Al llegar a unas cuadras del colegio, veo un auto y un camión dirigirse hacia donde nosotros nos encontrabamos, sin detenerse en absoluto. Traté de bajarme del micro, para irme caminando, viendo venir el peligro. Sentía los nervios y la adrenalina correr por mi interior. Esperé y esperé, hasta que lo siento.
El impacto sucedió, y lentamente pierdo el conocimiento.
Despierto de golpe, para verme ilesa, al igual que los demás arriba del micro. Observé que todos estaban dormidos, y asusatada, despierto a Ailén, sacudiendola. Ella había sentido lo mismo que yo, y sin prestar atención al resto, bajamos del colectivo, dirigiendonos al colegio.
Cuando llegamos a la cuadra siguiente, descubrimos que estaba cortada. Al acercarme para ver si los peatones podían pasar, siento una brisa fría; me doy vuelta y Ailén había desaparecido como reguero de pólvora. ¡¿Como pudo dejarme sola acá?!
Sigo mi camino y encuentro una bibicleta cerca de un kiosco. Le pregunto al hombre que atendía si alguien la habia dejado allí, porque yo necesitaba llegar a la escuela; él me respondió que hace días que estaba ahi y nadie venía por ella. La agarré y pude llegar. Veo al micro estacionado afuera de la escuela y suspiro, aún despues de tantos años, el conduncor tiene sus años y sigue olvidándose de mí. Oigo el barullo de los alumnos adentro y le pido al portero que me habra el portón. Él me sonríe y me abre la puerta. Yo sigo mi camino, pero cuando entro no veo a nadie.
Me sorprendió, ya que había podido escuchar a todos los alumnos hacer ruido, mucho ruido. Sin embargo, no veía a nadie en el salón de actos. Sospechando que algo malo estubiera pasando, subo las escaleras y asomo la cabeza por la ventanita de la sala de profesores. Nada.
Me asomo para ver si había algún preceptor. Nadie.
Ya asustada, bajo las escaleras y salgo al patio, esperando encontrar alguna hermana allí afuera. No se veía nada. Corro hasta la capilla y entro; no había nadie allí. Entro a la casa de las hermanas y me fijo si habia alguien. Nadie se encontraba allí tampoco.
Salgo al patio de la capilla y tiro la mochila al suelo. Podía escuchar claramente las familiares voces de mis compañeros en el salón de actos, asi que sali corriendo y entré de un golpe por la puerta trasera. ¿Acaso alguien me estaba jugando una broma? Pues entonces no era muy divertida.
Me siento en las escaleras del esenario y me sostengo la cabeza con las manos. ¿Que estaba ocurriendo conmigo? Me levanto y me dirijo al centro del esenario, no se porqué. Las voces de los alumnos me rodeaban; eran miles y miles de voces que me estaban volviendo loca. Me agarro la cabeza y caigo de rodillas, gritando.
¿Que sucede? Me despierto sobresaltada para encontrame acostada y viendo un lugar blanco y verde. Giro mi cabeza hacia el costado y veo a mi mamá sentada en una silla, dormida. Cuando quiero hablarle, no puedo formar palabra alguna. Miro mi brazo y veo un suero conectado a él. Descubro que llevaba puesto un respirador en la nariz, como el de las peliculas.
¿Que había pasado realmente?