El realismo, debe buscar una nueva razón para describir. Esto es lo que plantea Barthes. “Colocando lo referente como real, la descripción realista evita dejarse incluir en una actividad fantasmal (precaución que se creía necesaria para la objetividad del relato).” Encontramos aquí, esa necesidad de autentificar lo real.
El efecto de lo real del que habla Barthes, es el fundamento de una nueva verosimilitud que procede de la intención de alterar la naturaleza tripartita del signo para hacer de la notación el puro reencuentro de un objeto y su expresión. “(…) se trata de vaciar el signo y de alejar infinitamente su objeto hasta poner en cuestión, de una manera radical, la estética secular de la representación”.
Aquí, un ejemplo de el efecto de realidad, que se logra a lo largo de todo el cuento de Maupassant: “Tenía yo entonces veinticinco años y andaba pintando por las costas normandas; vagabundo, con los trabajos al hombro, de mesón en mesón. Esa vida errante a través de la Naturaleza es lo más delicioso que puede gozarse. Libre, sin trabas de ninguna especie, sin cuidados y sin preocupaciones, sin pensar siquiera en el mañana. Se toma el camino que parece más agradable, sin más guía que la imaginación, sin más consejero que el encanto de los ojos. Nos detiene un arroyo que seduce con su frescura, o el olor de papas fritas en la puerta de una posada. Tal vez un perfume de clemátida o la mirada inocente do una moza, deciden nuestro rumbo.”
Por otra parte, hemos leído también el texto: El Realismo Artístico, de Roman Jakobson; en donde se formula la siguiente pregunta: ¿qué es el realismo para el teórico del arte? La respuesta que se da es la siguiente: “Es una corriente artística que se postuló como objetivo reproducir la realidad con la mayor fidelidad posible, y que aspira al máximo de verosmilitud” Inmediatamente, se nos ocurren ejemplos, dentro del cuento Miss Harriet.
“La luz, sin que apareciera el astro, oculto detrás de mí, caía sobre la piedra y la doraba con su fuego. No había más; un primer término de claridad deslumbradora: inflamado, soberbio. A la derecha el mar; no el mar azul: el mar pizarroso, verduzco, lechoso, bajo un cielo también recargado.”
“Ante nosotros, lejos, muy lejos, en la línea del horizonte, un barco de tres palos cubierto de velas dibujaba su contorno sobre un cielo inflamado, y otro barco de vapor, más próximo, pasaba lanzando una columna de humo que dejaba, como una nube oscura, un rastro en el cielo.”
Entonces asumimos que declaramos realistas, las obras que nos parecen verosimiles, que son fieles a la realidad. Y aquí surge la ambigüedad. Se llama realista a la obra que el autor en cuestión propone como verosimil, o se llama realista la obra que percibe como verosimil quien la juzga. A veces se denomina realismo a la motivación consiguiente, a la justificación de las construcciones poéticas. El realismo artístico contará con la tendencia a demorar el conocimiento, y tendrá como consecuencia, la acentuación de un nuevo rasgo. Dostoievski escribe que “en arte, para mostrar el objeto, hay que proceder por exageración, deformar su apariencia precedente (…). Se colorea el objeto en forma diferente y se piensa: se ha vuelto más sensible, más visible, más real.”
Así, tanto Bola de Sebo, como Miss Harriet, son ejemplos de cuentos realistas, ambos dos, descriptivos y llenos de detalles inútiles que terminan siendo significativos.