Por este motivo, la educación y cultura es de suma importancia para el sujeto ya que éstas fundan el conocimiento y con él su conciencia o moral. Ésta última supone un conjunto de normas de conducta que el ser humano por obra de su raciocinio establece y dictaminan aquello correcto e incorrecto. Es conveniente utilizar la razón para establecer el código moral de uno mismo o para resolver cuestiones morales a pesar de que resulte de gran dificultad desprenderse de los sentimientos. Así establecer el margen entre el bien y el mal no debería ser obra de los sentimientos y emociones ya que éstos ciegan. Por ejemplo, si una madre robase comida para abastecer a sus retoños porque está sumida en la más cruel y vil miseria y un individuo lo presenciase, ¿debería o no denunciarla? Es un complicado dilema moral ya que los sentimientos se imponen y la lástima que irradia la mujer ciega, pero razonando, se llegaría a la conclusión de que la justicia debe imponerse ya que de lo contrario el mundo sería un caos. De otro modo, si se aceptase este acto, muchos robos y asesinatos se justificarían a su vez y se impondría el libre albedrío que conllevaría a la perdición y depravación. Por otro lado, ¿por qué debe salir perdiendo el dueño del establecimiento donde se ha sisado? En general esto demuestra con claridad que aunque suponga una notable dificultad, la razón debe imponerse a la hora de dictaminar aquello que es correcto o no.
Una de las formas de establecer esta división es la justicia o Ley ya que teóricamente ésta surgió tras un consenso en el que se instauró qué es lo correcto e incorrecto. De este modo, supuestamente, si un individuo se acoge a ella sabrá establecer tal división. Durante el periodo de la Grecia clásica, la moral y la ley iban unidas pero a partir del Renacimiento, se produjo una diferenciación clara. El hecho de que la justicia establece cuales son las acciones correctas o incorrectas presenta por ello diversos problemas y conflictos. Esto se debe a que ella es diferente en cada país y así por ejemplo, en España el consumo de marihuana es vetado mientras que en Holanda ello supone una acción correcta. De ahí surge un dilema moral para el individuo ya que si la justicia establece el margen entre el bien y mal, y ésta es distinta según donde se habite, ¿realmente seguir la Ley implica cometer acciones correctas? Por ello, es necesario el raciocinio ya que usando la razón y el propio conocimiento, el individuo podrá establecer esta división, y para ello, como ya ha sido mencionado con anterioridad, es necesario cultivar el conocimiento, desarrollarlo y crear unas normas morales personales. Sin embargo, ¿qué ocurre si tu conciencia dictamina que es correcta una acción pero ésta va en contra de la justicia? Generalmente, los individuos, debido a la coerción deciden acogerse a la última, por el temor a ser castigados.
De ello surgen diversos niveles de desarrollo moral por parte de un individuo. El primero de ellos se denominaría ‘moral pre-convencional’, donde el sujeto se limita a respetar una norma por las consecuencias que conllevaría hacer lo contrario. Por lo tanto, en este caso, hacer lo correcto no vendría condicionado por la propia moral y un pensamiento crítico y bien fundamentado. La ‘moral convencional’ es el segundo nivel y en él los individuos realizan acciones buscando la aprobación del entorno directo, cumpliendo su propio rol. De este modo, se saltaría una norma si interesase al individuo en cuestión. Por ejemplo, muchos jóvenes deciden hurtar para ser incluidos en un grupo y así lo hacen debido a su entorno, no por ellos mismos. De nuevo, en este caso hacer lo correcto no supone saber qué es lo correcto ya que cuando se realiza un acción, el sujeto no la hace siguiendo su conciencia o conocimiento sino influido por la atmósfera que le rodea.
El tercer nivel, al que muy pocos individuos logran acceder, es la llamada ‘moral post-convencional’. En este caso el sujeto se apela y recurre a sus valores, considerando así correcta la acción que está de acuerdo con sus principios. De este modo, una persona perteneciente a este nivel ante un asunto reflexionaría, y aunque fuese en contra de la ley o su entorno, actuaría conforme su moral y conciencia dictaminasen. Así, aunque las consecuencias fuesen negativas, si el sujeto considera que es lo correcto procedería de esa manera. Ejemplo de ello sería el caso en que un individuo perpetra un robo en un banco y el mejor amigo de éste, tras un profundo racionamiento decide delatarle.
Por lo tanto, queda reflejado que las acciones correctas parten de conocimientos correctos y por ello es vital comprender la necesidad de razonar antes de actuar. También es esencial que el sujeto comprenda qué es lo correcto tras formar una serie de principios y normas morales propias.