Introducción

Si buscamos en una enciclopedia quién fue Francisco García Pavón descubriremos que es sobretodo conocido como escritor y crítico literario, famoso por sus novelas policíacas protagonizadas por Plinio; de hecho él siempre quiso escribir novelas que tuviesen una doble característica: por una parte llevar en sí esa tensión que satisface el lector más sencillo pero al mismo tiempo no dejar atrás una hondura literaria que atrae el lector más sofisticado. Esta dualidad acompañará el autor a lo largo de toda su vida y su obra poética ya que podemos decir que la existencia de García Pavón se ha dividido en dos líneas paralelas: la del mundo rural de la ciudad donde nació en 1919, Tomelloso (Ciudad Real), y la de su mundo laboral, la ciudad capitolina de Madrid.

Madrid representa en su vida, como en su obra literaria, la cultura urbana hija de la modernidad y de la transformación industrial, vista desde un punto negativo como perdida de la autenticidad mientras que Tomelloso lleva en sí el recuerdo de la infancia e identifica la tradición oral popular y la cultura rural que está relacionada con el pasado.  García Pavón pasó toda su juventud hasta los veinte años en Tomelloso donde vivirá los ocurridos de la guerra civil española (1936 - 1939) durante los cuales se mantendrá en el pueblo manchego el orden republicano hasta la caída final de la segunda república a finales de marzo de 1939; estos acontecimientos históricos son muy importantes que recordar ya que en la obra poética de García Pavón hay muchos rasgos autobiográficos y mucha eco tendrá el recuerdo del experimento republicano así como la guerra en general. La Tomelloso de García Pavón es un pueblo campesino de la Mancha en el que la iglesia católica tenía muchísimo poder y donde había un fuerte caciquismo político. Este pueblo ha siempre sido considerado una realidad inmóvil donde no ocurría nada de verdaderamente consistente, por lo menos hasta los acontecimientos de la segunda República (1931) que cambiarán las estructuras sociales tradicionales del pueblo revelando unas cuantas fisuras en su aparente armonía. Tomelloso se mantuvo fiel dentro del bando republicano a lo largo de toda la guerra civil y aunque no fuese uno de los escenarios donde se enfrentaron las tropas, vivió los efectos de la guerra hasta la ruptura de las estructuras político-sociales anteriores a la República. Pero cuando la guerra terminó con la victoria del frente falangista, el pueblo vivió el proceso de represión y una metamórfosis que terminó con la instauración del viejo orden tradicional prerrepublicano. Esta metamórfosis está representada muy bien en la novela «Las Hermanas Coloradas», objeto de nuestra análisis, por el edificio del casino de San Fernando situado en la Plaza Mayor de Tomelloso que antiguamente había sido sede del círculo liberal transformándose en el cuartel general de la Falange durante la postguerra.  El casino de San Fernando viene nombrado muy a menudo por los personajes de la novela y es un lugar de la memoria muy importante a parte de ser el símbolo del cambiamento del país.

Los primeros años de la postguerra se caracterizaron por un marcado aislamiento político, económico y cultural de la sociedad española y por un clima de miedo debido a la represión contra los contestadores del régimen franquista; por ello nace el fenómeno de los «topos» hombres que decidieron esconderse, realmente o socialmente, hasta 1969 cuando el régimen franquista procedió por medio de una ley a la amnistía de los delitos cometidos con anterioridad al primero de abril de 1939. Este fenómeno es una de las temáticas más importantes de la novela en cuestión y está representada por el escondimiento del perseguido político republicano Manuel Puchades que una vez descubierto por Plinio sentenciará «Todos los muertos desaparecen, pero no todos los desaparecidos están muertos». La novela «Las Hermanas Coloradas» se destaca de las demás obras de García Pavón al tener un escenario  histórico-político bastante marcado aunque el autor nunca tuvo enfrentamientos duros con la censura franquista sobretodo porqué en su obra no hay una verdadera crítica al régimen si no más bien una lamentación como proponiendo una autocensura que acabará con la muerte de Franco y la caída de la dictadura. García Pavón de todas formas no se volcó en ninguna actividad política relevante durante el franquismo y colaboró con muchos intelectuales de izquierdas cuanto de derechas, sobretodo mientras participaba a las tertulias literarias del Café Gijón de Madrid donde nació la corriente literaria del realismo social caracterizada por la denuncia social y la ironía crítica que tanto interesó nuestro autor. Ideológicamente García Pavón era un liberal que proponía la modernización de la sociedad, la libertad y un espíritu democrático pero con la victoria franquista este cambiamento no se actuó, así que él miraba a estas ideas con nostalgia. Con la misma nostalgia el autor manchego miraba hacia el pasado rural y tradicional de Tomelloso y de España entera que se estaba modernizando e industrializando, una transformación que él consideraba necesaria pero triste. Por esta misma razón no nos deben sorprender las continuas alusiones al pasado y sobretodo al pueblo de Tomelloso que es el eje central de la novela además de ser un microcosmo representativo de la España del tiempo. García Pavón dará dignidad literaria y fama a un pueblo de la Mancha que se dedicaba sobretodo a la producción de vino y que se volvió en el escenario de toda la obra poética de este autor que como se ha siempre interesado a su mundo territorial ha sido tachado de provincialismo pero él tuvo la capacidad de inaugurar un nuevo género en la literatura española, la novela policíaco-costumbrista, adaptando un género extranjero a la tradición literaria española dándole características propias. Con la novela «Las Hermanas Coloradas» García Pavón ganará el premio Nadal y se consagrará como autor de éxito popular y de prestigio literario, demostrando que se equivocaban todos los críticos que pronosticaban un fracaso de este nuevo género literario a la española, volviéndose un modelo para escritores como Manuel Vázquez Montalbán y Alicia Barlett.

Capítulo 1.  Resumen de la novela.

La trama de «Las Hermanas Coloradas» es simple porqué no es una novela esencialmente policíaca. La trama que desarrolla García Pavón, aunque se enmarque dentro del género policíaco, es una excusa en torno a la cual él participa al lector de lo que en verdad le interesa, que es hablar de sus reflexiones, de sus paisajes y vivencias. La trama es el hilo conductor a lo largo del cual se van contando pequeñas historias que constituyen sin duda el auténtico valor de la obra. La novela se ambienta en Madrid pero empieza describiendo la vida tranquila de Tomelloso donde vive el protagonista de la novela  Manuel González, alias Plinio que es el jefe de la G.M.T. La Guardia Municipal de Tomelloso, sin especial preparación criminológica ni sutiles técnicas investigadoras. Plinio un día recibe una carta del comisario de la Brigada de Investigación Criminal de Madrid que pide su colaboración y la de don Lotario, otro protagonista de la novela, para la resolución de un caso en el que intervienen gente de Tomelloso. Plinio y don Lotario que es un veterinario con mucho tiempo libre y con la pasión por la investigación, salen la tarde siguiente con un autocar hacia Madrid. En el viaje hacia Madrid junto a Plinio y a don Lotario encontramos un personaje muy colorado que se llama el «Faraón» y una viuda de Tomelloso, Doña María de los Remedios que vivía en Madrid con su madre. El caso que Plinio y don Lotario tienen que solucionar es la desaparición misteriosa de dos gemelas de Tomelloso: «Las Hermanas Coloradas». María y Alicia Peláez, dos pelirrojas sesentonas y solteras, dos mujeres casi anónimas, de costumbres regulares y muy metódicas que son hijas de un antiguo notario de Tomelloso. Las hermanas tras una misteriosa llamada telefónica salen precipitadamente de su domicilio con una pistola, toman un taxi y desaparecen. En el curso de la investigación Plinio, desvelará remotas historias de antiguos amores y frustraciones con el telón de fondo de la represión franquista y conocerá los personajes que hacen parte de la vida de las hermanas Peláez, como el cura don Jacinto Amat y José María Perales el primo de las hermanas.La resolución del enigma que rodea a las hermanas coloradas parece llegar por casualidad. Plinio visita Doña María de los Remedios y su madre porqué su dirección fué escrita «precipitadamente» por las hermanas Peláez en cubierta de una de las listas telefónicas, sín que Plinio tuviera un real sospecho sobre ellas como responsables de la desaparición de las dos hermanas. De echo en casa de Doña María de los Remedios vivía un republicano escondido, Manolo Puchades, que era el antiguo novio de María que durante treinta años vivió prácticamente sometido a los deseos libidinosos de la viuda. Cuando Manolo Puchades consigue telefonear a María pidiendo ayuda a las dos hermanas, ellas deciden ayudarle y desaparecen porqué vienen encierradas con él por Doña María de los Remedios. Plinio solucionará el caso porqué también él viene encierrado por Doña María de los Remedios, descubriendo así el escondite donde moraban las hermanas coloradas y de paso rescata a Manolo Puchades «topo» de la posguerra que vivía oculto en la misma vivienda que las dos.

Características generales de la novela.

La novela «Las Hermanas Coloradas» hace parte de una serie de relatos de tipo policíaco protagonizados por el Jefe de la Policía Municipal de Tomelloso, Manuel González, llamado Plinio. Esta novela policíaco-costumbrista fue publicada en 1969 y está caracterizada por una fuerte inclinación hacia el costumbrismo y la tradición realista castellana y sobretodo se siente mucho la influencia de los autores del '98 de los que García Pavón coge la minuciosidad del detalle en las descripciones. En general la entera obra de García Pavón es muy realista con temáticas muy importantes como la memoria y la reflexión sobre el tiempo y su fugacidad, aunque estos elementos se vuelven el eje central de esta novela que tiene un fuerte carácter autobiográfico. Por ejemplo uno de los escenarios de la novela, «la antigua casa de la calle de Augusto Figueroa» de las Hermanas Peláez que se sitúa en Madrid, casi esquina Barquillo, se corresponde a la casa real donde vivió el propio García Pavón con su familia. Ésta de «Las Hermanas Coloradas» es probablemente la primera novela de ambientación urbana en la serie de Plinio, puesto que García Pavón suele siempre ambientar sus relatos en la rural Tomelloso que en esta novela sigue estando presente en la vida de sus personajes que desplazándose a Madrid llevan en el corazón el recuerdo de este pueblo mítico y lo hacen revivir en la ciudad capitolina.

Personajes principales de la novela.

García Pavón hace que los personajes principales de la obra lleguen a Madrid a través de un viaje en autocar, metáfora de un viaje espacio-temporal del pasado al futuro y del pueblo a la ciudad; entre estos personajes está el protagonista de la novela Manuel González, alias Plinio que es el primer detective verdaderamente español que se sitúa lejos de los modelos ingleses. El personaje de Plinio está inspirado a un vecino estanquero y ex-policía que contaba a sus amigos los casos investigatívos  llenándolos de suspense para avivar la narración; a este recuerdo relacionado con la infancia del autor, se añade la imagen del jefe de la Guardia Municipal de Tomelloso en los años veinte y treinta que sugestionaba el joven autor por su forma de mirar, de liar y fumar el cigarro y por ser un hombre de acción; el Plinio de García Pavón es un hombre que acepta pasivamente su destino y que llega a ser jefe de la Policía por casualidad, el mismo autor lo describe de esta forma: «Manuel estuvo a punto de rengancharse en la mili para hacerse chusquero, pero al fin no se decidió. Lo de pasarse la vida poniendo quintos en fila no era su vocación. Volivió al pueblo con intención de irse a las viñas, estuvo un poco tiempo de bodeguero pero al fin el alcalde Carretero le ofreció un puesto de guardia municipal». El otro protagonista es don Lotario, un veterinario que se ha quedado sin trabajo como consecuencia de la mecanización del campo cuando los tractores empezaron a hacer el trabajo de los animales de tracción. Don Lotario representa el conocimiento y la ciencia y tiene la función de cómplice en la investigación. García Pavón utiliza los rasgos reales de su abuelo Luis, un republicano que fue dos veces alcalde de Tomelloso, y su amigo Lillo. Otro personaje de la novela es Braulio un pesimista filósofo de taberna tomellosero que encarna el ideal existencialista muy bien representado en toda la obra de Unamuno; los dos viven la agonía de haber racionalizado la mortalidad trágica que acompaña la vida. Braulio representa la capacidad de abstracción racional. En sus antípodas encontramos el personaje del Faraón que se desplaza a Madrid con nuestros protagonistas para «hacerse ropa y a lo que cayera» que representa la imagen típica y tradicional del «macho» tomellosero que hace de la vena humorística el eje de su vida. Como se nota claramente, los personajes principales de la novela son hombres ya que en el mundo novelístico de Tomelloso parecen no haber llegado los movimientos de liberación femenina ya que las mujeres tienen roles marginales (la criada, la portera) o establecidos (la madre, la hija) y parecen sufrir la superioridad intelectual de los hombres que hacen muestra de actitudes misóginas hacia el mundo femenino.

Técnicas de narración de la novela.

El autor Francisco García Pavón escribe a un público lector familiarizado con las aventuras del jefe de la Policía Municipal de Tomelloso, Plinio que protagoniza un corpus de novelas lo suficientemente extenso para constituir una serie. De hecho, el autor establece un contacto comunicativo entre el narrador, es decir el hablante imaginario y los lectores, que ya están acostumbrados a leer los casos del detective manchego. Esta relación se puede observar sobre todo cuando la voz del narrador interviene en el relato directamente con exclamaciones o cuando expresa los pensamientos de sus personajes utilizando el estilo indirecto libre. Además, para acrecentar el interés del lector aficionado, García Pavón recurre a las alusiones autorreferenciales a su propio ciclo narrativo, un juego literario frecuente en las novelas de serie y especialmente en las policíacas. La focalización es interna porque la información narrativa que se ofrece está limitada a la percepción, al conocimiento de los personajes. Esta perspectiva es típica de la novela policíaca porque el narrador relata sólo lo que el investigador y los otros personajes pueden saber, ver y percebir. El lector descubre los casos a medida que los personajes van aclarando el significado de los indicios que encierran misterio. A lo largo de la novela, se pueden distinguir tres tipos de textos como el narrativo, el argumentativo y el descriptivo. La narración aparece cuando el narrador cuenta los hechos y las acciones de los personajes. Muchas veces, la acción se ralentiza para incluir elementos descriptivos, para dejar que hablen personajes en estilo directo o indirecto libre, para ofrecer pistas que aclaran o falsifican la solución del caso y, por último, para centrar la atención en determinados aspectos con menosprecio de otros. Sin embargo, este procedimiento se organiza con sencillez siguiendo un orden linear que, a veces, se interrumpe para dejar paso a las retrospecciones, empleadas sobre todo por los testigos que intentan trasladar la acción al pasado para traer a la memoria los indicios más importantes. Integrados en el discurso narrativo son las intromisiones del autor que comenta de forma indirecta, por boca de Plinio, algunos temas como la preocupación por el paso del tiempo, la vejez, la guerra civil, los españoles, los pueblos y las ciudades. Cuando García Pavón abarca estos asuntos, utiliza las características del texto argumentativo porque toma posición a favor o en contra de determinados aspectos de la vida. Además, para caractirizar los personajes, el autor se sirve de dos tipos de recursos: la descripción y los diálogos. En los cuadros descriptivos, el autor, empleando una profusa adjetivación y las imágenes, describe la realidad que sale de su imaginación porque, a través de la observación de las acciones y de las características físicas de los personajes, elige los detalles más importantes que van formando las identidades. Además, Francisco García Pavón reproduce, en estilo directo, las palabras de los personajes, empleando los verba dicendi y las rayas para que el lector pueda tener más informaciones sobre la variedad diatópica, diastrática y diafásica de los hablantes. De hecho, sus identidades se crean también con el recurso del diálogo que da indicaciones sobre los niveles lingüísticos: fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico del lenguaje empleado por los hablantes. Estos rasgos aportan informaciones sobre la procedencia geográfica, el nivel socio-cultural de los personajes y la circunstancia social y contextual específica del acto de comunicación oral. Colmeiro, un crítico literario que en sus estudios ha presentado la historia de la novela detectivesca española desde su aparición hasta Vázquez Montalbán, observa que  «El misterio o caso policíaco es meramente el hilo central alrededor del cual se engarzan múltiples pequeñas historias y situaciones que constituyen la verdadera razón de ser de la obra». El mundo tradicional y rural de La Mancha, representado por historietas u observaciones sociales, se mezcla con las características del género policíaco y esta fórmula crea una auténtica novela policíaca española, como ya hemos dicho, autóctona y original, que se distingue de la novela sajona ( Doyle o Christie) y de la negra norteamericana (Chandler o Hammett). Por otra parte, Plinio tiene algunas características comunes con  el inspector Maigret, el personaje creado por Georges Simenon.  Las novelas de García Pavón y las del escritor belga se caracterizan por el énfasis  que ponen en la caracterización de los personajes y la importancia de la descripción de los usos y las costumbres, paisajes y ambientes sociales en los que transcurre la acción. Por esa razón, los dos escritores se acercan más a la novela costumbrista y al realismo social que a la novela policíaca clásica que no hace hincapié en la problemática moral y social. De hecho, en las novelas de García Pavón y de Simenon,  el elemento de enigma y la tradicional intriga del caso policial pasan a ocupar un segundo plano, mientras que  el escritor británico, Arthur Conan Doyle, célebre por la creación del prototipo de investigador cerebral de la novela policíaca tradicional, el detective , presta atención al método deductivo de spolicíacase. Desde el principio, García Pavón sabía que estaba inaugurando una tendencia prácticamente inédita en la literatura española; su propósito era lograr escribir historias policíacas auténticamente enraizadas en su tierra y dice: «Yo siempre tuve la vaga idea de escribir novelas policiacas muy españolas y con el mayor talento literario que Dios se permitiera prestarme», y el mismo García Pavón señala esta tendencia a alejarse de la clásica intriga investigadora: «Más que casos policíacos en el sentido clásico, trato de los quehaceres “parapoliciacos” de Plinio y don Lotario [...]. Me gustaría hacer de Plinio no un exclusivo investigador de crímines, robos y secuestros, sino de sucesos humanos no codificados, cuyo fruto, en lo bueno y en lo malo, conforma la convivencia humana».  

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Además, las novelas de García Pavón, no tienen el poder corrosivo y policíaca de la novela policiaca negra; el lenguaje no es tan crudo ni refleja la misma intensidad la violencia urbana y la visión crítica de la sociedad es también menos feroz. Plinio, jefe de la policía municipal de Tomelloso, no es un ser supernatural como los detectives de la novela policiaca clásica, ni un ser marginal como los inverstigadores de la novela policíaca negra, sino un ser normal, un funcionario típico como es el caso del pequeño-burgués comisario Maigret. Plinio es un buen jefe que conoce a su ...

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