Aunque la tendencia hiciera prever lo contrario, a partir de 1918 (640.769 habitantes) la población no sólo no descendió, sino que continuó ascendiendo (Fig.2 y 3). Este crecimiento era debido a que, por primera vez desde hacía mucho tiempo, las tasas de natalidad eran superiores a las de mortalidad, lo que procuraba un crecimiento natural positivo.
En 1930, el número de habitantes en Barcelona superó por primera vez el millón (exactamente 1.005.565 habitantes), en parte gracias a la ayuda de un nuevo flujo de inmigrantes (5.619 en 1929). A partir de esta señalada fecha, un nuevo e importante hecho empieza a tener lugar. La mortalidad infantil comienza un brusco descenso (Fig.6a y 6b), gracias a las mejoras sanitarias y médicas, lo que supondrá un aumento continuado durante 50 años, es decir, hasta 1980 (a principios de éste año, la población estaba cifrada en 1.906.998 personas). Cabe destacar que este aumento se ve truncado durante algunos años, coincidiendo con el alzamiento y el comienzo de la Guerra Civil Española (1936-1939).
A partir de 1980, la situación, tras la muerte del Franco (1975), y la instauración de la democracia, da un enorme vuelco. Las diferencias entre las tasas de mortalidad y las de natalidad empiezan a estrecharse, llegando a superar la primera a la segunda con una diferencia significativa (en 1995, la tasa de natalidad se situaba en 7,5 por 1000 habitantes, mientras que la de mortalidad rondaba los 10,5). Además de esto, el número de emigrantes comienza a aumentar (Fig.5b), rebasando por un amplio margen a los inmigrantes. Esto hizo que, desde 1980, la población comenzara a descender lenta pero constantemente, hasta que en 1996 el descenso cesara (1.508.805 habitantes).
En estos últimos años, la tendencia ha sido de estabilidad. Aunque la mortalidad supera a la natalidad, esto se ve compensado por las inmigraciones, que están ligeramente por encima de las emigraciones. Cabe aclarar que el crecimiento de los valores de mortandad en los últimos años ha sido debido a la inmensa cantidad de población senil, que ha sido causada por la elevada esperanza de vida, que no ha hecho más que aumentar desde comienzos del siglo XX (en 1900, la esperanza media de vida al nacer rondaba unos míseros 30 años, mientras que en el año 2000 ésta se sitúa en torno a los 80 años) (Fig.7).
ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN
Actualmente, la población de Barcelona se encuentra muy envejecida, por motivos explicados con anterioridad. La población juvenil (hasta 15 años de edad) es minoritaria, y no podrá asegurar el recambio generacional. Cabe destacar que las mujeres son mayoría, por algún motivo, en prácticamente todos los grupos de edad.
La población está concentrada entre los 20 y los 70 años, por lo que dentro de algún tiempo la población senil (a partir de los 65 años) será mayoritaria.
(Ver figuras 8, 9 y 10 adjuntas al final del estudio para información adicional).
CONCLUSIÓN
Con todo lo visto anteriormente, podemos afirmar que la tendencia en la población barcelonesa ha sido, a pesar de algunos altibajos, de un aumento constante y prolongado a lo largo de todo el siglo XX.
Por tanto, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, y concentrándonos en los datos actuales, que la situación promete un cambio durante este siglo. Las bases de ésta afirmación son las siguientes:
- La alta esperanza de vida (la cual parece que va a seguir aumentando durante muchos años) ayuda al proceso de envejecimiento de la población, acrecentando las tasas de mortalidad.
- Las tasas de natalidad más bajas de la historia, muy por debajo de las de mortandad, indirectamente propiciadas por las también bajísimas tasas de nupcialidad (cercanas al 4 por cada 1000 habitantes en el año 2000, que contrasta claramente con las más de diez de años anteriores).
- Un posible descenso en el número de inmigrantes se prevé inminente, ya que el flujo de inmigrantes ilegales está más controlado que en años anteriores.
- Un rápido crecimiento en el número de emigrantes ha tenido lugar en los últimos años.
- No hay visos de que surja un conflicto bélico cercano a España y, por tanto, a Barcelona. Por esto, no hay posibilidad de movimientos de refugiados.
- La mortalidad infantil es prácticamente inexistente, y es casi imposible reducirla todavía más.
Como respuesta final a nuestra hipótesis inicial, podemos decir que no, la tendencia de este siglo no será la misma que la del anterior, ya que el crecimiento de la población parece que va a tender a estabilizarse, o, incluso, a entrar en una regresión.
ANEXO Y TABLAS
Estudio de la población de la ciudad de Barcelona.