Otra diferencia entre novelas y novelas cortas según Goyanes es el número de los personajes y de los protagonistas. La novela corta tiene un número bastante reducido de personajes y solamente un protagonista – y muestran justamente lo mismo las dos obras tratadas. En ”El perseguidor” Johnny es el protagonista indiscutible – aunque al narrador Bruno probablemente le gustaría mucho privarle este papel… – rodeado por no más que algunos amigos y músicos. La narradora de ”La última niebla” también es la única protagonista de la obra, en la cual – fuera de ella – sólo aparecen el marido, Felipe con su mujer, el jardinero y el amante, que para colmo es probablemente imaginario.
Al leer una novela típica, dice Goyanes, se sienten bien los tres tiempos: la exposición, el nudo y el desenlace. Al contrario, en una novela corta, debido a la extensión restringida, no hay tiempo para tal división, según Goyanes estas partes apenas existen separadamente. En ambas obras nos encaramos con dificultades al intentar determinar hasta cuándo dura la introducción, ya que ambos autores empiezan la historia in medias res, saltando la exposición y yendo inmediatamente al grano. No conocemos las circunstancias de la amistad entre Johnny y Bruno, la vida del saxofonista, el porqué de vivir en un hotel tan sucio, solamente vemos a Bruno subiendo la escalera del hotel para visitar su amigo. Todo igual en los principios de la obra de Bombal, tampoco tenemos una larga descripción del paisaje y los alrededores de la vieja casa del campo, ni una colocación temporal de los sucedimientos, ni una descripción detallada sobre los personajes. Por un lado no hay tiempo para estos. Por otro lado el lector no los necesita, lo más esencial es lo que pasa y nada más. Los detalles importantes los vamos a conocer poco a poco a lo largo de la obra.
En cuanto al desenlace contamos con otras opiniones también. Un literario inglés dice que una novela corta siempre tiene un desenlace trágico. Eso sí, en el caso de la obra de Cortázar eso es verdad, en la de Bombal ya es más dudable – aunque el desenlace es obviamente negativo. Arualdos Martínez agrega que en la novela corta no exisite un fin sorprendente, no hay un golpe al final, es decir el lector puede sospechar el desenlace de la obra. Otra vez muestra esto ”El perseguidor”, ya que desde los principios se sospecha que Johnny al final morirá. El caso de ”La última niebla” es otra vez más complicada, aquí no se sabe hasta el último momento – y en realidad entonces tampoco – si el amante era verdadero o imaginario. Así que estas afirmaciónes suponen la existencia de un desenlace, cosa que no niega Goyanes, él solamente dice que no es fácil percibirlo y determinarlo.
Un nuevo concepto de Goyanes se relaciona con el desarrollo emotivo de la novela corta. El literario dice en su ensayo que la novela corta – así como el cuento también – es una única emoción, con un punto culminante, sin la oscilación emocional y constante de las novelas. En cuanto al desarrollo emotivo Cortázar otra vez apoya la afirmación de Goyanes, mientras Bombal vuelve a dar lugar a dudas. Johnny en ”El perseguidor” avanza con pasos firmes hacia la muerte, cada día con menos ganas de vivir, pero el estado de ánimo de la protagonista de ”La última niebla” siempre cambia, la esperanza se altera con la indignación, la alegría con la tristeza. Lo que las dos obras tienen en común es que en ambos podemos experimentar un punto culminante, aunque su lugar exacto es bastante difícil de determinar y seguramente existen diferentes opiniones enleración con esto. Según mi opinión para Johnny este punto culminante llega con la muerte de su hija, mientras para la mujer de ”La última niebla” con la muerte del jardinero que la deja sin prueba verdadera en cuanto a la existencia de su amante. Es interesante que – siguiendo este hilo – en ambas obras el punto culminante llega con la muerte de una persona, y aún es más interesante que esta persona en ninguno de los casos es el propio protagonista. Aunque sabemos que Johnny al final muere, esto no puede ser el punto culminante de la obra, debido a que no causa ninguna sorpresa para el lector. Es importante que incluso el propio narrador nos informa sobre el caso como si fuera solamente un detalle de poca importancia.
Pues, vamos a analizar ahora cómo demuestra Arnaldos Martínez sus afirmaciones sobre el mismo asunto. El ensayista está de acuerdo con la mayoría de los conceptos de Goyanes, me refiero principalmente a la extensión de la obra, el carácter sospechable del desenlace y el fin poco sorprendente. Sin embargo sus afirmaciones tienen algunos elementos que difieren de los de Goyanes, cosa que le estimula a decir que la novela corta más bien tiende a la novela y no al cuento. Arnaldos Martínez opina que la novela corta dispone de un inicio amplio y bastante complicado, que indudablemente nos recuerda a las novelas. O sea, dice justamente lo contrario que Goyanes cuya opinión es que en una novela corta no hay lugar para una intoducción larga y detallada. No es casual que los dos literarios tengan opiniones diferentes en cuanto al inicio de la novela corta. En ”La última niebla”, igual que en ”El perseguidor” nos cuesta mucho determinar la extensión exacta de la introducción, tal vez ni siquiera existe una explicación ”oficial”, aceptada por todo el mundo.
Por supuesto otros literarios también se dedicaron a definir este género merecedor de mejor suerte. González Ovejano afirma que en las novelas cortas siempre hay un punto decisivo para el protagonista en su desarrollo espiritual. Se trata de un punto, un momento cuando su vida cambia definitivamente y su suerte se sella. Este momento, según mi opinión, coincide con el punto culminante mencionado por Goyanes.
Otros ensayos hablan sobre una duplicidad, una visión doble del mundo que está presente en cada novela corta. Pues, esto también es característico en las dos obras tratadas. En ”El perseguidor” Johnny y Bruno representan dos mundos totalmente diferentes, Johnny es más libre, vive para el presente y no le interesa el futuro, muchas veces se mueve a un mundo imaginario, inexistente, mientras Bruno es puramente realista, incapaz de imaginarse en el mundo de Johnny. Estos extremos se hallan en la otra obra también, allí el mundo ficticio de la mujer se choca contra el mundo y el pensamiento már racional de Daniel, su esposo.
Literarios ingleses mencionan otros rasgos característicos de la novela corta, como el uso de la palabra satírica (basta recordar el estilo como Bruno habla sobre Johnny durante toda la obra, envidiando el talento divino del músico) o el carácter de tener algo de ejemplaridad para el lector, aunque este último queda bastante desapercibido en las obras tratadas. Podríamos decir que Johnny en ”El perseguidor” nos da un ejemplo negativo con su modo de vivir, pero según mi opinión el modo como en el otro lado Bruno ve el mundo es tampoco un buen ejemplo por seguir. Igual en la obra de María Luisa Bombal, ni la visión de la mujer, ni la de su marido es una visión ejemplar, digna de seguir por el lector. Quién sabe, tal vez justamente este hecho de carecer de cualquier ejemplo positivo sirve para nosotros como ejemplo verdadero…
Vemos que muchas veces no es nada fácil trazar las líneas divisorias entre género y género, algunas veces ni los literarios pueden acordarse en algunas características de ellos. Lo que es cierto es que las dos obras tratadas, ”El perseguidor” de Julio Cortázar y ”La última niebla” de María Luisa Bombal desempeñaron espléndidamente su papel de ayudarnos a encarar las opiniones diferentes de los literarios.