Este nuevo gobierno suspende la actividad política, los derechos de los trabajadores, interviene en los sindicatos, disuelve el congreso y los partidos políticos, prohíbe las huelgas, destituye la corte suprema de justicia etc. Aparte de estas desmesuradas medidas, propias de la más feroz de las dictaduras, el gobierno de Videla ordena el corte de pelo en los hombres, quema miles de libros y revistas y clausura locales nocturnos. Hicieras lo que hicieras, el nuevo gobierno lo sabría y tarde o temprano acabarías violada y fusilada, o arrojado al vacío desde un helicóptero. Era como si todo el país, y en particular Buenos Aires fuera al fin y al cabo un apresamiento en el cual los argentinos se podrían poco a poco.
No solo la terrible censura impuesta por el gobierno martillaba a los argentinos, sino también las torturas, impuestas a todos los considerados ‟enemigos de la nación”. Este método consistía en la desaparición de personas, las cuales eran llevadas a centros clandestinos de detención donde los interrogatorios se convertían en sádicos tormentos físicos. Al principio la gente ignoraba que ocurría con estos desaparecidos, pero poco a poco el intranquilo pueblo argentino fue descubriendo lo que en verdad sucedía y aunque deseaba pararlo, lo único que podía hacer era mantenerse en el anonimato sin causar ningún tipo de inconveniente al nuevo gobierno con el fin de evitar el amargo padecimiento de ‟desaparecer”.
Estos centros clandestinos fueron construidos para detención y tortura; allí se detenía, torturaba y asesinaba a los ciudadanos de a pie. Estos centros pronto se hicieron repulsivamente conocidos y todo el mundo sabía que una vez secuestrado, no importaba el tiempo que permanecieras vivo, acabarías fusilado o arrojado a un río desde un avión o helicóptero.
Rápidamente dio comienzo la siniestra guerra sucia, y las desapariciones ocurrían a diario. Se trataba de un programa que fue planificado con anticipación, cayendo en primer lugar los ‟subversivos”, que eran los simpatizantes o activistas de cualquier movimiento de protesta o crítica social.
Además del secuestro de adultos, hubo un plan de apropiación de niños, que eran robados o arrebatados a sus madres e inscritos como hijos de miembros de la represión, vendidos o abandonados en institutos.
En esta dictadura muchas mujeres sufrieron desmesuradamente. En la reorganización nacional uno de sus aspectos característicos fue la violencia ejercida contra las mujeres detenidas, dado que casi todas las mujeres que estuvieron presas sufrieron algún tipo de abuso sexual. Esta cruel conducta hacia las mujeres -e incluso niñas- fue sistemática y había sido planificada con antelación siendo aplicada sobre la mayoría de detenidas. Estas violaciones no solo constituían una forma de sometimiento y extorsión , sino que la enajenación y la falta de escrúpulos del gobierno iba mas allá, buscando ‟disciplinar y corregir”, destruyendo su integridad física y mental, violando a mujeres inofensivas, las cuales perdían su dignidad y eran humilladas por hombres sin moral alguna, repugnantes, abusivos y desaprensivos.
Después de soportar las injustas torturas sexuales durante semanas e incluso meses por parte de muchos hombres, estas mujeres eran asesinadas, lo cual deplorablemente resultaba un alivio para aquellas que ya habían perdido toda esperanza.
El 24 de marzo de 1976 no solo fue el día en el que comenzó la última dictadura de Videla, sino también el comienzo de un fatídico plan de exterminio, esencialmente sobre la clase obrera, el día en que Argentina experimentó una desdichada etapa de terror y sufrimiento.
Lola Quintero Bonet 10JM