La novela describe un mundo donde triunfa el consumo (Ford es Dios y su exitoso modelo “T”, símbolo del consumismo iniciado en la de cada de 1910, es su profeta) en donde la ciencia y la técnica al servicio de los intereses del poder, conducirán al mundo a formas sociales de dominación absoluta, a instituciones opresoras a las que nada quedará al margen de las que nada escapará (algo comparable con la idea de Mussolini sobre el Estado: Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado), un mundo donde los libros “antiguos” están prohibidos y estaban considerados como pornográficos. Pero al mundo creado por Huxley se le añade un nuevo factor: la genética. En el nuevo mundo los individuos nacen condicionados genéticamente para que desempeñe exclusivamente el papel que la sociedad quiere para él. Los hombres nacen esclavos de una sociedad que ahoga sus problemas y deseos de libertad a través de drogas y actividades que inhiben el comportamiento.
Aunque en principio puedan resultar atractivos, incluso utópicos, los objetivos de estabilidad social y felicidad que persigue la nueva sociedad que describe Huxley el método que emplea de recortar las libertades individuales convierte esta sociedad en una utopía negativa. Podemos establecer un símil entre la sociedad de Un mundo feliz y las sociedades comunistas. Las teorías marxistas propugnaban que mediante el sistema de producción socialista se llegaría a la sociedad comunista en la que no existirían desigualdades. En principio la sociedad comunista sería una utopía pero en su desarrollo practico se transforman en una utopía negativa al sacrificar las sociedades comunistas las libertades individuales, y someter a los ciudadanos bajo un férreo control estatal.
Si la utopía busca una forma de sociedad en la que exista un equilibrio ideal entre libertad y la igualdad, una sociedad donde sus miembros sean felices. En Un mundo feliz se nos expone una sociedad en el cual sus miembros son felices y la sociedad es estable, pero con el coste de la supresión de las libertades individuales, cuyo lema, frente al de la Revolución Francesa “Libertad, Igualdad, Confraternidad”, es “Comunidad, Identidad, Estabilidad” y como apunta el Interventor Mustafá Mond –uno de los hombres que esta al frente de la nueva sociedad- “ Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea y nunca desea lo que no puede obtener. [...] La libertad [...] es el precio que hemos de pagar por la libertad”
Como utopía negativa la obra también advierte de los problemas que supondría la utilización del conocimiento científico por parte de los gobernantes para una determinada forma de control social. Esto lo resume el anteriormente citado Interventor Mustafá Mond afirmando que “Los dioses son justos, sin duda, pero su código legal es dictado en ultima instancia, por las personas que organizan la sociedad. La Providencia recibe órdenes de los hombres”. También se puede plantear en la novela el problema de la existencia de algún conocimiento que no deberíamos buscar, o la cuestión de que es todo conocimiento bueno y solo las personas pueden resultar dañinas.
Una de las utilidades que se atribuye a la utopía es esta ha de ser un modelo que estimule a la sociedad para progresar, una relación de objetivos o posibilidades no desarrolladas por el actual modelo social. Por tanto, la organización social que se expone en Un mundo feliz ha de ser modelo ha evitar por la sociedad actual, una referencia que ha de ser evitada, un toque de atención a la sociedad que va degradándose hacia una sociedad como la que se expone en el libro, teniendo que buscar la sociedad actual una nueva utopía que sirva de estímulo a la sociedad actual para progresar.
En conclusión, podemos considerar Un mundo feliz como una utopía negativa, ya que se profetiza un futuro totalmente opuesto al de la utopía, un futuro que sacrifica las libertades por la felicidad y el orden social. Por tanto, el modelo de sociedad que aparece en Un mundo feliz es un modelo a evitar y al cual desgraciadamente nuestra sociedad esta tendiendo ligeramente. Un ejemplo de este hecho es que diferentes gobiernos de algunos estados democráticos están recortando algunas libertades individuales en pro de la seguridad colectiva y de la estabilidad social -por ejemplo la supresión temporal en el Reino Unido del derecho de Habeas Corpus-. Creo, por tanto, que la sociedad actual tiene que replantearse su actual derrotero y buscar un nuevo modelo que sirva para conseguir una sociedad más justa e igualitaria.