Comentario sobre el poema "Canto de Esperanza" de Rubn Daro
Comentario de texto
Nombre: Jorge Andrés Justiniano Nava.
El fragmento que analizaré a continuación se trata del poema "Canto de esperanza", escrito por Rubén Darío, el máximo representante hispano del Modernismo. Como sabemos, Rubén Darío tuvo una muy importante evolución en lo que respecta al estilo de su poesía a lo largo de toda su vida, así que es menester también situar el fragmento en la respectiva fase de la poesía de Rubén Darío. Este fragmento pertenece claramente a la tercera y última fase poética de Rubén Darío, ya que se deja de lado los paisajes exóticos y temas como el erotismo y el exotismo, para dar lugar a temas más intimistas y existenciales como que tienen mucho que ver con lo trascendente, que subyacen a toda la poesía de este autor durante toda esta fase.
En este poema es posible ver una muy clara y bien determinada estructura. Está conformado por ocho estrofas, y cada una está compuesta a su vez por tres versos alejandrinos monórrimos. Además de ser versos monórrimos, la rima es además rima consonante, debido a la coincidencia de sonidos vocálicos y consonánticos. La estructura marcada en este poema es muy característica de Rubén Darío, en todas sus épocas, por lo cual esta estructura adquiere un alto grado de importancia. Además, es posible observar además de una estructura organizacional otra estructura temática, muy importante a su vez. Vemos que este poema puede ser dividido en dos partes, a saber, las primeras cuatro estrofas y las últimas cuatro estrofas. Es evidente el contraste de temas y sentimientos expresados en estas estrofas, que expresaré a continuación.
L a primera estrofa sirve al yo poético para poder introducir la atmósfera dentro de la cual se va a desarrollar el poema. A través de sintagmas nominales como los siguientes: "vuelo de cuervos" y "soplo milenario" otorgan a estos veros un cierto esoterismo y aire de misterio, que produce en el lector suspenso, que no sólo sirve para captar su atención, sino también para adentrarlo en el poema. Además, se utiliza el adjetivo "azul" como un sustantivo, algo muy único en la poesía de Rubén Darío. La palabra "azul" cumple allí la función de metáfora, representando la ...
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L a primera estrofa sirve al yo poético para poder introducir la atmósfera dentro de la cual se va a desarrollar el poema. A través de sintagmas nominales como los siguientes: "vuelo de cuervos" y "soplo milenario" otorgan a estos veros un cierto esoterismo y aire de misterio, que produce en el lector suspenso, que no sólo sirve para captar su atención, sino también para adentrarlo en el poema. Además, se utiliza el adjetivo "azul" como un sustantivo, algo muy único en la poesía de Rubén Darío. La palabra "azul" cumple allí la función de metáfora, representando la inmensidad del cielo, además de ser el color más representativo del modernismo. En las siguientes tres estrofas se dan a conocer otros presagios ya predichos en el Apocalipsis de la Biblia, por lo cual se acentúa el pesimismo del yo poético con relación al estado del mundo. Se describe, por ejemplo, que la "tierra está preñada de dolor tan profundo", una personificación que hace alusión al daño que los seres humanos le estamos ocasionando a la tierra. Por último, el pesimismo por la realidad vivida llega a su clímax, donde el yo poético menciona magistralmente, y haciendo nuevo uso de la metáfora, que "en un pozo de sombras la humanidad se encierra".
Aún así, hasta ahora poco hemos visto del título representado en el contenido del poema. Hasta la cuarta estrofa se transmite al lector un pesimismo progresivamente mayor y más profundo. Pero en la quinta estrofa comienza la segunda parte del poema, y la esperanza empieza a renacer. Primeramente, el yo poético, en forma de plegaria al Señor Jesucristo, le pregunta retóricamente por qué éste último tarda en venir. Es muy sabido que Rubén Darío era una persona muy religiosa, y esta religiosidad se ve claramente plasmada en esta estrofa. Además, es muy visible el contraste entre los sintagmas nominales de la primera parte del poema con los de la segunda. Mientras que en la primera parte abundan sintagmas nominales como: "amagos de peste", "dolor tan profundo", "angustias", "pozo de sombras", "odio" y "guerra". En esta estrofa empiezan a aparecer otros sintagmas, muy contrastantes, como los siguientes "mano de luz" "brillar al sol" "divinas banderas". Este contraste descrito por el yo poético puede ser interpretado como la esperanza que se debe tener aún en los momentos más difíciles, cuando se piense que todo está perdido, pero nos demuestra que lo último que se pierde es la esperanza. En los siguientes versos se acrecienta el sentimiento de esperanza, en los cuales el yo poético prosigue en elevar su plegaria a Dios, instándole a venir pronto a la Tierra, a poner fin a todo el caos y ruina que existen. Es posible ver en la sexta estrofa una combinación de figuras retóricas muy especial, por ejemplo, en el epíteto "dulce aurora" se ve además una sinestesia, ya que se combinan el campo sensorial del gusto con el de la vista. De esta manera, el yo poético logra efectivamente estimular los sentidos del lector, y de esta manera transmitirle de mejor manera los sentimientos que éste intenta plasmar a través del poema. Por último, en la última estrofa el yo poético se prepara para la venida del Señor, la cual es descrita muy detalladamente a través de una abundancia de adjetivos y epítetos, como es el caso de "divino clarín extraordinario". El yo poético cierra el poema con una muy profunda metáfora: "Mi corazón será brasa de tu incensario". En la antigüedad y actualidad se utiliza el incienso como símbolo de honor y respeto, sobre todo en lugares sagrados para algunas religiones. Al mencionar entonces el yo poético que él desea ser la "brasa" del incendiario, implica su deseo de adorar y venerar a Dios en su llegada.
En conclusión, este poema nos muestra muchas facetas de Rubén Darío, primeramente una de una pesimista desolación, y más tarde de una esperanza muy intensa. Se nota, además, cómo a través de la utilización de figuras retóricas como la metáfora o sinestesia, el yo poético produce diversas sensaciones en el lector, sensaciones que contribuyen a que éste último se sumerja más en el poema y de esta manera logre captar de mejor manera los sentimientos que el yo poético trata de transmitir. Éste es, en pocas palabras, un poema que representa a Rubén Darío en su última fase poética, un poema rico en cultismos y con un lenguaje elevado que transmite temas profundos, con una fluidez que deja al lector maravillado.