Asimismo, la poetización de la amada se lleva a cabo de una manera característicamente Vallejana, pues, como en otros poemas de César Vallejo, encontramos que la amada se diviniza, convirtiéndose en una figura sobrenatural, convirtiéndose casi en una deidad, tal y como la Virgen María, con la que se le compara en el último terceto del poema, haciendo alusión nuveamente al título del poema, la Noche buena, en la que nace un niño Jesús metafórico, el cual se refiere al renacimiento y renovación del poeta por su amada. Se recrea y desacraliza así la imagen de la Noche buena, el misterio cristiano, haciendo referencia al escenario del pesebre, por ello la expresión “balarán” para describir la recitación del poema, como su hubiera sido hecho por uno de los animales presentes en el establo al nacer Jesucristo.
Consecutivamente, vemos la personicación de la flora y fauna rodeando el escenario de esta “Nochebuena” del yo poético, ya que a sus alrededores se pasa de “balar” a “canturrear en todos sus místicos bronces”, significando una personificación de todos los animales a su alrededor, para conseguir un canto al unísono prácticamente. Esto contribuye a alzar la figura de la amada por sobre todo, como si no sólo el yo poético la viera como una deidad, sino el resto de las figuras vivas, entre ellas los animales, que llegan a cantar, un imposible, para ella en admiración.
Sin embargo, notamos que la amada es un tanto fingida, no se muestra natural, pues la poetización se lleva a cabo una vez que todo a terminado, como si hubiero sido una figura diferente muy diferente a la que fue antes de que “calle la orquesta”, mostrando dos caras en escenarios diferentes. Esta impresión se profundiza con la frase “espero que ría la luz de tu vuelta”, mostrando a la amada risueña al voltear, para mostrarse de manera completa al yo poético, quien poetiza sobre ella, demostrando como esta vuelta, significando un cambio, trae la luz, la felicidad, demostrando la importancia de este cambio entre las dos caras de la amada para ver la belleza que el yo poético ve en ella.
Además se demuestra que el yo poético desea este cambio en la amada, pues es este el que trae “la fiesta en oro mayor”, la realización de las anhelaciones del yo poético que aún poetiza sobre su amada. En el poema se nota el profundo cambio de la descripción de la amada, pues vemos que se pasa de una belleza fingida, una ilusión del poeta que finge la belleza de su amada, se da un profundo cambio, una epifanía que revela la verdadera belleza de la amada, llevando al yo poético a compararla con la Virgen María, en un escenario en el cual no sólo el yo poético, sino el mundo en general, aprecia la belleza de dicha amada.
Finalmente vemos que la amada se compara no sólo con figuras divinas y saltantes, como lo fue la Virgen María, sino con los poemas pasados que recuerda el yo poético, mencionando a los “labios que lloran arias olvidadas”, poemas viejos que alguna vez recitó a su amada, que ahora recita con gran dolor, que tal vez se debe a los cambios por los cuales pasa su amor, y como se mostraba fingida antes, al decir que “grandes lirios fingen los ebúrneos trajes.” La anterior frase se refiere a la apariencia fingida que trae la poetización hasta el momento, además habla implícitamente de la belleza no exterior, sino interior de la amada.
En conclusión, el poema Nochebuena de César Vallejo muestra el amor entre el yo poético y una mujer que muestra un profundo cambio a través del poema, convirtiéndose de una imagen fingidamente bella a una mujer naturalmente bella, cuya belleza es comparable para el autor con aquella de la Virgen María, y apreciable para todos en el mundo, llegando hasta la personficación de varias figuras que llegan a apreciarla. Además, notamos como todo esto se lleva luego de que la amada se ha mostrado cuando todo ha callado, cuando el día ha terminado.