Se aluden a una gran cantidad de temas con repercusiones éticas en este fragmento, como ser la “buena vida”, la “imbecilidad” y la conciencia. Son temas de gran importancia para el posterior curso del ensayo, ya que sin las bases que se sientan en este fragmento, el argumento final perderá fuerza en el lector. Savater nos habla, por ejemplo, acerca de que hay numerosas clases de imbéciles, aunque todos tienen algo en común: jamás llegan a obtenr la buena vida. Algunos quizás por indecisión, otros por flojera, y en algunos casos quizás por una ambición desenfrenada. En el primer caso, por ejemplo, el imbécil por indecisión es aquel que , como el nombre lo indica, es inseguro e indeciso, y toma las primeras opciones que se le aparecen. Esta clase de imbécil se caracteriza por no saber lo que quiere. Esto es un problema ético muy actual, y sobre todo en nuestra edad, que empezamos a escoger carreras, universidades, en fin, grandes e importantes decisiones que influirán el desarrollo de todas nuestras vidas. Por ejemplo, un estudiante que no sepa lo que quiere, que está inseguro acerca de qué es lo que quiere hacer de su vida, tomará la opción que primero le aparezca. A pesar de ello, tomar una decisión tan importante con tal levedad conlleva consecuencias muy negativas. Primeramente porque no estamos haciendo un uso sabio de nuestra libertad y libre albedrío. El ser humano está facultado para poder decidir libremente entre muchas cosas, pero cuando a través de la indecisión o la pereza decidimos no decidir, ponemos en riesgo este privilegio que es la libertad. Algunos podrán contradecirme diciendo que el estudiante sí esta eligiendo algo, y eso es verdad, el estudiante elegirá cualquier carrera o universidad para estudiar, pero lo hará porque es la primera opción que le apareció y no porque éste hubiera razonado y reflexionado su actuar.
El otro caso remarcable mencionado por Savater es el imbécil ambicioso, el cual es, personificado en capítulos anteriores y posteriores por el ciudadano Kane. Esta clase de imbécil es de aquellos cuya ambición es tan grande, que los termina consumiendo, y, por ende, negándoles el acceso a la buena vida. Una persona, por ejemplo, puede tener su idea de la buena vida como tener una gran casa, autos lujosos y mucho dinero. Este deseo puede, o no, ser noble, pero esa no es la cuestión. La cuestión es que esa es la representación de la buena vida para una persona “x”. Entonces, esta persona tiene un fin, pero ahora debe escoger los medios para llegar a éste. El imbécil es, entonces, aquél que escoge los medios incorrectos, con los que puede terminar concretando su sueño, pero que no le otorgarán la buena vida. Tal como con el ciudadano Kane, un hombre que durante toda su vida se encargó de enriquecerse a costa de las demás personas y tratándolas como cosas, y que al final, teniendo tanto dinero y propiedades, lo único que deseaba era un trineo, que le recordaba lo más cercano que había tenido a la buena vida.
Luego Savater nos habla de la conciencia, y de que ésta es lo contrario a ser imbéciles, ya que a través de ella podemos nosotros mismos determinar qué camino es el más conveniente para emprender nuestro viaje hacia la buena vida. Savater presenta a la conciencia como un talento innato, tal como el “buen oído” de un músico., que sin ella, estamos perdidos. Gracias a ella, podemos curarnos de la imbecilidad moral, debido a que es ella la que nos dicta qué camino tomar es el mejor, para llegar a la buena vida.
Con relación a la estructura, es muy importante hacer notar que la obra en sí en un ensayo. A pesar de ello, el fragmento elegido por mí posee a su vez una estructura de un ensayo de proporciones mucho menores. Es menester también resaltar el hecho que este libro fue dedicado por el autor a su hijo Amador, de 15 años. Es decir, el destinatario de este ensayo es un joven, por lo tanto el lenguaje está adaptado a este fin. Queda en evidencia que el lenguaje utilizado durante este ensayo es un lenguaje coloquial y sencillo, pero sin pasar al límite de lo vulgar. Además, otras características muy importante del lenguaje es la ironía y el humor, ambos presentes durante todo el ensayo. Tanto la ironía y el humor producen un acercamiento entre el autor y el lector, un acercamiento para poder entender de mejor manera el punto que se hace en el ensayo. Además, la abundancia de preguntas retóricas apelan directamente al lector, para que de esta manera éste último tenga un criterio propio acerca de lo que piensa que es la ética. Por último, los puntos suspensivos que existen en el fragmento acentúan aún más ese grado de libertad que tiene el lector de formar un criterio propio, y tomar al libro no como un manual, en el cual se deben seguir las instrucciones al pie de la letra, sino como una guía, una guía sujeta a cada uno de nosotros.
En conclusión podemos ver que Fernando Savater utilizó de manera genial el lenguaje y los temas éticos de gran actualidad para lograr captar la atención del lector. Además le da libertad para que éste, con ayuda del libro, pueda formar un propio criterio.