Finaliza su producción con dos comedias poco afortunadas y con el Panegírico al duque de Lerma (1617).
Es considerado como uno de los mayores sonetistas de la lengua castellana, junto con Lope de Vega y Francisco de Quevedo. Atribuye a sus poemas de una perfección formal; tal que, podemos decir que sus sonetos pueden considerarse como los más perfectos que se han escrito en castellano.
Góngora tuvo defensores apasionados y críticos implacables, el motivo de estas radicales posturas reside en el carácter innovador de su poesía.
El Barroco como tendencia literaria se caracterizo por la amplia gama de asuntos y tópicos que definen una imagen del mundo y del hombre: la locura del mundo, la melancolía, la sensación de inestabilidad de los hombres y la fugacidad de las cosas. Es precisamente de este último tópico, del cual trata “A una Rosa” de Luis de Góngora y Argonte.
A una rosa
Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lúcida,
y para no ser nada estas lozana
Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte
Desde el punto de vista de la estructura métrica, este poema costa de catorce versos endecasílabos (once sílabas), distribuidos en dos tercetos y dos cuartetos. Decimos entonces, que esta composición lírica posee las características propias de un soneto
A/yer/ na/cis/te, y/ mo/ri/rás/ ma/ña/na/. (A) 11 sílabas
Pa/ra/ tan/ bre/ve/ ser/, ¿quién/ te/ dio/ vi/da/? (B) 11 sílabas
¿Pa/ra/ vi/vir/ tan/ po/co es/tás/ lú/ci/da/, (B) 11 sílabas
y/ pa/ra/ no/ ser/ na/da es/tas lo/za/na/ (A) 11 sílabas
En los sonetos tradicionales, lo mayoría de las veces, sus cuartetos tienen la misma rima (ABBA), y los tercetos pueden presentar distintas combinaciones. En este caso los cuartetos presentan rima cruzada o abrazada, del tipo consonante (ABBA), por el contrario, ambos tercetos poseen rima triple asonante (CDE, CDE).
Tanto el ritmo externo, marcado por los acentos, como la rima y la métrica, pueden estar ausentes en un poema. No son elementos consustánciales a la poesía, no obstante, ayudan a estructurar el lenguaje poético: le confieren virtudes musicales e incluso visuales, sonoridad y existencia imaginativa.
Este tipo de lenguaje, denominado lenguaje figurado, es propio de la creación poética, elementos internos del poema, como las figuras retóricas son característicos de él. Éstas poseen fines estéticos, puesto que buscan embellecer y otorgar mayor fuerza al lenguaje.
La prosopopeya o personificación, predomina a lo largo de todo el poema, puesto que si desconociéramos el título del poema, creeríamos que trata de una mujer, y no de una rosa.
Es así como la personificación atribuye cualidades propias del ser animado a cosas abstractas o seres inanimados. “Ayer naciste, y morirás mañana.” La vida y la muerte, por ejemplo, son propias de los seres humanos; al referirse a vegetales, el hablante debió utilizar términos tales como; germinación, marchitamiento, florecimiento…
Es por lo mismo, que decimos que el título de una composición lírica tiene estrecha relación con el significado de ésta, puesto que prematuramente nos ayuda a identificar el motivo lírico.
La metáfora es una de las figuras retóricas más importantes en poesía, ésta elude el o los términos de relación y realiza directa e inmediatamente el cambio. “Cuando te corte la robusta mano” (mano tallo)
La brevedad de los sonetos es también una característica propia de éstos. A medida que avanzan sus breves estrofas, el hablante expresa en forma sucinta la fugacidad de la vida de una rosa. Este es el motivo lírico (tema del cual se habla). Al igual que la gran mayoría de los componentes del poema, refleja un el temple o estado anímico del hablante.
La fugacidad de la vida de la rosa, inspira en el hablante sentimientos de nostalgia, e impotencia, tal vez, al verse éste imposibilitado de impedir la muerte prematura de la rosa. “No salgas, que te aguarda algún tirano; dilata tu nacer para tu vida, que anticipas tu ser para tu muerte.”
Los poemas líricos obedecen a una intención y a una disposición anímica particular, pretenden expresar un temple espiritual; un estado anímico de manera espontánea: alegría, entusiasmo, alabanza, dolor o nostalgia. Para lo anterior el hablante adopta una determinada actitud o disposición.
El hablante lírico en este poema utiliza la una actitud apostrófica o apelativa, esto por su intensidad y calidad dramática. Ésta señala cómo lo objetivo con lo subjetivo se encuentran, se influyen, se excitan y desarrollan. El motivo externo (la rosa en este caso) se transforma en un tú. Es así como existe una apelación constante del hablante hacia la rosa. “Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?”
Evidentemente es la actitud apelativa, la cual predomina, sin embargo, también está presente la actitud lírica (carmínica o de la canción), puesto que el hablante da a conocer su interioridad anímica, desde un punto de vista subjetivo. “No salgas, que te aguarda algún tirano; dilata tu nacer para tu vida, que anticipas tu ser para tu muerte.”
El Barroco supone una crisis de sensibilidad, consecuencia de los agudos contrastes sociales de la época.
El poema “A una rosa” nos muestra alguna de estas ideas. En sus versos vemos plasmada la angustia del poeta ante la fugacidad de la vida, concepto muy común en la literatura barroca.
La obra esta cargada de connotaciones simbólicas, puesto que pretende, mediante la vida de una rosa, señalar también el inevitable fin de nuestra existencia individual.
Todo es movimiento, mudanza, fugacidad; la vida no es otra cosa que movimiento. Ya nada es estable, por lo mismo, el tiempo se convierte en una obsesión. En una época en la que el reloj es la máquina por excelencia; tal como escribió, Luis de Góngora en otra de sus celebres composiciones,
“Tú eres tiempo, el que te quedas
y yo soy el que me voy”
Existe una constante lucha contra lo efímero, y por lo mismo se produce un sentimiento de “carpe diem” (aprovecha el día), el cual exhorta a vivir intensamente la vida en el momento presente.
Desgraciadamente, “Polvo somos y en polvo nos convertiremos” indefectiblemente y de nada sirve intentar huir del destino.