Por otro lado, es innegable que en la obra existen momentos que transmiten mucha tensión; por ejemplo, cuando Antígona está a punto de ser vista y luego es atrapada o en el instante en el que Antígona se suicida. Es muy posible que, dichas situaciones hayan generado cierta tensión y estrés en los espectadores griegos de aquel tiempo; es decir en alrededor de 15 0000 personas que concurrían al teatro de Dionisos. No obstante, se debe reconocer que la gente de la Grecia Clásica vivía la obra, sentía las emociones que los personajes expresaban, apoyaban a uno de ellos y por qué no decirlo, se identificaban de manera singular con alguno.
Se sabe que, Sófocles toma el mito de Edipo Rey, el cual era muy conocido para buscar tal identificación y lo plasma en el teatro. Existe un sentido de identificación, que era el principal, porque se buscaba que la gente supiera más sobre su cultura y esto se lograba a través de mitos; pero él le añade su toque especial. Se conoce que en aquella época la mujer era sumisa y no era considerada como ciudadana; pero qué pasa en Antígona, se ve que una de las fuerzas principales es una mujer que no es sumisa, sino que es desafiante, valiente y considerada por muchos como una valerosa heroína por defender las leyes divinas y no detenerse ante las órdenes estatales de Creonte.
Si se toma como base el estudio de textos dramáticos, se puede apreciar que existen elementos transformadores que permiten pasar de una acción a la otra. Por ejemplo, cuando Antígona trata de dar sepultura a su hermano Polínices porque si ella no hubiera hecho eso, no hubiese sido atrapada y quizás tampoco se hubiera suicidado o cuando Antígona se enfrenta a Creonte y dice: “Lo confirmo, y no niego absolutamente nada”, (Sófocles, 2001:12) ella sigue su rumbo porque sabe que va a morir y en ese momento la heroína hace valer su fuerza de voluntad para enfrentar a Creonte y no sucumbir. Sin duda en la obra la tensión va creciendo y hubieron puntos máximos de estrés en los que tanto Antígona y Creonte mostraban su concepción del mundo, las leyes divinas y terrenales.
Además, en la parte final de la obra se ve cómo el destino de algunos personajes convergen: la muerte de Eurídices y Hemón que de una manera u otra le dan una lección a Creonte por ser tan soberbio y no querer dar sepultura a su sobrino Polínices, por considerarlo traicionero. Se muestra que así como Antígona mencionó, las leyes divinas han existido desde siempre y se deben cumplir porque si no los dioses castigarán al culpable. Por otro lado, se puede sentir el temor de Creonte cuando al final Tiresias le aconseja que no tiene caso el prohibir la sepultura de Polínices y mandar a encerrar a Antígona porque la maldición está ya presente y que por su culpa Tebas está por sufrir una gran desgracia. Y Tiresias en el quinto episodio le dice: “Común es a todos los hombre el error, (Sófocles, 2001:24) donde se puede evidenciar el ente reflexivo de la obra.
Sin lugar a dudas, el coro juega un rol muy importante porque realiza un diálogo interiorizado; es decir reflexiona, aunque a veces repita o resuma lo que dicen los personajes. Por otro lado, en la obra se puede ver que se emplea la retórica y figuras retóricas, propia de la Grecia Clásica. Como se observa en las palabras que dice el coro: “la prudencia es con mucho la primera fuente de ventura. No se debe ser impío con los dioses. Las palabras insolentes y altaneras las pagan con grandes infortunios....”, (Sófocles, 2001:30), la finalidad es encantar y seducir a los espectadores. Es el instrumento que hace posible la persuasión. Se aprecian figuras retóricas como la metáfora en las palabras del coro cuando canta: “..., ojos del dorado día...” (Sófocles, 2001) haciendo alusión al sol.
También se puede apreciar el oxímoron, en la parte que Antígona menciona “santo delito” (Sófocles, 2002) porque un delito no puede ser santo y se aprecia la connotación que este tiene. Ella lo calificaba como santo porque defendía las leyes divinas, las leyes de siempre y decía que se deben cumplir. Además consideraba su causa justa porque la motivaba el amor fraternal que sentía por su hermano Polínices y rompió con los paradigmas de mujer sumisa, personaje muy bien trabajado por Sófocles.
En la obra, se evidencia que existen dos fuerzas antagónicas. Dos concepciones del mundo totalmente distintas. La primera representada por Antígona, quien desea que su hermano Polínices tenga sepultura al igual que su hermano Etéocles. Ella es una mujer muy valiente, rebelde, desafiante y dispuesta a todo para lograr su objetivo. Y la segunda fuerza representada por Creonte, un hombre soberbio, necio, hiriente e incrédulo que considera que no se debe dar sepultura a Polínices por ser un tricionero de Tebas. Además, Antígona representa las leyes divinas y al pueblo, mientras que Creonte representa las leyes estatales y el estado autoritario.
Asimismo, como ya se dijo anteriormente durante la obra hay muchas acciones que quizás hicieron sentir adrenalina y tensión a todos los espectadores. Pero sin duda, lo que pretende la obra es explicar una verdad sobre la vida que no puede ser explicada por la lógica (poiesis), puesto que Antígona se encuentra basada en un mito que ha ido transmiténdose oralmente de generación en generación. Implícitamente la filosofía está presente. Además, en la obra se aprecia que las leyes divinas no deben ser cuestionadas porque si esto sucede ocurrirá una desgracia; es decir las leyes divinas son cuestión de fe y no pueden ser sustentadas por la razón. Para que la gente la fe va pasando de una a otra generación y sencillamente no es igual a la nuestra porque llana y sencillamente nuestra poiesis es distinta.
Por otro lado, el género teatral buscaba catarsis; es decir el purificar a la gente, liberarla de las tensiones que sentían en aquel momento y la mímesis que empleaban los actores al interpretar Antígona. Imaginar a alrededor de quince mil personas viendo Antígona teatralizada y viviendo las emociones que expresaban los personajes, reflexionando junto con el coro y asimilando el mito como la explicación de lo que no ellos mediante la razón no lo podían hacer. Sin duda, tales efectos se producen en la actualidad porque la gente se pregunta cómo pudo sobresalir Antígona o se admira del lenguaje formal y culto que emplea.
En síntesis, Antígona es una obra que ha tenido mucho éxito en el tiempo de la Grecia Clásica y en la actualidad. Además buscaba identificar al pueblo griego, especialmente ateniense, con su cultura. Explica la fe desde un mito, ya que no puede explicarse racionalmente e implícitamente contiene filosofía. Por otro lado, buscó identificar al pueblo, enseñar que las leyes divinas no se deben cuestionar y que la prudencia es el mejor tesoro porque si no las decisiones aisladas pueden traer terribles consecuencias.
Katherine Gutierrez