MARINE DE BOURQUENEY

     DERECHO CONSTITUCIONAL

       RAFAEL BUSTOS GISBERT

 LA TRANSICIÓN DEMOCRATICA EN        

ESPANA

INTRODUCCION

 A principios de los años 20, la derrota de los Españoles en Marruecos causó disensiones internas en el ejército.  El impacto político y moral de la derrota puesto en entredicho las más altas figuras del Estado.  Así a crear todo contribuiría un clima nocivo que empeoraban la inestabilidad política y de fuertes tensiones sociales

Con la descomposición del régimen y la radicalización del movimiento obrero, el 13 de septiembre 1923 de Miguel Primo de clavará, desde su puesto de capitán general de Cataluña, pidió a todos los militares suscribir él para instalar un poder muy y poner así fin a la anarquía ambiente.

El gran éxito de la dictadura fue la "pacificación seguramente" definitiva de la Bronca, llevada en colaboración con los franceses.  En los otros ámbitos el balance es cuestionable.  En una perspectiva claramente corporativista, las organizaciones sindicales desaparecían, dejando el lugar a Comisiones Mixtas dueños/obreros destinados a regular los conflictos del trabajo, mientras que un "asamblea consultiva" recientemente creado sentaba las bases de una organización corporativa del trabajo destinada a substituirse a los principios de la lucha de clases.

La burguesía acoge la caída del régimen con un determinado entusiasmo y con alivio por la Corona.  Así ésta consigue imponer a su autoridad al país, por la convicción a veces, por la represión a menudo, y la dictadura ve a su audiencia erosionarse al compás de los años.

Pero rápidamente, atascada en el convencionalismo de su política, en cuanto ya no sea llevada por una coyuntura internacional favorable, su existencia deja de aparecer justificada.  Es la figura en primer lugar incluso del dictador que se discute, en el punto de obligarle a abandonar el poder (en enero de 1930).  Pero el Gobierno de su sucesor, el general Berenguer, no es más que un Gobierno de transición.  Aprovechando el debilitamiento del poder, la oposición comienza a reconstituirse y, en agosto de 1930, sus distintos componentes, antiguos monárquicos hostiles a la dictadura y que se alejaron de la persona de Alfonso XIII o que se reconvirtieron a la idea republicana, socialistas, republicanos de distintas obediencias, se reúnen y firman el "pacto de San Sebastián" verdadera plataforma para una acción común.

De su numerado filósofo José Ortega allí Gasset lanza su famosa llamada "Delenda est monarchia".  Queriendo reconquistar un parecido de legitimidad democrático, sin por ello someterse a este veredicto de la opinión que habría significado la organización de elecciones legislativas, es a nivel local que intenta actuar, convocando elecciones municipales que le serán inevitables, así como a la monarquía.

 La República toma nacimiento en ese momento en 1931.

La primera tarea que se asignan los vencedores es elaborar el marco jurídico e institucional que iba a definir el régimen naciente.  Las elecciones constitutivas (28 de junio de 1931) dan una amplia mayoría a las élites republicanas.  La Constitución que elaboran es una del la más democrática de Europa. Pero mientras que Cortes legislan, la tensión crece en la calle y los conflictos que estallan se desarrollan a menudo fuera muy de marco institucional.  La República, en su reformismo prudente, se choca, sobre su izquierda a los radicalismos sociales de los anarquistas y comunistas que no dudan denunciar la "República burguesa" y oponerle una hipotética revolución social.  Sobre su derecha se enfrenta al nostálgicos de la monarquía que ya trazan, como da prueba, a partir de 1932, el levantamiento abortado del general Sanjurjo.

El impulso creado en 1931 por el éxito de la República se sopla rápidamente ante las dificultades, y los desencantos comienzan a manifestarse.  Una fuerte agitación social comienza tiene hacerse sentir.  En estas condiciones la unidad de coalición al poder se grieta.  Socialistas y republicanos se presentan en formación abierta a las elecciones de noviembre de 1933, mientras que una franja importante del mundo trabajador vuelve a entablar con el tradicional abstencionismo de los anarquistas, hostiles al juego político y parlamentario. La derecha republicana triunfa pues, y propone una alternativa conservadora que no llega no obstante a poner un término tiene la agitación social.  Momentáneamente triunfando, la derecha practica entonces una política de represión violenta y pone en entredicho la política reformista de los primeros años de la República:  en 1935, se pone un término la política, en particular, tiene de reforma agrario.  La resistencia tiene la represión se vuelve esencial para el conjunto del mundo trabajador, esta línea política tiene éxito tiene un acuerdo de los partidos de izquierda, firma el 15 de enero de 1936.

La popularización de la vida política en dos bloques numéricamente alrededor iguales pues se empezó en el segundo semestre de 1934 y tomó rápidamente una vuelta violenta, que el Gobierno del Frente Popular no llega a frenar.  Entre febrero y julio de 1936, los empleos de tierras, las huelgas acompañada de intervenciones brutales de las fuerzas del orden, se multiplican:  es un clima preguerra civil que se instala y, del dos numerados, los grupos de choque se arman.  Pero la parte fundamental está con todo a otra parte:  a partir el al día siguiente de las elecciones una coalición de militar y hombres políticos de la derecha y la extrema derecha, beneficiándose de un apoyo financiero de Mussolini, comienza a conspirar. El poder envía a los conspiradores en guarniciones alejadas, franco a Canarias en particular.  Pero los acontecimientos se precipitan, con lo asesinó (9 mars1936), el 12 de julio, de un teniente de los guardias de asalto por bolas falangista, seguido en condiciones de represalias del  dirigente monarquista Calvo SOTECO, el 13 de julio. Por lo tanto, lo que debía ser un golpe de Estado un pronunciamiento rápido, se transforma en guerra civil larga y fatal El 17 de julio las guarniciones de Marruecos y Canarias se alzan, seguidas el día siguiente por las de las principales ciudades de la Península. Rápidamente victoriosa en Marruecos, en el archipiélago canario y también en algunas ciudades como Sevilla, Zaragoza u Oviedo, la rebelión es subida en los principales centros por un pueblo heteróclito que se armó a partir del 19 de julio y que encuadran mal que bien las organizaciones trabajadoras y de los funcionarios seguidos siendo fieles.  Madrid, Barcelona, y también las provincias del Norte, toda la Andalucía oriental, permanecen así a la República.

Así las bases del régimen de poder personal se colocan antes del final de la guerra. Así se construye, poco tiene poco, el estado franquista.  El decreto de 29 de septiembre de 1936 da al general Franco los plenos poderes políticos y militares.  Es en virtud de este acto fundador de un nuevo Estado pero indeterminado que franco crea el único partido, colocado bajo su autoridad de jefe del Estado.  El 4 de agosto de 1937, se cruza un nuevo paso con la promulgación de los estatutos del partido:  Franco allí se crea en supremo "Caudillo" del movimiento fundador del nuevo Estado, dotado con la autoridad más total, responsable de sus actos delante "Dios y ante la historia".  Resumidamente, no concentra ya sino todos los poderes:  ha en adelante fuente del poder.  Tras la victoria, la ley de 8 de agosto de 1939 confirma y extiende sus prerrogativas puesto que en caso de urgencia el jefe del Estado puede pasar de la deliberación del Consejo de Ministros para tomar una decisión.  Así las bases del régimen de poder personal se colocan antes del final de la guerra. Franco instala un régimen totalitario dotado con un único régimen de partido cuyo nombre es el nacional-sindicalismo.  Además, construyendo al mismo tiempo su estado, los vencedores siguen haciendo la guerra al supido.  A la ideología totalitaria corresponde la represión de masa:  el franquismo es entonces bien una dictadura fascista en la aceptación corriente de empleo de la violencia al servicio de las clases dominantes contra toda amenaza verdadera o imaginaria de revolución. Además, no hay régimen fascista más definido a su iglesia nacional.  Franco y sus ideólogos siempre han declarado que el carácter nacional del nuevo régimen tenía a su arraigo en la tradición católica, simplemente vivificado por la novedad nacional- sindicalista.

La ruptura del régimen va a venir de una determinada medida de los progresos económicos.  En efecto, el desarrollo va a conocer efectos contradictorios.  España en los años 1960-1970 conoce un índice de crecimiento extremadamente elevado, exactamente detrás de el de Japón, y se acerca de los países industrializados y se convierte en la décima potencia económica del mundo. Ahora bien, la sociedad española cambia entonces tanto mas rápidamente cuanto que la autarquía del primer franquismo.  El había solidificado en estructuras anticuadas.  El componente rural se borra progresivamente mientras que se afirma con vigor una nueva España urbana e industrial.  La generalización del bienestar y la transformación del método de vida no estuvieron sin incidencias sobre la psicología colectiva.  Pero que tanto como el desarrollo no había producido sus efectos, una nueva etapa se abrió sobre el frente luchas trabajadoras y la acción de los asalariados deja de subir.  El afilado de las tensiones sociales constituye así la tela de fondo del largo proceso de salida de la dictadura.

A partir de 1969, el régimen franquista está a la deriva.  Durante este período la evolución política del régimen es desconcertante.  Poco tiempo después haber confirmado la opción monarquica, después del franquismo, la coincidencia de los altos funcionarios y representantes del capital financiero nunca ha sido tan grande. El balance del Gobierno es muy negativo.  Cómo una estrecha clase política, el nomenclatura de 500 personas, a pista de ideología, podía reestructurarse sobre la única base de una adhesión incondicional a un dictador a la deriva.  Las reformas empezadas son un fracaso.  Por ejemplo, la ley de febrero de 1971 concede a los jefes de empresa, a los cuadros y a los obreros la facultad de constituir "asociaciones profesionales".  Sin embargo éstas permanecen estrechamente controladas por una burocracia adjunta al poder por un Ministro de las Relaciones Sindicales.  Así sobre todos los planes, el neofranquismo se revela incapaz de adaptarse a los cambios de la sociedad.

La descomposición coloca la izquierda antifranquista ante sus responsabilidades: ¿cómo pasar de la guerra de posiciones (designada en el discurso político del tiempo como "la conquista de espacios de libertad" a una estrategia ofensiva de ruptura con la dictadura?  El PCE tomó del anticipo sobre sus competidores.  Se propone reunir "fuerzas del trabajo y la cultura" en un pacto para la libertad "que tiene en cuenta las grietas aparecidas en el aparato de Estado franquista."  Pero el PCE solo encuentra a otros aliados de las personalidades marginales.  El PSOE, por su parte opta por la "Convergencia Democrática" en junio de 1975 en el centro izquierdo, con una democracia cristiana dispersada y de pequeñas formaciones regionales, que representan la extrema izquierda o socialdemócrata.

Cuando franco murió el 20 de noviembre de 1975, al término de una larga agonía, se resume apenas la unidad de acción.  Una declaración común alega la liberación de los presos políticos y la vuelta de los exiliados.  En 1976 como en 1936, la exigencia de la amnistía va a romper sobre el país

Se empieza el proceso de transición democrático.

La transformación democrática implica a la vez una limitación necesaria del campo de la política y un restablecimiento de las reglas del juego democrático.

El empleo del concepto de transición para describir un cambio de régimen político o más bien una modificación en profundidad de los informes socioeconómicos no data de la crisis del régimen español tras la muerte de franco.  No aparece tampoco con el estudio de los casos de los países de Europa del Este en el cae del comunismo, o de los países griegos o sudamericanos, como la ciencia política de la transición le deja oír cuando se da para zócalo teórico la obra colectiva "Transitions from the authoritarian rule", dónde las inversiones políticas de estos países constituyen el material de una teoría general de la transición. El concepto de transición existía ya antes, en la tradición marxista, donde designaba el paso del capitalismo al comunismo.  Esta observación es capital, ya que es sobre este fondo que aparece la nueva orientación política de la "transición".  ¿¿Qué designa la transición al comunismo?  Dos cosas:  por una parte, en la teoría (en Marx y Lénine), el paso de una fase de desarrollo histórica a otro, dónde el segundo está ya presente como la dinámica concreta de este paso, y realiza el proceso de destrucción del Estado.  Por otra parte, designa también una interpretación de la teoría y su aplicación, datando años treinta, que transformaba el proceso transitivo en fase histórica, en tiempo de pleno derecho (el "socialismo real"), dónde el comunismo no era ya eficacia, pero finalidad.  ¿A partir de allí, cómo el concepto actual de "transición democrática" está vinculado a esta herencia? En primer lugar invirtiendo formalmente los términos tradicionales:  se pasa del "comunismo", es decir, regímenes socialistas existentes, a la democracia y al capitalismo.  Y esta transición se dice "democrático" porque conduce hacia la democracia, es decir, hacia algunas formas institucionales.  La teoría general de la transición hace la democracia no una actividad de transformación, pero un sistema ausente que debe construirse, y así, se coloca incluso en la herencia teórica del socialismo real. El concepto de transición democrático es sobre todo teleológico, y esta teleología muy bien se adaptó de las características perpetúales de las que la tradición marxista no se privaba:  la transición democrática sería un fenómeno que tiene a una necesidad histórica;  reactiva la idea de un desarrollo necesariamente generalizado de un determinado método de producción, en este caso de la economía de mercado y sus corolarios políticos y sociales, lo que tiene como efecto colocar los regímenes occidentales en términos de proceso, como el hecho J.L. Linz(recuerdan la corrección del análisis de Przeworski y la tipología de los tres comunismos) cuando reduce la transición a un concentrado del desarrollo europeo del Siglo XX siglo: "contemporary societies must télescope such a long historical process into a few critical years" la economía de mercado y la democracia representativa aparecen del golpe como un objetivo natural del curso de la Historia.  El concepto de transición tiende hacia un modelo de sociedad predeterminado, lo que niega todo carácter políticamente constitutivo al pleito que designa: ya se escribe la situación, lo que da a las sociedades en transición un estatuto de protagonista más que de agente.

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Este esquema de la transición tiene pues un contenido positivo, constituido de las distintas etapas institucionales destinadas a establecer una economía de mercado y un régimen representativo.  Se habla de transición hacia la economía de mercado, hacia el Estado de Derecho y hacia la democracia.  La articulación apretada de estas tres perspectivas forma el refuerzo del concepto de transición democrático, algunos autores hablando así de "transición paquete de medidas" para designar el modelo teórico de la transición.

Así es importante analizar, en primer lugar, el paso a la democracia a través del estudio la reforma propia, de las ...

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