Hagamos una comparación entre el héroe sofocleano Edipo y la Medea de Eurípides. Comencemos por la diferencia contextual de ambos autores, que si bien fueron coetaneos, tuvieron en sus tragedias marcadas diferencias.
Es imposible desligar de la creación literaria, la tradición religiosa griega; sin embargo el peso divino en Sófocles es más determinante que en Eurípides. Existe en Edipo la necesidad de hacer lo normalmente correcto, característica común al héroe sofocleano; y esto ligado a la idea de auto sacrificio. Es más importante hacer lo correcto a la propia comodidad. El héroe es estóico; sufre y acepta el castigo para que el bien triunfe; en Sófocles, el héroe tiene presente y acepta su sujeción a los designios divinos, está consciente del poder al que esta sometido. Lo heróico radica en el intento del hombre por imponer una conciencia ética, aunque el poder divino lo supere.
Basándonos en Medea, podemos establecer diferencias entre ambos tipos de héroe. En el caso de Eurípides las acciones en general no están determinadas por la voluntad de los dioses, sino que son responsabilidad plena de cada persona.
Es tal la independencia que en Eurípides no es claro encontrar el Bien, como concepto absoluto y único; sino que pueden coexistir tantas ideas de bien como sujetos; entonces cada uno actúa buscando satisfacer sus propios intereses. Y estos intereses son propios de mortales susceptibles al arrebato y las pasiones.
Medea, la mujer
Medea se nos presenta como una mujer dominada por las emociones, quien, sin embargo, es capaz de planificar con raciocinio y astucia sus acciones. ¿Hasta qué punto es Medea víctima del arrebato? ¿Por qué es causado éste?
Sigamos la historia de Medea: traiciona a su familia para huir con Jasón, le ayuda a conseguir el éxito; se hace su mujer y madre de sus hijos, formando una nueva casa, sustituyente de la que ha abandonado. Desde el comienzo, antes de la historia que nos presenta Eurípides, las acciones distan de ser magnánimas; ella entrega todo cuanto le da seguridad a cambio del seno de un hombre. ¿Podría Medea existir sin depender de nadie? ¿Podría cualquier mujer hacerlo en el mismo contexto histórico-geográfico? Medea se halla, en cualquier caso, ligada estrechamente a su entorno: sus proyectos se limitan a ser una respuesta a las situaciones que el mundo va proponiéndole; es pues, incapaz de avizorar las posibles metas del devenir. Al Jasón abandonarla, nuestra protagonista se encuentra en una situación imprevista, desfavorable para ella. ¿Jamás pensó en la posibilidad de ser traicionada?
La cólera ante las afrentas hacia ella en Corinto, parece desmesurada ante el carácter lógico y racional que las acciones que la ofenden parecen tener. Es incapaz de reconocer razón de otras personas, y se encierra en el dolor de su yo quebrantado. Considerándola como una mujer egocéntrica, toda cobra sentido: la desmesurada valoración de sí misma le impide ver las debilidades de su situación, concebirse como derrotada en potencia, y hace que rompa lo que podríamos llamar “ética natural” al matar a sus propios hijos, como única forma de propiciarse sosiego.