El fragmento narra la discusión entre Marcial y doña Francisca respecto a la decisión ir a la guerra a presenciar la batalla de Trafalgar. Las palabras de Marcial entusiasmaron a don Alonso a seguirle en esta aventura. El aspecto escogido es la perseverancia, que es la “Constancia en la virtud y en mantener la gracia hasta la muerte”[2]. Es importante señalar que Marcial mantuvo firme su resolución de ir a la guerra y no permitió que doña Francisca le hiciera cambiar de parecer. Por estos motivos es pertinente el tema elegido: “La perseverancia de Marcial al mantenerse fiel a sus ideales”.
El fragmento está dividido en tres partes: la firmeza de Marcial al no cambiar su resolución, la fidelidad de Marcial hacia su patria y la Armada Española, y el entusiasmo de los ancianos de ir a la guerra. Existe también un último párrafo que no está ligado al tema del fragmento, sino que sirve como un párrafo aclaratorio el cual nos habla sobre la deformación de la lengua (española) por parte de los marineros.
El primer apartado trata sobre la firmeza de Marcial al no cambiar su resolución y va de la línea 1 a la línea 4. Esta primera parte del fragmento trata sobre una discusión entre doña Francisca y Marcial respecto a la resolución de éste de ir a la guerra. En esa discusión ella toma una posición negativa, frente a la decisión de Marcial, y prohíbe a su esposo, don Alonso, que le acompañe en esta aventura. Es importante señalar que doña Francisca toma una postura negativa debido a que ella siente un gran miedo a que su marido vaya a la guerra y nunca más regrese. Esta postura es comprensible debido a que ella ama a don Alonso y teme que él muera en combate. Por otro lado, Marcial mantiene una postura firme y optimista respecto a su ida a la guerra y establece que preferiría arriesgar su propia vida antes que faltar a la gran batalla. Se entiende que Marcial actúe de esta manera debido a que el siempre fue un gran marinero y tiene un gran sentido de patriotismo en su anciano corazón. Finalmente doña Francisca resuelve que si Marcial desea ir a la guerra nadie se lo impediría, pero que su marido no iría junto a él. El autor expresa estas ideas mediante el uso de algunas figuras literarias. En primer lugar se puede apreciar un epíteto, en la primera línea, que expresa la ferocidad de la discusión entre Marcial y doña Francisca, al atribuir el adjetivo “redoblado” al sustantivo “fulgor”. También se puede apreciar una metonimia cuando doña Francisca le dice que es de gran peligro ir a la guerra, al nombrar el sustantivo “muerte” mediante la expresión “le den la última mano”, los cuales tienen una relación de sucesión. Por último se puede apreciar una imprecación cuando Marcial dirige una maldición a si mismo, al decir que él iría a la guerra aunque fuera su último acción, al decir “el demonio me lleve, si me quedo sin echar el catalejo a la fiesta”.
El segundo apartado habla sobre la fidelidad de Marcial hacia su patria y la Armada Española y va de la línea 5 a la línea 7. En esta segunda parte del fragmento Marcial expresa su confianza y su fidelidad hacia la fuerza marítima de España, y también expresa el desprecio que el siente hacia las tropas francesas. También es importante resaltar la fidelidad de Marcial hacia la decisión que él tomó al seguir hablando sobre la guerra. Para expresar estas ideas el autor utiliza la exclamación, al expresar un sentimiento exaltado frente al número de buques que pertenecen a la armada combinada y a su seguridad de alcanzar la victoria en la batalla. También se puede apreciar la utilización de una sinécdoque para nombrar a los tripulantes de los navíos, al nombrar el sustantivo “hombres” con el sustantivo “corazón”, debido a su relación de coexistencia.
El tercer apartado habla sobre el entusiasmo de los ancianos de ir a la guerra y va desde la línea 8 hasta la línea 11. Esta parte del fragmento trata sobre la alegría infundida en el alma de los ancianos y el entusiasmo de ellos al pensar en la gloria de las batallas. Se puede apreciar que Marcial y don Alonso, aunque ancianos, tienen un espíritu juvenil en su interior, listo para ir al combate. Es comprensible esta reacción en los ancianos ya que muchas veces las personas sienten alegría o un gran impulso por hacer algo que añoran, sin importar la edad o la fuerza de su cuerpo. Marcial expresa también su confianza en que ellos saldrán victoriosos de ese encuentro. Para expresar estas ideas el autor utiliza un símil al comparar el sustantivo “entusiasmo” con el sustantivo “fuego”, mediante el nexo “como”, es decir compara la forma en que se contagia una llama, con la forma en que se contagia el entusiasmo en la mirada de Marcial y don Alonso. El autor recurre también a la antonomasia al llamar al comandante de la armada inglesa, Nelson, con el sustantivo “Señorito”, cuando hace referencia a la inferioridad de éstos frente a los españoles. Por último se puede resaltar la utilización de una metonimia, cuando habla sobre la destrucción de los navíos ingleses, al nombrar el sustantivo “barcos” con el sustantivo “madera”, con el cual tiene una relación de sucesión.
El apartado final trata sobre la deformación de la lengua (española) por parte de los marineros y va desde la línea 12 hasta la 17. Esta parte del fragmento no tiene relación al tema planteado, debido a que no es más que un párrafo aclaratorio, que sirve de paréntesis para explicar sobre el vocabulario vulgar utilizado por los marineros. Que este párrafo no esté ligado al tema no lo hace menos importante que los demás, por eso es necesario hacer un análisis de éste. En este párrafo el autor expresa la forma en la que los marineros van deformando su lengua hasta llegar al punto de crear nuevas palabras, las cuales con el pasar del tiempo se convierten en palabras de la jerga de las personas. Para expresar estas ideas el autor utiliza un epíteto cuando habla sobre los términos utilizados en el vocabulario de la gente del mar, al atribuir el adjetivo “peregrinos” al sustantivo “terminachos”. Se puede apreciar otro epíteto al hablar sobre la forma de ser de los marineros al atribuir al sustantivo “temperamento”, los adjetivos “arrebatado y enérgico”. Finalmente se puede resaltar una sinestesia cuando el autor dice que Gabriel podía ver sonidos, mediante el verbo “observar” y al sustantivo “voces”.
La perseverancia de Marcial es una parte fundamental del fragmento ya que es por esta cualidad, de Marcial, que finalmente él, don Alonso y Gabriel parten hacia la guerra de Trafalgar para presenciar el gran combate marítimo. A lo largo de todo nuestro texto se ve como Marcial persevera con sus ideales de patriotismo y declara que España es superior a su aliado, Francia, y a su enemigo, Inglaterra; en el ámbito naval y en su unidad territorial. Es importante resaltar también la aparición de un último párrafo que no está unido al resto del texto, pero que de igual manera, es de suma importancia para el comentario de el texto. El texto resulta agradable gracias a la unión de los temas históricos con la gran capacidad creadora de Benito Pérez Galdós. También cabe mencionar que el uso de los recursos literarios marca de gran manera la obra y da un sentido más poético a ésta. Finalmente esta virtud de Marcial nos demuestra que si una persona persevera y se mantiene fiel a sus ideales, siempre va a alcanzar sus objetivos.
Bibliografía:
[1] Pérez Galdós, Benito. Trafalgar. Cátedra. 10ª edición, España, 2009.
[2] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.