El ambiente físico de este fragmento es un parque en Russia, donde Berlioz e Ivan se encuentran discutiendo acerca de la religión, específicamente la Cristiana. Esto atrae a Vonland y pide su anexión a la conversación, y así cuestionar de alguna manera la ideología rusa, y un tipo de control que se ejerce sobre la sociedad, en donde de una manera un poco sarcástica la sociedad cree ser “libre”. Al leer solamente este fragmento, no se podría entender todo lo que el autor quiso expresar. Algo que más adelante se recalcara es como Voland atrás de esa imagen de caballerosidad y respeto, realmente es una persona burlona, en el aspecto de que al ser el un ser que ha vivido toda la historia Rusa desde el inicio comprende mejor que los mismos rusos, la ideología y el mismo engaño que esta lleva.
Voland se presenta a Berlioz y al Poeta de una manera muy decente y les pide que si se puede sentar con ellos a escuchar acerca de este tema que a Voland le parecía de interés, Berlioz lo miro con agrado sin embargo el Poeta no. Parecía que el poeta desconfiaba de Voland. Aun así Voland se sentó. El preguntó de forma directa acerca de la existencia de Jesús Cristo. A lo cual Berlioz sin dudar contesto negando la existencia del mismo. Voland parecía estar muy interesado en lo que los Soviéticos tenían que decir, y sin dudar pregunto esta vez a Ivan el Poeta acerca de la existencia de Cristo. El cual negó una vez más. Y para asegurare de sus creencias Voland pregunto esta vez por la existencia de Dios, jurando no decir a nadie. Esto sin duda refleja el miedo que la sociedad llegó a tener al expresar sus verdaderas opiniones religiosas, ya que en esta época era totalmente prohibido creer en alguna religión, fuera cual fuera. Sin embargo Berlioz contesto de forma rápida y directa negando su creencia hacia Dios. Para Ivan esto le parece molesto y como el mismo se pregunta “¿Que diablos querrá este? pensó Desamparado” en la linea 10, le parecen algo raras las preguntas de Voland. Si nos detenemos en este pasaje y analizamos lo que este pasaje trata de decir podríamos encontrar, que en el original la palabra Desamparado es (Бездомный) la cual se significa persona pobre, sin hogar y/o sin salvación. Esta solo es empleada para expresar eso, pero no es es la traducción directa de la palabra desamparado. De esta manera podemos pensar que Ivan o Desamparado representa a la sociedad rusa pobre o de un bajo nivel económico. Así Mijaíl B. muestra un retrato de esta clase, y su forma de acercarse al tema religioso es de negación y agresividad. Por otro lado el autor representa a la sociedad adinerada a través de Berlioz, ( Berlioz es un nombre Frances, utilizado por la aristocracia Russa en esa época) Mijaíl b. muestra como Berlioz toma de manera muy distinta los argumentos de Voland, y es una forma de retratar a la sociedad Russa y hacer notar las diferencias entre la misma. Durante la primera parte de este fragmento Voland varias veces repite expresiones de asombro a las respuestas de Ivan y Berlioz, que pareciera que genuinamente Voland esta asombrado, pero realmente es una forma de “burlarse” de ellos. Ya que el tiene el conocimiento verdadero y si el existe se puede asumir que Dios existe, por esto Voland le parece gracioso, la seguridad con la que los “humanos” defienden sus argumentos.
Más adelante Ivan dice “pero que tipo tan plomo” en el original ruso lo podemos traducir a -¡El esta bien enganchado! esto muestra en el contexto ruso algo distinto, ya que la palabra “tipo” en el español se refiera de alguna forma despectiva, sin embargo en ruso no. La frase original es usada por la sociedad de clase baja en russia, lo cual vuelve a expresar como el autor hace esta comparación entre la sociedad rusa. Este fragmento termina con Voland explicando la razón de sus preguntas que es según Voland era la importancia que tenía esto para un viajero lo cual realmente, como ya mencionado era una forma para Voland de burlarse de forma discreta de los dos literarios.
El fragmento trata de explicar o mostrar la actitud de dos grupos sociales rusos ante el cuestionamiento del ateísmo, si se analizaran los fragmentos seguidos a este se encontraría como Mijaíl Bulgákov divide esta “radiografía social” en dos partes: la negación de la sociedad rusa ante el cuestionamiento, y la negación ante el cuestionamiento fundado, ya que en las páginas siguientes Voland comienza a cuestionar de forma directa los fundamentos, y ademas esta vez presenta sus propios argumentos en contra.
Mijaíl Bulgákov expresa su propio cuestionamiento a través de Voland y se pude decir que este fragmento es la forma de que el autor cuestione la ideología rusa y el mismo contesta a través de estos personajes. Por eso El Maestro y Margarita es un retrato de la ideología del momento histórico que Mijaíl Bulgákov vive en Rusia.
obras citadas:
Bulgakov, Mikhail, and Amaya Lacasa. Sancha. El Maestro Y Margarita. Madrid: Alianza Editorial, 2008. Print.
Мастер и Маргарита : роман, Булгаков, Михаил Афанасьевич, 1891-1940. Михаил Булгаков Parizh : YMCA-Press, 1967 [i.e. 1968]
Texto analisado:
—¿Me permiten que me siente? — preguntó el caballero cortésmente,
y los escritores tuvieron que hacerle sitio. El extranjero se sentó entre ellos con
prontitud y en seguida tomó parte en la conversación—. Si no me equivoco,
usted acaba de decir que Cristo no ha existido — dijo volviendo hacia Berlioz su
ojo izquierdo, el verde.
— No, no se equivoca — respondió Berlioz—, eso es exactamente lo
que había dicho.
—¡Oh, qué interesante! — exclamó el extranjero.
«¿Qué diablos querrá éste?», pensó Desamparado frunciendo el
entrecejo.
— Y usted, ¿estaba de acuerdo con su interlocutor? — se interesó el
desconocido, volviéndose hacia Desamparado.
—¡Cien por cien! — asintió el poeta, al que le gustaban las expresiones
afectadas y metafóricas.
—¡Sorprendente! — exclamó el entrometido interlocutor y, mirando
furtivamente en derredor, redujo la voz, ya baja, a un murmullo y dijo—:
Perdonarán mi insistencia, pero me parece entender que, además, no creen en
Dios — y añadió con expresión alarmada—: ¡Les juro que no se lo diré a nadie!
— No, no creemos en Dios — contestó Berlioz con una ligera sonrisa, al
ver la sorpresa del turista—. Pero es algo de lo que se puede hablar con entera
libertad.
El extranjero se recostó en el banco y preguntó, con la voz
entrecortada de curiosidad:
—¿Quiere usted decir que son ateos?
— Pues sí, somos ateos — respondió Berlioz sonriente. Desamparado
pensó con irritación: «Este bicho extranjero se nos ha pegado como una lapa.
¡Pero qué tipo tan plomo!».
—¡Qué encanto! — gritó el extraño turista, girando la cabeza a un lado
y a otro para mirar a los dos literatos. — En nuestro país nadie se sorprende porque uno sea ateo — dijo
Berlioz con delicadeza y diplomacia—. La mayoría de nuestra población ha
dejado, conscientemente, de creer en todas las historias sobre Dios.
El extranjero, entonces, se levantó y estrechó la mano al sorprendido
jefe de redacción mientras decía:
— Permítanme hacerles otra pregunta — dijo el invitado.
— Pero, ¿por qué? —inquirió Desamparado con estupor.
— Porque, como viajero, considero esta información de extraordinaria
importancia — explicó el extranjero, levantando un dedo con aire significativo.
Desde luego, esta confidencia tan importante tuvo que impresionar
mucho al forastero, que miraba asustado a las casas de alrededor, como si
temiera la aparición de un ateo en cada ventana.