A primera vista, el narrador hace lo que parece ser un trabajo muy completo de investigación y compilación de información relacionada con el crimen. Él habla con un gran número de personas que conocían a Santiago Nasar, las cuales estaban presentes en la noche de la boda, y podíamos decir que los invitados a la boda fueron cómplices de asesinato ya fue no ayudaron a salvar la de Santiago o hicieron nada para ayudarle.
Sin embargo, esta afirmación se contradice y debilita más a menudo de lo que aclara. A lo largo de la crónica del narrador, por ejemplo, escuchamos diferentes cuentas del tiempo en la mañana del crimen. Según algunos, se trataba de una hermosa mañana de sol o, para otros, el tiempo era lluvioso. A los individuos que dan sus cuentos, la memoria del tiempo es un hecho pero se contradicen. O puede ser simplemente que la realidad y los ‘hechos’ han cambiado con el tiempo. Victoria Guzmán, por ejemplo, en un principio comenta que ni ella ni su hija sabían que los hermanos Vicario estaban esperando para matar a Santiago pero, después, admite que ellas, de hecho, sabían los planes de los gemelos.
Los recuerdos son problematizados por el hecho de que todo el pueblo estaba, en la noche antes del asesinato, celebrando la boda de Ángela Vicario y de su marido Bayardo San Román. Para empezar, el narrador, antes de decidirse a indagar en loa acontecimientos “pieza por pieza desde la memoria de otros”, tiene “un recuerdo muy confuso” de los acontecimientos. Sin embargo, no hay indicios de que los recuerdos de las personas a quienes el narrador se basa la construcción de su narrativa son más fiables que la suya. Por el contrario, la mayoría de la gente del pueblo parece igualmente confusa. El hermano del narrador que regresa a casa en las primeras horas de la mañana también se ha ‘confundido’ el recuerdo de un encuentro que tiene con los gemelos Vicario a su casa. Además, la hermana del narrador tiene una resaca en la mañana del crimen y ni siquiera se molestaron en ir a saludar al obispo. Estos recuerdos, bañadas en alcohol, de los acontecimientos acerca del tiempo, sino que ponen en duda toda la narración dando así a entender que los recuerdos en los que se lzsa la historia.
El intento fallido del narrador por encontrar un consenso entre relatos del pasado pone de manifestó tanto la subjetividad de la memoria y la falibilidad inherente al estilo periodístico. En pocas palabras, se demuestra la insuficiencia de las palabras para reflejar la experiencia de los implicados. También, queda en entredicho la idea de una autoridad única narración, ya que la ambigüedad que resulta de la percepción de múltiples puntos de vista y revela que no hay no versión de la verdad completa que existe. Dentro del mundo representado en la novela, sin embargo, las ambigüedades e incertidumbres no son tan minuciosamente analizadas. Santiago Nasar es asesinado, ya que existe más allá de una duda razonable de que él fuera el hombre responsable del robo de honor a Ángela Vicario, sino porque se le acusa de hacerlo. Se trata de la narración que crea la realidad. Lo mismo podría decir de la crónica del narrador: contando la historia, mediante la selección y cuidado la organización de las versiones contradictorias de los acontecimientos en un relato muy estructurado; el narrador crea la ilusión de que su versión de los consigue ser fiel a la verdad.
Es, sin embargo, sólo es un ilusión temporal. El narrador sugiere que los informes escritos se puede ocultar más de lo que revelan cuando menciona que el informe original elaborando por el juez de instrucción había dejado fuera algunos hechos clave. El hecho de que los gemelos comenzaran a buscar a Santiago en casa de María Alejandrina Cervantes, por ejemplo, en el que Santiago y había estado poco tiempo antes, no se incluye en el caso. Si este acontecimiento no se informó, por lo tanto, debemos que preguntarnos qué otro tipo de información también fue omitida.
La investigación sobre el caso se vió alterada ya que nuestro narrador sólo fue capaz de salvarsólo fue capaz de salvar “algunas 322 de los más de 500” páginas del archivo original. El cual estaba incompleto porque el suelo del Palacio de Justicia de Riohacha se había inundado. Por otra parte, algunas de las personas cuyo testimonio podría haber ayudado a dar más pistas sobre el caso se negó a hablar del pasado. Personajes como la madre de Ángela, o los que no pudieron hacerlo porque estaban muertos, como era el caso del oficial Leandro Pornoy.
El narrador de CMA se complica aún más por el hecho de que él mismo era un residente de la ciudad. Él creció con Santiago que, en los últimos años, habían pasados sus vacaciones juntos y en compañía de otros amigos. Por otra parte, fue él que estaba con Santiago en la noche antes de su asesinato. Además, en el momento en que se cometió el crimen, estaba en los brazos de María Alejandrina Cervantes, una mujer con la que Santiago estaba obsesionado y que a su vez el narrador estaba viendo sin el conocimiento de Santiago. Y más, el narrador se refiere a Ángela Vicario. El que el narrador estuviera vinculado y conociera tanto al muerto como a la gente del pueblo en jaque a la objetividad en su narración e incluso puede servir para alimentar el secreto en el centro de los acontecimientos. Por lo menos, añade otra línea de incertidumbre a la narrativa ya cuestionable.
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