La Divina Comedia fue escrita en el crepsculo de la Edad Media por el poeta florentino Dante Alighieri (1265-1321)
La Divina Comedia: Una alegoría con la naturaleza humana
Por Inés Tovo
La Divina Comedia fue escrita en el crepúsculo de la Edad Media por el poeta florentino Dante Alighieri (1265-1321). Sus obras se sitúan a la par con la de los más grandes poetas y escritores de toda la historia de la humanidad, entre ellos Homero, Ovidio, Víctor Hugo y, más contemporáneo, Miguel de Cervantes, entre otros. La Divina Comedia está formada por 14.333 versos endecasílabos, agrupados en tercetos. A su vez, la obra se divide en tres instancias que corresponden a la vida superior: El Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. La historia se desarrolla a partir de la llegada del Poeta a las puertas del Averno, donde es conducido por Virgilio, un poeta de la Antigüedad que cumple el rol de guía y protector de Dante. Una vez dentro, ambos emprenden el camino hacia la última instancia del recorrido: Beatriz. Para ello, deben atravesar los nueve círculos que forman el Infierno, cruzar el Purgatorio y entrar al Paraíso donde la "mujer ángel" los está esperando. Tales sucesos son relatados combinando los elementos clásicos de la lírica amorosa de aquellos tiempos con otros más "vanguardistas", que son los que anticipan la llegada del Renacimiento. De esta manera, se puede decir que La Divina Comedia es una amalgama de características literarias de distintas épocas. A partir de la lectura del texto, se puede afirmar que el análisis de los personajes conduce a determinar el modelo de Hombre que construye Dante.
En primer lugar, es interesante hacer hincapié en el principio de la historia. El Poeta se encuentra en algún lugar lóbrego y oscuro y sin nadie a quien pedir ayuda. La llegada del maestro, Virgilio, enciende las esperanzas del Poeta. Éste le informa que una "cándida doncella" llamada Beatriz lo espera a puertas del Paraíso. Enseguida el poeta se recupera y, determinado a cumplir con el pedido de Beatriz, comienza su trayectoria junto con Virgilio. Sin embargo, el Poeta pierde nuevamente su motivación y vacila acerca de emprender o no aquél recorrido. Esta vez, no es la belleza ...
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En primer lugar, es interesante hacer hincapié en el principio de la historia. El Poeta se encuentra en algún lugar lóbrego y oscuro y sin nadie a quien pedir ayuda. La llegada del maestro, Virgilio, enciende las esperanzas del Poeta. Éste le informa que una "cándida doncella" llamada Beatriz lo espera a puertas del Paraíso. Enseguida el poeta se recupera y, determinado a cumplir con el pedido de Beatriz, comienza su trayectoria junto con Virgilio. Sin embargo, el Poeta pierde nuevamente su motivación y vacila acerca de emprender o no aquél recorrido. Esta vez, no es la belleza ni las súplicas de la mujer, y ni siquiera el amor, lo que incita al Poeta a continuar. Virgilio, con su hábil destreza de persuasión, apela directamente al orgullo y a la responsabilidad de Dante:
"'Más ahora ¿qué te para? ¿Cuál pereza
o miedo vil tu espíritu acobarda?
¿Por qué no alientas franca fortaleza,
pues tres santas mujeres son tu guarda,
y allá en la corte ampárante del Cielo,
y te anuncio yo acá lo que te aguarda?'"
Sus palabras llegan a lo más íntimo del Poeta, mueven su alma, su mente, y su orgullo. Entonces, ¿qué se observa aquí? Que el Hombre, ajeno a sus emociones con otros pares, y más explícitamente con la mujer, es capaz de tomar cualquier riesgo con tal de mantener su orgullo y su honra. Por lo tanto, La Divina Comedia es una alegoría de la naturaleza humana. ¿Por qué digo esto? Porque el hecho de que Dante cruce el Infierno y el Purgatorio para así llegar a las puertas del Paraíso, significa que el hombre es capaz de hacer cualquier cosa cuando está convencido y determinado a cumplir con sus deseos más profundos. No es el amor lo que actúa como motivación, no es la piedad, no es la venganza. Es el orgullo, es la convicción. Es la honra, la responsabilidad.
Mas en el transcurso de la historia, ya situados círculo de la lujuria, nos encontramos con Francesca de Rímini. La historia de esta mujer ha sido uno de los principales emblemas de La Divina Comedia, hasta tal punto que aún hoy aparece en muchos de los escritos más contemporáneos.1 Una vez más, encontramos en la historia de Francesca y Paolo el deseo y la responsabilidad. Pese a que esté visto desde otra perspectiva, se observa nuevamente lo que el hombre es capaz de hacer con tal de cumplir sus anhelos. En este caso los amantes desafían a Dios al violar el sacramento del matrimonio, cometiendo así el pecado de la lujuria. En el texto crítico, Francisco de Sanctis dice que a pesar de que, tanto Paolo como Francesca, se resistían a su deseo por el otro, ambos fueron vencidos poco a poco. El autor alude, y de hecho con mucha razón, a los sentimientos de Francesca como "un pecado que ya estaba en el alma"2. Evidentemente esto quiere decir que tanto Francesca estaba segura de sus sentimientos. Había convicción, seguridad. Sin embargo, este último punto trae consigo nuevas problemáticas. Si Paolo y Francesca son dominados por sus deseos, y actúan de modo irresponsable estando convencidos de que están haciendo mal, ¿dónde esta la responsabilidad que suscita a estos personajes a actuar de esa manera? Efectivamente, ambos estaban al tanto de la gravedad de sus acciones. Sin embargo, ellos asumen el dolor de estar en el infierno. Aún en el Orco, asumen la responsabilidad del pecado que cometieron. Es aquí donde se encuentra la esencia la naturaleza humana: el compromiso, la responsabilidad, la seguridad de hacerse cargo de los pecados que uno comete. La siguiente cita textual es un claro ejemplo de que aún en Infierno, los amantes no abandonan el amor que sienten el uno por el otro. Francesca, personificando al amor, dice:
"Amor, que a amantes con amor corona,
Por éste me cogió placer tan fuerte,
Que aun así, como vez, no me abandona."
Decir que el "beso blando", que definió el destino de los amantes, fue un acto de irresponsabilidad sería algo anacrónico. En las líneas anteriores, Francesca admite que todavía está ligada a Paolo. Ese Amor que los llevó al castigo sigue en pie, incluso en "el lugar de toda luz privado". Por lo tanto, ese beso significó para los dos asumir el dolor y la responsabilidad en el más allá, en lo más profundo, en el Infierno.
En conclusión, puedo afirmar con certeza que a partir de ciertas actitudes y acciones de los personajes, el Poeta transmite que el modelo de Hombre, que se ve reflejado tanto en el propio Dante, como también en la fascinante historia de Francesca de Rimini. El orgullo, el deseo incondicional, la convicción y la responsabilidad son el leit motif de la naturaleza humana, son los principales motores que mueven al hombre a realizar sus sueños, sus ambiciones y sus aspiraciones.
052 Palabras.
Un ejemplo clásico es el poema "Inferno, V" del escritor argentino Jorge Luis Borges.
2 Francisco de Sanctis, Francesca de Rímini, pág. 21.