En la novela “La ciudad y los perros”, los vasos comunicantes aparecen cuando Teresa habla con su tía sobre Arana, el “esclavo” que la había invitado a salir. Su tía quiere que se consiga un hombre para que las mantenga por eso la insiste a la chica que se consiga uno. Mientras Alberto, el poeta, se prepara para presentarse en la casa de Teresa para decirle que Arana no podrá asistir a lo planeado con ella porque lo consignaron.
“- No. Está en el Leoncio Prado. […] ¿En el colegio? -repuso la mujer [la tia], indignada-. Yo creí que era un hombre […] te puede importar que esté vieja. Lo que tú quieres es que yo reviente de una vez por todas.”[1]
La tía y la sobrina hablan de Arana, su tía insiste que tiene que conseguir a alguien que las mantenga aunque la chica quiere tomarse mas su tiempo y quiere quedarse con Arana. Mientras esta discusión se efectuá,
“Alberto se arreglaba la corbata. […] esos cabellos limpios y asentados, esa camisa blanca, esa corbata clara, esa chaqueta gris, ese pañuelo que asomaba por el bolsillo superior, ese ser aséptico y acicalado que aparecía en el espejo M cuarto de baño?” [2]
Alberto se arregla, uso de imágenes visuales, produciendo realismo, se describe con mucha exactitud al poeta, como esta vestido para presentarse ante Teresa. Como el poeta esta usando la camisa y la corbata con la chaqueta, muy formal para un ocasión. En general los vasos comunicantes tratan de volver el entorno de la obra mas realista atrayendo mas al lector y usando figuras literarias ayuda a efectuar este objetivo.
[1] Loc cit pg 34
[2] Loc cit pg 34