Por añadidura, existen quienes que se inclinan a sostener que una relación estable se muestra a través de un compromiso de vida y por lo tanto se dice que las parejas recurren a la unión con el fin de sentirse más aceptados por la sociedad y posiblemente ganar un estatus social. Por otra parte, al casarse reconocemos las responsabilidades sociales y da a la gente un grado de autoridad para actuar sobre sus acciones con la media naranja en lugar de confiar mas en la autosuficiencia.
Además, existe un mayor sentido de la libertad para tomar decisiones y por lo tanto ya no estamos sujetos a la presión de casarse por el bien de dinero, sino más bien por la atracción subconsciente a los valores intrínsecos de una persona así como la imperfección.
La mayoría estaría de acuerdo de que, mientras que un matrimonio no es perfecto y, por supuesto, consiste de argumentos, estos defectos dentro de la vida nos permite que comprendamos el valor de nuestra moral.
A la inversa, en las últimas décadas, las sociedades occidentales han señalado los incrementos en la cohabitación, antes o en lugar del matrimonio así como el aumento de los niños nacidos fuera del matrimonio. Estos cambios se han desdibujado las límites del matrimonio, lo que lleva a las preguntas sobre lo que es la diferencia entre el matrimonio en comparación con las alternativas.
Lo que es más, la gente ya no está interesada en tomar en serio los votos matrimoniales y la idea de pasar toda su vida con una persona se ha convertido algo monótono. Por eso, no es sorprendente ver un número de quienes que contratan en la poligamia mediante la cual la infidelidad se ha convertido con el tiempo en una norma ya que el matrimonio parece demasiado restringido. Dicho eso, la idea de lograr metas más altas en una carrera es mucho más satisfactorio que comprometerse a un matrimonio, por lo tanto, se está convirtiendo en algo obsoleto.
Igualmente, la mayoría de las rupturas se afirman haber sido debido a la falta de colaboración e indiferencias dentro de un matrimonio, lo que nos hace preguntarnos si el matrimonio está perdiendo su apelación por el número de relaciones insatisfechas. Añadiría que esta tendencia demográfica es en realidad hacia la generación cada vez más joven, simplemente porque algunos, pero no forzosamente todos, son suficientemente conscientes de las implicaciones de un matrimonio.
Esto nos lleva a la conclusión de que casarse, hasta cierto punto garantiza la seguridad tanto social como financiera, por otro lado, estoy más inclinada a creer que con la convención de los divorcios así como la cohabitación, el matrimonio es de una manera u otra, carece de pertinencia así que, la gente en el mundo contemporáneo se interesa más en la libertad de tener una relación flexible como opuesto a poniéndose a un compromiso vitalicio.