El Banco Mundial menciona los beneficios de invertir en la preservación del patrimonio histórico:
- Impactos económicos: reducción de la pobreza, aumento de empleo, incremento en la producción e ingresos de las industrial culturales y de servicios, aumento de ingresos en moneda extranjera.
- Impactos no económicos: mejora de los niveles educativos y la creación de la identidad nacional, fortalecimiento de cohesión social y el desarrollo del capital social, aumento continuo del patrimonio histórico nacional, mejor resguardo del patrimonio para su transmisión a futuras generaciones.
La valorización de la cultura desde el punto de vista económico esta basada como el valor que tienen las cosas u objetos, es decir, su valor de uso y valor de cambio. El valor económico es dado de manera mecánica, sin connotaciones morales, sociales o culturales. En lo que respecta a los bienes y servicios culturales, los consideran como bienes públicos, los cuales son difícil de valorar en el mercado ya que nadie puede ser excluido de su consumo y el consumo por un grupo no afecto el posible consumo de otros, en pocas palabras los consumidores no tienen incentivos para revelar sus preferencias en este tipo de bienes. Por otro lado, las externalidades, o beneficios o costos de consumidores o productores, no se pueden ver reflejados en los precios del mercado, y muchas veces tiene consecuencias positivas en otras áreas del mercado sin que el organismo o institución cultural puedan recibir ningún beneficio.
Los economistas, al evaluar los Bienes de Interés Cultural, y decidir que se debe financiar para conservar o restaurar, basan su análisis en el concepto económico neoclásico, en el cual se evalúan las preferencias de los consumidores y no en las opiniones de los expertos. Es el consumidor o ciudadano común es quien decide o otorga el valor a los diferentes bienes y servicios. Para evaluar estos bienes o servicios culturales, recurren a métodos indirectos como el análisis de:
- La voluntad a pagar por bienes culturales: se puede evaluar de manera directa al medir cuando el consumidor está dispuesto a pagar para disfrutar de algún bien cultural. También pueden realizarse mediciones con métodos indirectos como el determinar el valor de consumos alternativos que optaría el consumidor en cao el bien no esté disponible, disposición a pagar por otros servicios adicionales como transporte, alimentación, estadía, etc., y midiendo y analizando inversiones similares.
- Estudios de impacto económico: miden la relevancia de un bien cultual en términos de los ingresos que genera, ya sean directos o indirectos.
- Estudios de valoración contingente: simulan la existencia de un mercado con situaciones simuladas presentadas a los consumidores en forma de encuestas. Estas encuetas son complejas ya que presentan información irreal que puede traer como consecuencias respuestas no apegadas a la verdad.
Por otro lado, los culturalistas, consideran que existen otros valores que deben tomarse en cuenta además de la generación de ingresos y empleos. La valoración económica es parte de un subconjunto de valores, en dónde también deben analizarse los valores estéticos, sociales y culturales.
Para llegar a un acuerdo entre economistas y culturalistas, se ha concluido que los métodos de valorización del patrimonio histórico deben cumplir ciertas condiciones, como:
- Ser multidisciplinarios, apegados a una realidad con cambios culturales y sociales, con diversos esquemas de desarrollo
- Deben basarse en enfoques complementarios que comprendan de iniciativas de gobiernos y especiales, que también involucren la participación, concientización y educación de la población.
El economista Arjo Klamer divide los valores enfocados en los bienes culturales en tres categorías:
- Económicos: se refieren a los precios en el mercado o sus valores de cambio.
- Sociales: se refiere a los valores entre las relaciones interpersonales, de grupo, comunidades o sociedades. Comprenden la pertenencia, identidad, tolerancia, libertad, entre otros.
- Culturales: valores estéticos, espirituales, históricos, simbólicos y de autenticidad. Evocan cualidades por encima y más allá de lo económico y social.
Comentario Personal
Me pareció muy interesante poder analizar la valorización del Patrimonio Cultural Histórico desde dos puntos de vista tan distintos. Puedo afirmar que hasta ahora, personalmente he dado valores más bien sentimentales a lo que considero como Patrimonio Cultural, y mi valorización ha carecido de un análisis estudiado y razonamientos objetivos.
Considero acertado la conclusión de que debe existir un balance entre los pensamientos de los economistas y de los culturalistas. Este balance debe estar basado en el respeto y entendimiento entre ambos grupos. Los culturalistas deben comprender que el lado económico es importante ya que todos formamos parte de este mercado de consumo y para la preservación de lo que creemos importante son muy necesarios los medios económicos. Por otro lado, los economistas deben ampliar su criterio y darle importancia a los valores culturales y sociales del Patrimonio para una valorización completa y objetiva.