecto vital de la liberación.
Las referencias al sexo/amor y la droga son aún más extensas y llaman enseguida la atención: por ejemplo, estar pillado ‘estar drogado’ se ha extendido al habla coloquial con el significado de ‘estar enamorado’; pero también los drogotas lo emplean para referirse al acto de ‘pillar’ (= conseguir) droga. Tales correspondencias no son casuales, el que haya un fluido trasvase de términos de un campo semántico a otro nos hace pensar en los fuertes vínculos entre dos mundos relacionados con la marginación, como son la droga y la prostitución.
Como algunos de estos ejemplos dejan entrever, la fuerza expansiva del léxico de la droga es tal que muchas de sus voces extienden sus significados en múltiples direcciones y pasan al lenguaje coloquial, rebasando así el propio ámbito en que se originaron.
3.2.2 Derivación.
Por lo que se refiere a la derivación de palabras, se observa un uso diferenciado entre las formas en -illo / -illa que aparecen preferentemente en boca de jóvenes con valor diminutivo o afectivo: marchilla, panecillo, saborcillo, ritmillo, liquidillo, problemillas, telefonillo (pág. 31); en cambio, -ito / -ita son usados normalmente por la madre del protagonista: "A veces me gustaría que fueras más apañadito", "Carlos qué bien estarías con el pelo cortito", "Vete bien vestidito", o por alguna amiga suya: copita, momentito, ahora mismito, pobrecita, rayita (pág. 55), nevadito (pág.15), chiringuito (pág. 20, 62), chavalitas (pág. 24).
En el extremo opuesto, el sufijo -azo, con valor aumentativo y despectivo: mariconazo, cabronazo, coñazo, cabezazo, puñetazo, lengüetazo, refleja su abundante uso en español. El fenómeno consiste en la inclusión en ciertas estructuras sintácticas de elementos que les son ajenos y cuya función expresiva es evidente.
Son neologismos el término cañera “música más cañera”, neologismo formado mediante (dar) caña 'incitar, tener marcha' y el sufijo -era, que en los adjetivos generalmente significa carácter o condición moral.
Hemos encontrado además los neologismos potar "no quiero más o voy a acabar potando" y rabar, ambos relacionados con el malestar físico. En cambio, falta la difusión en la novela de términos con sufijos que los estudios lingüísticos han identificado con el lenguaje juvenil (-ata, -eta, -ota), a excepción del generalizado bocata.
- Composición
Junto a algunas formas, que corresponden a los usos en la formación de palabras en español con distintas categorías gramaticales: güiscola 'güisqui + (coca)cola, Milikaka '(servicio) militar + de kaka', eslogan de los insumisos: "Vamos, pero a quién se le ocurre ir con una camiseta de Milikaka en un sitio de fachas", p. 18, hijoputa: "No me hables de ese hijoputa", (pág. 131) y carapolla 'cara + polla': "y el hijoputa del gordo, carapolla creo que se llamaba" (pág. 19), pseudoprogre: "el rollo sesentayochista y pseudoprogre de siempre" (pág. 67), pinchadiscos 'disk jockey, pseudo-pijos 'tradicionales, que no son rokeros', resulta innovadora preguerracivil: "Estamos en una situación de preguerracivil. Aquí va a pasar como en Yugoslavia y en Rusia", (pág. 13).
- Neologismos gráficos y lenguaje de las marcas
En estas novelas se aprecian frecuentemente gran número de neologismos, que provienen sobre todo del inglés, como nombres de marcas, títulos de películas y letras de canciones. A esto se añade que la forma de hablar de muchos personajes recuerda muchas veces a los de lass peliculas de Hollywood, al utilizar expresiones o modismos que nos son familiares a través de este medio o de la literatura escrita en inglés. El anglicismo de estas novelas ha sido también uno de las causas mayores de critica. Asimismo este anglicismo se extiende al lenguaje de las marcas utilizadas.
José Angel Mañas es muy prolifero, en cuanto a la introducción y creación de neologismos. En Historias del Kronen Mañas se apropia de los sonidos del inglés y hace con ellos una palabra nueva, españolizándola. Este procedimiento se lleva a cabo transcribiendo la palabra inglesa como suena o como se pronuncia según el acento peninsular, (por ejemplo, la h como si fuera j y v como b: de modo que "hevy" queda como "jebi").. Como resultado de este experimento encontramos en la novela vocablos tales como: jebi, pizzajat, güisqui, la Emeteuve, Jarlideidvison, guaitlabel, Jotabé, houlkman; títulos de pelicúlas como Telmayluis, Jenriretratodeunasesino, Lanaranjamecanica...; canciones como Aimsingininderein, Laikaviryen (de Madonna), Esmelslaiktinspirit, Inblum, Camasyuar (Nirvana) Deshoumastgouon de Kuin, y nombres de grupos de rock como los Rolin Estones, Metálica,etc. También aparecen de este modo el título del libro de Breat Eston Ellis, Americansaico y el nombre de su protagonista, Beitman.
Otro elemento utilizado como recurso de composición es el lenguaje de las marcas. La utilización de las firmas y etiquetas comerciales de los productos, no es extraña al tratarse de novelas que reflejan las formas de hablar de una sociedad, que también se expresa de este modo y que normalmente nombra y distingue los objetos que consume por la marca que poseen. En estas novelas, como en la vida cotidiana, se hace referencia a los objetos o lugares apelando a su marca.
En este caso no se trata tanto de una invención literaria, sino del reflejo y la introducción en el espacio literario de un uso común en la expresión oral de nuestros días, al margen de cualquier variación dialectal.
Encontramos numerosos ejemplos que corresponden a grupos diferentes de objetos. Por ejemplo, se pueden hallar marcas de bebidas como: "las latas de Benson & Hedges", "una botella de J&B", "WhiteLabel", "San Miguel", "Heineken", "Four Roses"; nombres dee lugares conocidos como un "VIPS", un "7-Eleven", "PizzaHut", "Texaco", "Repsol".
En la mayoria de los casos que se ofrecen los nombres de marcas, se hace sin especificarne cuál es el producto o el lugar al que éstas nombran, dando por hecho que el lector los conoce y resaltando así el protagonismo de las mismas. De hecho se lee, por ejemplo, "fuimos a un PizzaHut" o "paró en la Texaco" o "trajo una botella de Four Roses", etc.
Paralelo al fenómeno de los neologismos derivados de siglas, tan abundantes en este final de siglo, resulta una novedad la creación de palabras por amalgama de sintagmas: Jenriretratodeunasesino, Lanaranjamecánica, títulos de dos películas, famosas por su violencia, que el protagonista ha mitificado; por desarrollo de sigla: Emetreinta (M30) 'circunvalación de Madrid'; por supresión de pausa y dislocación de acento: Doscientoscinco 'Peugeot 205'; por españlización de anglicismos: híbridos en el caso de Yinkases 'yin' < gin (ginebra) y Kas (de limón), rocanrol, y cualquier otra palabra extranjera que Mañas escribe como normalmente un español la pronunciaría.
Encontramos asimismo unas palabras jergales escritas con la K, grafía símbolo de los grupos anárquicos: Milikaka, Mákina: "El Barflais es un local oscuro donde la gente baila a ritmo de mákina", (pág. 17); bakalao: "El Huarjols (Warhol's) está en la calle Luchana. Es una discoteca con música Afterpunk tipo De Quiur (The Cure), Depesh Mod (Depeche Mode), y el bakalao", (pág. 117). Estas dos últimas se refieren a un tipo de música.
- Acortamientos léxicos:
Un fenómeno léxico característico del habla juvenil y marginal es un tipo de acortamiento de palabras diferente del usual.
Al lado de los generales bisílabos tele(visión): (pág. 28), mili (servicio militar): "y me dice que si de verdad pienso que la mili es una caca", p. 18; peli(cula), porno(gráfico): -No hay nadie en casa, así que me pongo una peli porno", p. 66; fili (pina): "Mientras la fili abre la puerta, me voy a mi habitación” (pág. 66), encontramos algunos más caracterizadores por proceder del léxico juvenil, como buga (pág.18), el coche, sin modificaciones fónicas (aparte de la dislocación acentual); son frecuentes otros acortamientos caracterizados por el trisilabismo y exhiben un cambio en la forma fónica acortada, que pasa a terminar frecuentemente en –a y no coincide con la base: masoca “masoquista”, travelo “travesti”, careto “feo”, sudaca “sudamericano”, reventa “revendedor”, batera “el que toca la batería” (formado mediante la síncope de “bate(ría)” y el sufijo en –era), corbato de encorbatado “el empleado”, peseto de pesetero “ el taxista”, anarca “anárquica”: No te pongas ahora en plan anarca y pásame la botella de Huaitlabel [White Label] (pág. 128). Este procedimiento de acortamiento trisilábico con diferenciación fonética ha pertenecido y pertenece a la jerga de las delincuencias de épocas pasada y también a la de nuestros días.
-
Cambios semánticos:
Como se ha afirmado anteriormente, los personajes de Historias del Kronen pasan su tiempo libre tratando de aturdirse por medio del alcohol o de las drogas; si en el primer campo encontramos unas variantes innovativas (priva, una caña, un mini, un litro y una litrona “cerveza”: "Bueno, cuéntanos lo del Raro - digo - Y abre los litros, ¿no te parece? Toma tus pelas.", (pág. 55); "Menos mal que alguien ha pensado en la priva - dice, (pág. 104); resulta, en cambio, abundante el campo léxico referido a los estupefcientes: junto a las habituales caballo y jaco (heroína), jachís, costo, chocolate (haschís), yonqui (drogadicto): Bajamos por la cuesta de la Vía Láctea hasta la Plaza del Dos de Mayo. Miro el reloj: son las dos y veinte. Dos yonquis nos ofrecen costo, costo muy rico, jaco, jaco, chocolate", (pág. 20); camello (traficante o vendedor de drogas), etc., algunos "tecnicismos" como subidón (efecto óptimo de un droga): "Según Beitman, es como un subidón de adrenalina brutal, como una primera raya", (pág. 134); rular un mai (hacerse un porro): "Deja que rule un mai, ¿no?, que acabamos de sentarnos", (pág. 20); nevadito (cigarrillo con cocaína): "Nos hacemos un nevadito, ¿no? Para empezar bien la noche", (pág. 15), y los 12 a 6 (es decir, los 12 gramos a 6 mil pesetas), tripi (ácido, del inglés trip Viaje'): "El tripi es el camino corto al mismo estado, una especie de atajo artificial.", p. 39; farla (cocaína) y su derivado enfarlopado: "Lo que yo te digo, tronco. Esos iban enfarlopados o de tripi, algo llevaban encima.", p. 103; pastelero (traficante) y un largo etcétera, de manera que podemos afirmar, que la novela registra un amplio muestrario de la terminología existente en estos momentos en España relativa al mundo de la droga.
Por otro lado, hacen referencia general a actos o situaciones de la vida cotidiana los términos ya consolidados en el español actual: rollo (palabra comodín, polisémica: puede significar “asunto”, “historia de amor”, “cosa extremadamente aburrida”, “actitud vital”, etc.: "corta el rolloy vamos a una parque", (pág. 53).
Tangente con el campo semántico de la anterior en su sentido más general de 'asunto', se presenta la palabra movida: “es la movida de las tías, ya sabes" (pág. 12); marcha (es decir, diversión en general, pero normalmente 'ir de marcha significa estar toda la noche en bares o discotecas, bebiendo, fumando, etc.): "Vamos a enfarloparnos, ¿no? Venga, coño, que hay que meter marcha a esta ciudad. A ver. ¿En qué coche vamos? Roberto, coño, anima esa cara, que vamos a meterte un poco de polvo por esas napias", (pág. 103); mogollón: "quiere ir directamente al mogollón" (pág. 155).
Entre los actos de la vida cotidiana hay que señalar el uso de términos pertenecientes al lenguaje del hampa y de los gitanos, para referirse a hechos sin especificidad juvenil ( jamar y papear, por “comer”: "¡Que vamos a pasar por un puto Seven lleven a papear algo!", (pág. 23); currar “trabajar”: "¿Tú cómo vas a salir, si tienes que currar hasta las doce? -le pregunto" (pág. 101); palmar “morir”.
Se observan series sinonímicas en torno al concepto de gustar o divertirse: junto a los tradicionales alucinar “sorprenderse” y vacilar “divertirse a costa de alguien”: "Eso, tronco, vamos a pillar putas, Roberto. Vamos a vacilarlas" (pág. 24).
Caracterizados por su alta frecuencia, aparecen los ya consolidados, pero recientes, guay (algo que está muy bien, para algunos una filosofía de vida): "Un amigo de Raúl. Un tío guay, nada que ver con el pesado de Raúl. Allí en Marbella, en Semana Santa, nos lo pasamos de puta madre con él." (pág.11), molar (gustar algo muchísimo): "Al Carlos lo que le mola ahora es Dedé. Está obsesionado", (pág. 21), y en el campo semántico opuesto, junto a los disfemismos estar hasta el culo “estar harto”, joder(se) (usado en el sentido de fastidiar/se), coñazo “cosa, asunto, persona extraordinariamente aburrida”, aparecen los más recientes, pasarse y mosquearse “enfadarse”: "No te mosquees, que si vamos a jamar aun Seven”, (pág. 23), y el neologismo agobiar “molestar”: "Pedro, tronco, eres un pesado, siempre agobiando. Venga, siéntate" (pág. 21).
Para la negación, registramos el uso casi exclusivo de pasar (de), una de las expresiones que ha quedado del llamado lenguaje pasota. El dinero se expresa en pelas: "me tiene que llamar para que le dé las pelas" (pág. 29), talego 'mil pesetas', libra 'cien pesetas', kilo, por millón de pesetas, guita: "Son los viejos los que lo tienen todo: la guita y el poder" (pág. 67), billetes: "ahora, el que tiene billetes, se mete coca" (pág. 132).
Se pueden añadir algunas voces acuñadas en épocas pasadas y con vigencia en la jerga actual, que aparecen en la novela, como: borde (intratable), elio/lo (oportunidad buena), chungo (situación difícil), pardillo (persona sin experiencia), pelas (dinero en general), pijadas (caprichos, tonterías), una burrada (barbaridad), desconectar (evadirse), gorila (guardia de seguridad en un lugar público), kefo (casa), tacos (años), talego (billete de mil pesetas), tela (mucho), entre otras.
- Polisemia: Verba ómnibus y comodines/muletillas
El uso de los llamados verba ómnibus o verbos comodín responde a la ley de economía linguistica. De forma general, los comodines son palabras o expresiones «de significado no específico (pero sí generalmente “distintivo”) para expresar términos o conceptos cuyo nombre, en determinadas circunstancias, no acude puntualmente a la boca del hablante» (Vigara Tauste, 1992, p. 289). Muchos de los comodines de la lengua coloquial son de tipo sustantivo (palabras ómnibus) o de variada categoría gramatical, que funcionan en el discurso con carácter expletivo desde un punto de vista formal (muletillas).
En la jerga juvenil, el uso frecuente de estos verba ómnibus con valor polisémico no parece venir animado por la ausencia en la mente de la palabra adecuada con significado más específico, ya que son empleados, en numerosas ocasiones, en lugar de verbos o locuciones también de uso frecuente en la lengua común. El uso de estos verbos busca una especifidad de grupo, son elementos típicos de la jerga.
PASAR
Pasar da lugar a una de las primeras expresiones vinculantes del argot urbano y madrileño de los ochenta: ¿qué pasa, tío? o simplemente qué pasa como forma de saludo informal que no implica entonación interrogativa y que, en la actualidad, es de uso habitual en la lengua coloquial. De los usos y formaciones de los que damos cuenta en Historias del Kronen se registra:
-
pasarlo: locución verbal con lezicalización del pronombre átono y con el significado de «estar en un determinado estado de salud o de fortuna una persona». Sí bien el sentido más extendido tanto en la jerga juvenil como en la lengua coloquial y familiar es el de «divertirse» también el intransitivo.
-
Lo pasamos de puta madre con él (pág. 12).
-
Sí claro, vosotros dos os lo pasasteis de puta amdre, todo el día de pellas y fumando (pág. 53).
b) pasar por (un lugar): tiene el sentido de «ir al punto que se designa, para cumplir un encargo o enterarse de un asunto». Una vez más, en la jerga el verbo se
modifica tanto en su sintaxis, ya que es empleado como promominal, como en su semántica, que implica ir a un sitio sin un objetivo fijo y de forma no programada».
-
Oye, yo voy a tener que pasarme por el Kronen, que he quedado con los otros (pág. 59).
c) pasarse: con el significado de «excederse», si bien, en la jerga juvenil, se usa además la expresión pasarse mucho/tanto con el sentido específico de «abusar».
-
No deberías pasarte tanto con el Fierro y con Raúl —dice Roberto (pág. 14).
d) pasar el corte de: tener vergüenza, turbación o apuro.
-
Y luego tuve que pasar el corte de llamar a su casa para decirles lo que había pasado, y no veas la escena que me montaron (pág. 72).
Además de los usos que comentamos arriba, se dan otros que denotan el carácter de comodín al que nos referíamos antes y son propios no sólo de la jerga sino también del coloquio:
e) pasar de algo o de alguien: no estar interesado en algo o en alguien o mantener
una actitud indiferente.
-
Desde que tiene novia pasa de todo el mundo (pág. 11).
-
Dejamos bien claro que nosotros pasamos de ir a Graf (pág. 13).
f) Qué pasa: forma de saludo informal.
-
Qué pasa, chavales (pág. 11).
-
Qué pasa, Carlos (pág. 15).
g) pasar algo a alguien: prestar.
- A mí, el libro que me ha parecido cojunudo es el que me ha pasado Celia
(pág. 56).
PILLAR
Este es uno de los casos más claros de verba ómnibus y también uno de los verbos con más alta polisemia en Historias del Kronen. Aparece como propio del argot de los pasotas con el significado de «comprar»; sin embargo, el número de usos y acepciones se multiplica en el texto que analizamos, como podemos observar en los siguientes ejemplos:
a) Coger.
-
Hay una mesa que se ha quedado libre y le digo a Roberto que la pille, rápido, antes de que nos la cojan (pág. 12).
-
Arranco, pillo Avenida de América y salgo a la Emetreinta (pág. 25).
b) Querer, desear.
- A ver ¿qué queréis?
-
Pillamos un mini y unas bravas (pág. 11).
c) Conseguir, obtener.
-
Yo le digo que quiero pillar un par de gramos (pág. 36).
-
Pienso que el próximono tripi que pille tendré que venir aquí a contemplarnos (pág. 22).
d) Comprar.
-
Pues nada. iba a pillar hoy pero no he podido localizar al tío... (pág. 43).
-
Le damos dos besos a Celia y vamos a una bodega a pillar un par de litronas (pág. 53).
e) Acostarse: pillar la horizontal.
-
Bueno, ya es hora de pillar la horizontal —dice. Yo miro el reloj, son las ocho (pág. 25).
f) Beber: pillar un trago.
-
Quedo contigo y con Robertoa las siete y media en mi casa. nos pillamos unos tragos y lo hablamos todo... Vale.. (pág. 43).
DAR
Se trata de un verbo que en el español estándar presenta una alta polisemia y entra en la formación de numerosas locuciones, modismos y frases hechas. La jerga juvenil incrementa las posibilidades expresivas del verbo con nuevas formaciones, algunas de ellas han salido el ámbito de la jerga y se han incorporado a lo coloquial, como es el caso de:
a) Dar un toque: llamar por teléfono, avisar.
-
Voy a darle un toque a ése, a ver si viene (pág. 14).
-
A ver si le doy un toque a Manolo para lo de la coca (pág 60).
b) Dar cosa a uno: darl/pasar vergüienza, apuro.
-
(...) y le da cosa decirles que no quiere tocar con ellos (pág. 43).
c) Dar la vena: apetecer, hacer algo sin justificación.
-
No sé, no sé, tengo planes pero igual, si me da la vena,voy. En todo caso ya me buscaría yo la vida para la entrada (pág. 90).
d) Dar de hostias: pegarse con alguien, golpear a alguien.
-
Y me pregunta por el tío que me dio de hostias el verano pasado (pág.18).
e) Dar un (buen) lengüetazo: besar con pasión.
-
Me despido de Elena y no puedo evitar darle un buen lengüetazo antes de irme (pág. 19).
3.2.4. Voces malsonantes y palabras comodines.
El empleo de voces malsonantes y vulgares —que designan referentes sexuales, escatológicos e irreverentes— es de uso frecuente y reiterativo en la obra de Mañas. Se acepta de forma general que en la lengua española el empleo de voces malsonantes forma parte de lo cotidiano, y que muchas de ellas han experimentado un proceso de desemantización y se hallan incorporadas al lenguaje corriente como simples muletillas conversacionales o expresiones interjectivas. Aún así, observamos un uso acentuado de estas formas en los diálogos en los que intervienen Carlos —protagonista de la novela— y cualesquiera de sus amigos. La frecuencia disminuye cuando se dirige o toman la palabra los padres, el abuelo, la hermana o alguien no perteneciente a la tribu urbana de Carlos.
Abundantes son los vocablos de referencia sexual y escatológica. Dentro de este grupo de palabras el término hostia* produce un gran número de expresiones:
HOSTIA*
-
Con mala hostia: con mal humor, con mala intención.
-
Pito con mala hostia y el taxista le hace un gesto obsceno con la mano (pág. 31).
-
Al sesto timbrazo, me levanto de mala hostia y abro (pág. 45).
b) Ser la hostia: resultar molesto, fastidioso o increblemente bueno (intensificador tanto positivo como negativo).
-
Sois la hostia,eh. En cuanto intento decir algo ligeramente interesante, me cortáis (pág. 57).
-
Somos la hostia de puntuales -digo (pág. 136).
c) Dar de hostias: golpear, pegar en un enfrentamiento.
- Y me pregunta por el tío queme dio de hostias el verano pasodo (pág.18).
d) Cagarse en la hostia: expresión de irritación y contrariedad.
-
Me cago en la hostia. Siempre está igual. Estoy empezando a estar hasta los cojones de todo. Siempre me hacen lo mismo (pág. 63).
e) En oraciones interrogativas directas e indirectas como enfatizador vulgar, función que comparte con otras voces como coño*(s), narices, cojones*, diablos, demonios, pollas*, etc.
-
No sé para qué hostias le pagan a los profesores (pág. 8).
En cuanto a las voces de referencia sexual y escatológica, las preferencias se manifiestan en el uso de cabrón*, mariconazo*, joder* cojones*, coño*, culo*, cagar*, puta* y gilipollas*, algunas de ellas muy productivas en diversas expresiones y formaciones y cuyos usos coinciden con los propios de la lengua coloquial y popular. No hay en este sentido usos específicos. Hay aquí unos ejemplos:
CABRON*--MARICONAZO*--HIJO DE PUTA*
Son formas de tratamiento y apelación cariñosas y afectuosas y de vez en cuando sirven para expresar enfado y comparten este uso con cabronazo*, marícon*, mariconazo* e hijo de puta*, como preferentes. En los dos primeros ejemplos es Rebeca —heroinómana, madre soltera, budista y persona con la que Carlos mantiene relaciones sexuales, quien lo usa al referirse a su bebé:
-
Joder con el cabrón. Ya se ha despertado -dice frunciendo el ceño (pág. 32).
-
Mira, Yan, mira, cabrón. Este se llama Carlos. Es un amigo. Salúdale, salúdale. Di: hola Carlos; hola Carlos... (pág. 32).
-
Mi hermana entra en el salón y dice que me llaman por teléfono. Pregunto quíen es. –Rebeca. –Dile que no estoy. –Jo, Carlos, no seas cabrón. Estoy harta de mentirle a la gente por tí (pág. 31).
-
¿Habéis visto al mariconazo de Míchel cómo ha fallado el penalti?Si es que estaba tan acojonado que ni ha levantado la vista. Qué malo es el hijoputa –dice (pág. 12).
-
Un hijo de puta gordo y feo, hijo de militar...(pág. 18).
COJONES*
Este vocablo, junto a joder* es uno de los más productivos y usados en diversas expresiones y locuciones.
-
Estar acajonado: tener miedo.
-
Si es que estaba tan acojonado que ni ha levantado la vista (pág. 12).
-
¡A que no hay cojones!: provocación.
-
¡Seguidme!, ¡a que no hay cojones! (pág. 21).
-
Ser acojonante: increíble.
-
Ahora lo que fliparía es tener algo de música, de Leñoo de la Banda. Uah, tronco, eso sí que sería acojonante (pág. 21).
-
Estar hasta los cajones: harto, cansado de algo.
-
Estoy ya hasta los cojones de ir a ver las listas para que nunca salgan mis notas. No sé para qué hostias les pagan a los profesores (pág. 88).
-
Cojonudo: estupendo, magnífico.
-
A mí, el libro que me ha parecido cojonudo, es el que me ha pasado Celia, el Gurb de Eduardo Mendoza (pág. 56).
-
Hinchar los cojones: fastidiar, molestar, agotar la paciencia.
-
Roberto, no me hinches los cojones y vamos a entrar (pág. 61).
JODER*
El texto acusa un empleo general del vocablo joder* como verbo con el sentido de «fastidiar, molestar» con predominio del uso intransitivo y del pronominal, y como interjección que expresa la idea a la que ya nos hemos referido. Asimismo, se emplea el adjetivo con el significado de «acabado». La única forma eufemística que aparece es jo, empleada por la hermana de Carlos.
- Fastidiar, molestar.
-
Me jode ir al Kronen los sábados por la tarde (pág.11).
-
Me han jodido el baño en Cibeles, tronco (pág. 11).
-
Joder con el Pedro (pág. 11).
-
Me jode que te apoyes en mi hombro (pág. 13).
- Interjección.
-
Joder, Fierro, eres de lo más antisocial (pág. 13).
-
Joder. Ten cuidado, que casi me tiras el litro (pág. 12).
-
Fue un accidente, joder (pág. 61).
(Habla la hermana de Carlos)
-
Jo, Carlos, no seas cabrón. Estoy harto de mentirir a la gente por tí, Yo no le voy a decir que no estás (pág. 31).
-
Jo, vale, vale, que no te he gritado. Qué borde estás (pág. 40).
c) Estar acabado.
-
El abuelo es muy severo. Ahora está muy jodido desde que murió la abuela. Debe de estar a punto de palmar, porque cada vez que le veo, le encuentro más delgado (pág 47).
COÑO*- COÑAZO*- COÑA*
Estas tres formas presentan un uso muy frecuente: la primera en su uso interjectivo que manifiesta fastidio, sorpresa, etc; coñazo* como vocablo de uso aceptado con el significado de «persona o cosa latosa, insoportable» en cuanto al tercer vocablo, coña*, aparece documentada en la acepción de «guasa, burla disimulada». Por último, vale la pena comentar el uso de la expresión ni de como una expresión vulgarizante que intensifica una estructura negativa.
-
Coño: uso interjectivo.
- Carlos, coño, tenemos que hacer algo con Roberto (pág. 12).
-
Coñazo: aburrido, pesado.
-
Qué coñazo, tronco. ¿Dónde has quedado Pedro? (pág. 16).
-
Qué coñazo oír siempre lo mismo. Eso sí que es un coñazo (pág. 22).
-
Mi hermana es un cañazo, está siempre fisgando y se entera de todo, pero estas cosas no se las dice a los viejos (pág. 44).
-
Coña: guasa, broma.
-
Venga, déjense de coñas y bajen aquí las narices, jóvenes, que estamos ya en la fase de despegue (pág. 108).
GILIPOLLAS/AGILIPOLLADO*
Gilipollas* es uno de los insultos más populares de la lengua coloquial junto a sus derivados como el parasintético agilipollado* o el verbo pronominal agilipollarse*, ambos con el significado de «atontado».
-
El enano grita: ¡gilipollas! y me saca la lengua (pág. 21).
-
Bah, ya sabes cómo es Ramón que siempre anda medio cigilipollado por la vida (pág. 43).
PUTA/O*
El vocablo puta* se emplea en la lengua general como sinónimo de prostituta, ramera o mujer pública, y con ese significado denotativo aparece en la obra:
- ¡Vamos a pillar putas!
-
Eso, tronco, vamos a pillar putas, vamos a vacilarlas (pág. 24).
Sin embargo, el uso más frecuente es la anteposición de puta/o* con valor
intensificador y encarecedor acompafiando a un nombre sustantivo:
PUTA + SUSTANTIVO
-
No hay ni una puta mesa libre (pág. 11).
-
Una puta mierda de equipo (pág. 11).
-
Se me ha olvidado que hoy tenemos que pasar la puta Iteuve del escarabajo (pág. 39).
-
Menuda mierda de música. -Cómo que mierda. Son de puta madre. ¿A ti qué te gusta? (pág. 21).
-
¡Que vamos a pasar por un puto Seven Ileven a papear algo! (pág. 23).
-
Qué malo es el hijoputa (pág. 12).
La inclusión de este elemento cumple una clara función expresiva. El fenómeno
ha sido señalado como propio de la lengua coloquial se eligen para cumplir esta función expresiva vocablos malsonantes y no otros posibles de carácter eufemístico, del tipo conchos, porras, etc. En Historias del Kronen este tipo de intensificación se produce de forma preferente y casi exclusiva con la voz puta.
Al grupo de palabras malsonante se tiene que añadir el fenómeno del disfemismo, que puede llegar a la condición de taco con función interrumpidora del contacto o simplemente como insulto. En el texto se puede señalar la frecuencia de ¡qué coñazo!, y ¡joder!, y también el doble aspecto señalado de marcada tendencia a la degradación de la realidad (estar hasta el culo, joderse, dar de hostias 'pegar', pasarlo de puta madre) y fuerte manifestación de la expresividad distribuirdos en:
a) Inserto en el sintagma ¡Qué cojones pasa!, ¿Qué coños quiere?, "¿Por qué coño se empeña todo el mundo en psicoanalizarme?", p. 149.
b) como adyacente: puta mesa, puta mierda, menuda mierda, puto Seven lleven, jodido culebrón sudaca, (pág. 48).
Definición recogida de http://cvc.cervantes.es/obref/aih/pdf/04/aih_04_2_078.pdf.