Seguir esta lógica no resulta fácil. Nuestro lenguaje es el de la identidad, el lenguaje de los contornos fijos, el que establece que uno es hombre o mujer, blanco o negro, heterosexual u homosexual. En nuestro lenguaje el particular es insertado dentro de estos universales, en nuestro lenguaje se hace coincidir necesariamente al particular en alguna categoría. “Hombre”, “blanco”, “heterosexual” son los rótulos por los que captamos el mundo, son las categorías de identificación y clasificación de un sujeto.
Sería entonces difícil captar el devenir a partir de un lenguaje del Ser. Un test que escapara de esta lógica e indagara: “Si por un instante pudiera escapar de su cuerpo humano para sentir intensidades nunca vividas ¿hacia que otro cuerpo tendería?” pondría de manifiesto que se rige por otra lógica en la que el ser no es el centro, porque no es ahí donde está lo importante, porque lo importante son las intensidades que se consumen, lo que pasa, lo que atraviesa, lo que cambia.
En el test del devenir no importaría el término del que se parte ni existiría un término al que debiera llegarse. Se trataría de un test apuntado a indagar la potencia de abandonar las intensidades ya experimentadas, intensidades de las cuales nos hemos apropiado, para escapar del territorio que nos domina, para desterritorializar y trazar líneas de fuga, líneas que no preexisten sino que se trazan, se componen; líneas de huída y de hacer huir, de esquivar y hacer esquivar, de abrir, de romper. Desterritorializar implica entonces al territorio como posibilidad, pero también implica una reterritorialización y un movimiento de construcción del territorio. Deleuze y Guattari plantean que en un primer movimiento, los agenciamientos se desterritorializan y, en un segundo momento, se reterritorializan como nuevos agenciamientos maquínicos de los cuerpos y colectivos de enunciación (Deleuze y Guattari; 1985).
El test del devenir podría adjuntar, tras la pregunta, una nueva consigna: “Indique su respuesta utilizando un gerundio”. Dando una respuesta de este tipo no importaría que sea un hombre el que deviene viento, una mujer la que deviene tigre, un niño el que deviene casa… El test se alejaría de cómo la lógica del Ser explica el devenir. No plantearía como relevantes los extremos hombre- viento, mujer- tigre, niño-casa ni reduciría el devenir a aquello que se extiende entre los polos. El test del devenir no consideraría al devenir como el tránsito de un extremo a otro, no lo concebiría meramente como el modo de llegar al extremo preestablecido. En el test del devenir lo fundamental no serían el punto de partida y el de llegada, lo fundamental estaría en ese tránsito que la lógica del Ser concibe como necesario y anhela que sea rápido y eficaz. Esta eficacia no podría ser planteada en el test del devenir, porque la meta del devenir no está preestablecida. Una respuesta en gerundio no capturaría ni aprisionaría la vida en una esencia. No pondría el acento en el sujeto “el hombre” que deviene viento, “la mujer” que deviene tigre y “el niño” que deviene casa sino en la acción: se “vientea”, se “tigrea” y se “casea” podrían ser respuestas para el test del devenir. Y además, ¿no sería este modo de respuesta, al igual que la literatura, un modo de “hacer trampas a la lengua” y de escuchar a la lengua fuera del poder? (Barthes, 1977)
En el test del devenir lo importante sería lo que está pasando. El problema no estaría en ser esto o aquello, sino en deshacer la organización humana del cuerpo, en atravesar tal o cual zona de intensidad de ese cuerpo, y en descubrir cada uno las zonas que son transitoriamente las suyas, los grupos, los objetos, las poblaciones, las especies que nos habitan. Descubrir, como dicen Deleuze y Guattari que cada uno de nosotros, como todo el mundo, es ya varias personas (2002), es varias cosas, varias energías, varios animales, varios sexos, varias variedades, varias variedades de varios…
Bibliografía
- Barthes, R (1977). Lección inaugural. En El placer del texto y lección inaugural de la cátedra de Semiología Literaria del College de France. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2008.
-Deleuze, G (2010) El ABC de Deleuze. La penúltima entrevista (1998). Buenos Aires: Devenir Imperceptible.
-Deleuze, G; Guattari, F (1985) El Antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia (1ª ed.). Barcelona: Paidós.
- Deleuze, G (1995) La inmanencia, una vida. En Ensayos sobre Biopolítica. Buenos Aires: Paidós.
-Deleuze, G; Guattari, F (2002) Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia (5 ª ed.) Valencia: Pre-Texto.
-Percia, M (2010). Sujeto: pulso de una acción, latido de un verbo. Biblioteca Teoría y Técnica de Grupos II.