Otro problema que enfrentamos al utilizar el lenguaje es la ambigüedad. En el lenguaje cotidiano, muchas palabras tienen distintos significados dependiendo del contexto en que se utilicen. Esto puede causar confusión, ocultar el significado, o prestarse para falacias, ya que al sacar una frase de su contexto original, puede cambiar totalmente el sentido de lo que se trataba de decir. Tomemos por ejemplo, “Juan bota mucho”. Significa que Juan descarta muchas cosas, o que Juan rebota? Todo depende del contexto, y aun así, muchas veces aun queda confuso el significado.
El lenguaje sufre también de vaguedad, es decir, hay palabras que engloban varios conceptos, y por lo tanto, el receptor no sabe a cual se refiere. Esto se puede notar claramente en diferentes culturas, ya que por ejemplo, al traer una persona Inuit a una sociedad como la nuestra, no podría entender de que “nieve” le estamos hablando, ya que en su lengua hay muchísimas palabras para definir este concepto. Así mismo, si nosotros aprendiéramos lo que significa cada palabra que ellos utilizan para nieve, tampoco podríamos apreciar de que se trata, ya que en nuestra cultura no existen si quiera las divisiones entre tipos de nieve.
La evolución del lenguaje debería, entonces, poder reducir el impacto que tienen estos problemas sobre nuestra comunicación, intentando arreglar las partes que causan conflictos. Por ejemplo, para poder reducir la subjetividad, seria muy útil tener un vocabulario amplio, con un gran numero de palabras para definir la mayor cantidad de términos posible. Aun así, sigue el problema de ‘definir lo indescriptible’. Así mismo, diversificar el vocabulario nos permitiría tener mayor exactitud al elegir palabras, para poder aplicar así el término más exacto y minimizar también la vaguedad. Para que decir nieve, si tenemos 5 otras palabras que se refieren específicamente a la nieve que buscamos? Por ultimo, ampliando el vocabulario se lograría también, hasta cierto punto, bajar el nivel de ambigüedad, ya que con más palabras, es menos probable que se topen dos términos y se cause confusión.
Ahora, el sistema de expandir ilimitadamente nuestro vocabulario tiene a su vez grandes desventajas. El idioma castellano con su extensión actual ya resulta difícil de aprender para los extranjeros por su gran cantidad de adjetivos y formas complejas de conjugación, y al incrementar el número de palabras, el largo de estas también aumentara considerablemente. Seria además imposible mantenerse dentro de los orígenes grecolatinos de la lengua, ya que surge la necesidad de nombrar ideas y conceptos que no existían en ese tiempo. Para crear estas nuevas palabras, habría que utilizar uno nuevo tipo de raíces y combinaciones, lo que dejaría una forma antigua y nueva divididas dentro de la lengua (Tal como ocurre con las palabras del ingles que se adaptan al castellano – A nadie se le ocurriría escribir WC como “güater”).
Además de dificultar su aprendizaje, al tener una enorme cantidad de palabras, el proceso de pensar y expresarse cotidianamente se vería perjudicado en términos del tiempo que tomaría formar una oración.
Los matemáticos se vieron ya enfrentados a este problema, al tener que definir un sistema numérico que permitiera expresar la realidad. Inicialmente, se utilizo el sistema en base 10 por la similitud que tiene con los 10 dígitos de las manos, pero al tratarse de computadoras, se utiliza el sistema de base 16, que permite escribir números hasta 255 utilizando solo dos cifras. Pero, podríamos haber usado un sistema en base 255 y representar cada numero con solo una cifra. El problema en este acercamiento es el mismo que se enfrenta al aumentar el vocabulario. Mientras mas amplio, mas eficiente es la representación de números, pero al mismo tiempo, mas complicado seria aprenderse los 255 símbolos (Pasando desde los 10 que ocupamos actualmente!). Al decidirse por un sistema en base 16, utilizaron las primeras 6 letras del abecedario, y se consiguió un sistema entremedio de lo eficiente y lo simple. Pero seria esto aplicable a un sistema de lenguaje?
George Orwell, en su libro “1984”, plantea un “lenguaje del futuro”, que se utilizaría para limitar el grado de razonamiento de la gente que lo utilizaría. Reduciendo cada vez mas el vocabulario, eliminando los antónimos (ya que se expresarían usando no-algo), y utilizando palabras compuestas para representar casi todas las ideas, se podría lograr un vocabulario muy compacto y poder reproducir así muchas de las percepciones de la realidad muy simplemente. Pero este sistema no representa tampoco la evolución del lenguaje, ya que al aplicarlo, aumentaría demasiado el grado de vaguedad de muchos conceptos (al abarcar cada vez una mayor cantidad de conceptos) y la exactitud y precisión se verían terriblemente perjudicadas.
Podemos tomar también como ejemplo el código binario, lenguaje de las maquinas. En el, utilizando solamente dos dígitos (0 y 1), se pueden programar procesos intrincados y complejos que se reducen, finalmente, a interminables líneas de ceros y unos en sucesión. Este lenguaje artificial no tiene ambigüedad, ya que o algo es 0 o es 1. No hay puntos medios ni conceptos dudosos ni dobles sentidos. La principal desventaja es que para representar un ensayo como este, se necesitarían cerca de 120 hojas de alternaciones de unos y ceros.
Al contrastar todas estas alternativas, podemos esperar que el lenguaje evolucione hacia tener cada vez mas palabras, pero hay un punto en que esto no será mas una buena alternativa. El largo de las palabras crecerá cada vez mas, por lo que en algún momento la extensión del lenguaje tiene que empezar a bajar su velocidad de expansión, por los problemas que esto presenta. Probablemente, la velocidad de los desarrollos tecnológicos y descubrimientos científicos se incremente exponencialmente en el futuro, y al cabo de unos años, la velocidad de los desarrollos sea tan grande que será imposible para el lenguaje seguirle el ritmo.
Francisco Arévalo
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