Mercè Rodoreda ha conseguido de nuevo reflejar el sentimiento de una niña triste, que aún siendo niña, se miraba al espejo y notaba que su cara no era la de una niña feliz, que era una cara triste.
Pero Cecilia intentaba disminuir esa soledad mirándose a las manos, por que María-Cinta, una prima de la familia, le había dicho que sus manos eran preciosas.
La relación con su primer “amigo”, Eusebio, empezó cuando Cecilia era muy joven. Se puede decir que fue su primer amor. Después de un tiempo de noviazgo Cecilia se fue de casa y los dos fueron a vivir a una chabola. La autora nos ha descrito la chabola con pelos y señales. Cecilia no se sentía a gusto allí, y otra vez se sentía abandonada. Eusebio no le hacía gran caso y la joven intenta subir la autoestima poniéndose ropa ajustada:
“La blusa…me estaba estrecha de pecho. Me la puse tres días seguidos, pero me la quitaba en seguida sin atreverme a salir. Al cuarto día me decidí. La llevaba bastante abrochada y me sentía una mujer”.
Toda mujer necesita sentirse guapa para confiar en si misma, y eso lo sabe muy bien Mercè Rodoreda. Durante su vida la autora también tuvo momentos duros y los refleja en sus libros. Uno de ellos cuando se tuvo que casar con su tío con solo 20 años.
Andrés es un hombre que vive en las barracas y le dice a Cecilia que esta enamorado de ella. En este momento Rodoreda refleja la lucha de dos hombres por conseguir una chica. Hay veces que los hombres machistas utilizan a la mujer como objeto sexual y visual. Quieren que se les vea por la calle como una pareja normal, pero luego en casa no les hacen ni caso. Y si la mujer decide dejar la relación estos no lo admiten.
Esto mismo le paso a Eusebio, no le hacia caso a Cecilia y ella empezó a sentirse querida por Andrés, su vecino. En cuanto se entero Eusebio le entraron celos impresionantes y acabo en una batalla de “machos”.
Después de que Eusebio fuera detenido por robar Cecilia se quedo sola en la chabola y se volvió a sentir sola, pero rápidamente le acogió Andrés en su casa. Aunque ya no le gustaba tanto a Cecilia, necesitaba cariño:
“ Me enrede con Andrés y terminamos por vivir juntos. Casi sin querer, cuando ya no me gustaba tanto”.
La siguiente etapa amarga en la vida de cecilia fue la calle. Andrés murió:
“Repuso que era sabido que los hombres a los que les gustaba demasiado el amor mueren jóvenes y echando sangre” fue lo que le dijo una amiga justificando la muerte de Andrés. Y ella asintió.
Después de que muriera Andrés, Cecilia se busco la vida haciendo blusas. En esta etapa de la vida Rodoreda refleja el sacrificio de Cecilia para intentar conseguir una meta para poder ganar dinero suficiente para sobrevivir. Pero como en muchas ocasiones, sin estudios y sin muchas ganas de vivir, derrotada, Cecilia se va a hacer calle a las Ramblas:
“Y una noche, sin pensarlo dos veces…cogí el bolso y, delgada como un espárrago, me fui a las Ramblas a buscarme la vida.”
Cecilia no se lo pensó dos veces por que ya estaba cansada de todo y no le importaba ni vender su cuerpo. Cabe destacar que la autora utiliza una comparación “delgada como un espárrago” para visualizar a una mujer extremadamente delgada, utilizando una frase hecha, y destacando que está delgada usando una comparación.
Esta es la etapa en la que cecilia comenzara a ejercer la prostitución. Se siente diferente a las demás y muy incomoda.
“Con el bolso colgado del brazo y mal vestida contemplaba a las que iban bien arregladas y eran mas decididas que yo.”
“lo peor es que me enamoraba en seguida, a la primera palabra”.
Con esta última frase volvemos a ver lo poco que necesitaba para sentirse mejor. Confundía el trabajo con el amor y no se paraba a pensar que los hombres solo la querían para el sexo.
También se refleja con frases como “prefiero no hablar de la vergüenza que me causaba abrir el bolso para meter el dinero” que se sentía incomoda ejerciendo este trabajo.
Una vez empezado este trabajo la autora nos desvela lo difícil que es dejar de ejercer la prostitución una vez que has empezado. “…aunque estaba convencida de hacer un disparate volví a las Ramblas”.
Cecilia cae en una depresión que Mercè rodoreda ha sabido describirla inmejorablemente. La depresión es una sensación muy profunda. Tanto que la persona que lo padece se siente fatal, sin ganas de comer, de levantarse y de mantener ningún tipo de relación social o sentimental y es justo lo que nos ha descrito la autora con las siguientes frases:
“tenia los ojos y las mejillas húmedos por las lagrimas”
“tuve que meterme de nuevo a la cama. tan mala me encontraba”
“la señora Matilde me traía caldo en cazo, pero me daba tanto asco…”
“apenas había comido”
“me encontraba débil”
“no tenia ganas de vivir”
Cosme era el siguiente hombre que conoció Cecilia. Se conocieron en un restaurante y se la llevo a su fonda. La autora nos describe el amor que sentía Cosme hacia Cecilia, y también describía los sentimientos de Cecilia que no eran los mismos:
“Eusebio y Andrés me gustaban; el fondista no me gustó nunca”
“Enseguida me pareció que el cocinero se había enamorado de mí. Me miraba y me miraba”
Cosme tenia una forma diferente de ver el amor, la autora nos traslada años atrás con la forma de amar del cocinero, pues no le gustaba que se maquillara, ni que se “ensuciara” las manos.
Lo más importante de todo era la vestimenta:
“Cosme me dijo que ese día iríamos a divertirnos…que me haría ir muy compuesta, para lucirme” dice en la novela. “…zapatos de satén negro…y la tela del vestido. Satén negro.”
“el escote pegado al cuello, las mangas hasta las muñecas. Y encima de cada manga formaba un pico que montaba encima del dorso de la mano hasta los nudillos. La falda me llegaba hasta los pies”
Con estas descripciones se observa que era un traje antiguo y que no dejaba lucirse nada a Cecilia. A la joven no le gustaba nada el traje y se sentía como una “señora del año de la nana”.
Cecilia tampoco lograba la felicidad con Cosme, y a los dos años de estar con él, se escapó.
Paulina, la amiga de Cecilia, le presentó a un hombre llamado Marcos, ya casado y con un hijo.
Cabe destacar que la escritora siempre sigue dejando puntillitas en casi todas las paginas refiriéndose a la tristeza y a la soledad de Cecilia.
“Él se pondrá muy contento de conocer a una chica con los ojos tristes, si, si, que cuando se ríe aun los tiene mas tristes”
A Cecilia solo le gustaba Marcos al principio, cuando el es amable y cortes con ella, pero pronto se estropea todo:
“me dio un beso en la boca, y yo le mordí con rabia y el me pego una bofetada << para que no vuelvas a hacerlo >>.”
La llevo a un piso pero a Cecilia no le gustaba y no se sentía cómoda:
“añoré la casa de los lirios”
“estaba horas y horas tumbada en la otomana del mirador”.
“le dije la verdad: que aquel piso no me gustaba”.
“me sentía decaída”.
Aunque en la novela no se aclare, Cecilia, cuando vivía en el piso de Marcos, recibía continuamente llamadas sin contestación o diciendo que se habían equivocado. Se deduce que las llamadas las hacia Marcos o alguien de su entorno, para controlarla, pues Marcos se enteró que Cecilia solía ir a un café y a veces solía estar en casa de un viejo.
Otro gesto de “mujer utilizada” era que las veces que Cecilia se había quedado embarazada la hicieron abortar. Esos niños no eran deseados y ella sufría cada vez que la obligaban.
Marcos no le daba la felicidad y se fue a vivir con Eladio, amigo de Marcos. La cura fue peor que la enfermedad. Cecilia era utilizada al 100%, Eladio la hacia pasear desnuda y lo único que Cecilia hacia era comer emborracharse y dormir.
La autora refleja la tristeza y la depresión que siente Cecilia con algunas frases a lo largo de este capitulo de su vida: “solo quería dormir”, “no quería”, “muchas cosas mías ya muertas”…
Meses más tarde, alcohólica, delgada, sucia y perdida, Eladio y Marcos la abandonaron. Un hombre de los que iban al café la llevo a la clínica y cuando se curó, le invito a vivir a una casa.
Cecilia volvió a sentir una pequeña felicidad, porque este hombre llamado Esteban la cuidaba bien.
“Era como si le conociese de toda la vida y como si solamente le hubiese conocido a él”
“se sentaba frente a mi y me preguntaba qué había hecho desde la ultima vez que nos habíamos visto”.
Mercè Rodoreda intenta reflejar a un hombre educado y apuesto que intenta comprender a Cecilia y que le pregunta que tal esta o si necesita algo. Cecilia es feliz, pero su felicidad se rompe cuando Estevan le abandona, eso si, regalándole la casa.
La autora seguirá describiendo la vida de Cecilia entre hombres. Cecilia convivirá a cambio de dinero con otros tres hombres. Dos de ellos sobrinos de una antigua vecina y otro hombre llamado Martín.
En todo momento la autora nos trata de definir la soledad, y nos enseña que Cecilia se sentía sola:
“Al atardecer subí sola al mirador”
“me pasaba el día en el mirador”
“me fui a las ramblas a buscarme la vida”
“Pasaban días y Marcos no venía”
El sentimiento de soledad esta relacionado con el aislamiento, la noción de no formar parte d algo, la idea de no estar incluido en ningún proyecto y entender que a nadie le importamos lo suficiente. Cecilia siempre vivió de casa en casa, de hombre a hombre, intentando conseguir algo que ni ella misma sabia lo que era. Y lo más importante, no consiguió ser feliz a lo largo de su vida.
El final de la novela no nos aclara ninguna cosa, seguramente Cecilia seguiría viviendo en casa de Martín, siendo infeliz y sintiéndose sola, como se sentía desde el primer momento de su vida.
Pero, igual que ha habido muchos momentos en los que la protagonista se ha sentido sola, también se refleja en la novela el amor ( a veces real y otras veces de conveniencia) que ha sentido Cecilia Ce, y los buenos momentos de compañía y de sentirse amada que ha vivido:
“A veces, después de cenar, la señora Rius venia y, si ya me habían acostado, entraba de puntillas en la habitación y me santiguaba de la cabeza a los pies para que…me protegiese”
Cuando Cecilia aun era una niña se sentía amada con estos hechos. Muchas madres entran en puntillas a las habitaciones de sus hijos para que no se despierten y eso es lo que Rodoreda ha querido reflejar.
La señora Magdalena, su madre adoptiva, la quiere y hace lo posible para que la niña no se despierte. Por otra parte a veces no entraba en la habitación y en esos momentos se sentía sola o abandonada “si alguna noche se le olvidaba y no venia, no lograba conciliar el sueño esperándola”.
María-Cinta es una de las personas que mas aprecia Cecilia cuando es niña, pues se siente querida y acompañada con ella. Cecilia iba una vez por semana a casa de María-Cinta. Siempre esperaba con alegría ese día. María-Cinta le regalaba muchas cosas, le hacia vestidos a medida y le empolvaba para que estuviese guapa. Donde más se siente el cariño que Cecilia le tenía a María-Cinta y viceversa es en la siguiente frase:
“Un día me copio de la mano…y dijo que antes no se había fijado, pero que no había visto jamás una mano de niña como la mía, tan hermosa…y yo me eche a llorar”.
Teniendo en cuenta esta ultima frase nos damos cuenta que Cecilia necesitaba muy poco para sentirse querida y que era muy sensible. Dado que Cecilia le tenía mucho cariño a María-Cinta, en los momentos en los que se sienta mal se mirará las manos para sentirse mejor.
Las flores aparecen a lo largo del libro innumerables veces. La autora usa las flores en momentos buenos y felices, o cuando está mal y quiere dar un toque de alegría a algo:
“me cogió tan sucia como estaba, y con el papelito prendido aun al babero, y me llevó a ver las flores: << Mira los claveles –aseguran que decía-, mira las rosas, mira, mira.>>”
“…floreció el cacto sin tierra.”
“…se puso a escribir en el lado de la tablita donde no había nada escrito. Hizo que leyera: Cecilia. Muchas noches, cuando hacía buen tiempo, salía al jardín a esperar el amanecer. Por la rosa.”
“Con todo el vestido negro la rosa roja me hacia sentir bien.”
Por último, hay que destacar dos cosas:
1.- La autora ha conseguido reflejar el personaje femenino (Cecilia) excelentemente, así como sus sentimientos y la evolución que ha tenido a lo largo de su vida. Cecilia ha conseguido, con los años, dominar el sentimiento de soledad y ahora ya es suficientemente madura para crecer como mujer.
2.- Dado que la novela esta escrita por un narrador, que es, el personaje principal, hace que el lector se sienta muy identificado con el personaje y su sufrimiento, pues conoce sus sentimientos desde el principio hasta el fin de la novela y comprende muy bien al personaje. Por otro lado, faltaría saber las opiniones que tienen los personajes secundarios sobre Cecilia.
Rododera ha conseguido un libro feminista y realista que entretiene y que muestra la realidad de la vida de una mujer dañada desde el principio. Además, ha logrado que el libro sea fácil de leer por su escritura coloquial que le caracteriza a esta gran escritora.
BIBLIOGRAFÍA