Por lo general, el realismo mgico se caracteriza por enmarcar las historias en espacios reducidos donde no hay una secuencia temporal lineal y clara

        Mikage, sin embargo, se resiste a aceptar que ella y Yuichi pueden ser algo más que amigos (independientemente que el aspecto sobrenatural de su relación, presente en los sueños, indique lo contrario). A pesar de que no hay nada normal de que ambos tengan los mismos sueños al mismo tiempo, Mikage intenta racionalizarlo. Aunque reconoce que sea algo sorprendente, ella dice que en realidad no es algo tan fuera de lo ordinario. Según ella, estos sueños compartidos son un milagro y al mismo tiempo lo más natural del mundo. Sin embargo, por más que Mikage intente ocultarlo, es más que claro que ella y Yuichi son más que amigos y que entre ellos surgirá una relación amorosa en algún momento. Esto es lo que intenta evidenciar la autora al introducir estos estados oníricos: mostrar lo que los personajes, sea consciente o inconscientemente, intentan ocultar su conexión inextricable.

2. La felicidad es uno de los temas de la obra. Discute algunos de los símbolos de la felicidad (como por ejemplo el procesador de textos, la licuadora, el dirigible) en el contexto de la obra.

La felicidad es un tema muy importante dentro de la obra, especialmente si se considera que Mikage, su protagonista, se encuentra repentinamente en un momento muy difícil cuando su abuela muere. La muerte de su abuela hace que Mikage sienta que su mundo entero se derrumba y que le impida ser verdaderamente feliz. Sin embargo, a lo largo de la historia tenemos que la protagonista quiere ser feliz. Ella se aferra a la felicidad siempre que le es posible, de ahí que sean tan importantes los símbolos de libertad que se incluyen en el cuento. En este sentido es muy importante hablar del símbolo del dirigible (50-52), puesto que es quizás el símbolo que más transmite el sentimiento de felicidad que Mikage necesita sentir para poder superar, o al menos lidiar tranquilamente, con la muerte de su abuela. La escena del dirigible es muy simbólica, puesto que en ella también participan una niña pequeña y su abuela. Indiscutiblemente, la niña y la abuela son reflejos, o símbolos, de la propia Mikage y su abuela. El dirigible, en esta escena, es el símbolo de la felicidad que Mikage se prometió no perder de vista nunca. Desafortunadamente, ella no puede apagar el dolor que siente; no puede contener las lágrimas dado que el dirigible lo ve estando en el apartamento que ella compartía con su abuela. Ella se dispone a marcharse del apartamento para siempre. Es por esto que se da un enfrentamiento directo entre el dolor (por la pérdida de su abuela) y la felicidad. En este momento de la novela pareciera que el dolor se impondrá, pero aquí también es importante hablar de la cocina, puesto que la cocina es también símbolo de felicidad para Mikage (dado que ella es una apasionada de la cocina). En general, puede verse a través de esta simbólica escena como la protagonista se debate entre sentimiento de felicidad, reminiscencia, dolor y nuevamente felicidad. Así, entonces, es claro que por difícil que sea Mikage quiere ser feliz y busca aferrarse a imágenes u objetos que la hagan sentirse feliz.

Ahora, al hablar del tema de la felicidad es importante decir también que para Mikage la felicidad, por más que de una sensación de tranquilidad bienestar, al final no es más que una ilusión. Ella es una mujer que está convencida de que todas las personas están condenadas a una existencia solitaria (y en consecuencia vacía). Siendo esto así, ella cree que nadie puede ser verdaderamente feliz todo el tiempo; lo único a lo que se puede aspirar es a tener momentos de felicidad y esperar que sean frecuentes (para no tener entonces que llegar a la terrible realización de la soledad). Esta idea de Mikage se evidencia en una escena en que ella observa a estudiantes de una escuela de cocina. Al ver a esas mujeres ella no puede evitar sentirse diferente; ella dice que esas mujeres viven felices porque no han llegado a la realización de que en realidad todos están solos en el mundo. Así, entonces, vemos que por más que Mikage pretenda aferrarse a la felicidad ella es consciente de que al final del día no es más que una ilusión.

Referencias

Guereña, T. & Revuelta, S. Gabriel García Márquez y la literatura hispanoamericana reciente. Consultado en http://www.educacion.gob.es/exterior/fr/es/publicaciones/materiales/gabrielgarciamarquez.pdf