También se ve reflejada la cultura monoteísta en los ainur, los seres angélicos, en parte, importante dioses paganos a la cosmología de Tolkien, sino que son de hecho, creado por Eru Ilùvatar, la divinidad del Silmarillón. El Ainur no son igual a su creador, quien es conocido como El Uno. Estas creaturas pueden ser un paralelo a lucifer y a sus Ángeles que una vez que desobedecieron a Dios fueron demonios. Creaturas tan bellas pero diferentes a Dios.
El logos también puede ser considerado bajo esta óptica, es palabra divina. Esta es lo que nos ayuda a entender la creación y génesis sin estas palabras no podemos comprender al mundo antiguo al igual que en el Silmarillón hay un elemento interesante en el Ilùvatar consulta a los Ainur hablan a través de su música.
Antes de crear el mundo, Eru Ilùvatar se vuelve hacia los Ainur y ha dicho
“Ahí tienes tu música.
Axial la historia de la creación de Tolkien puede ser interpretada como la cuestión de los Ángeles podrían haber tenido en el papel de la creación. Es vista por parte la primera creación fue el de los seres angelicales así si Dios se demoro seis días para la creación Tolkien hizo distintas creaciones de razas.
Dios todopoderoso que habita en un lugar fuera del tiempo, crea a sus Ángeles, que serán sus ayudantes en la obra de la creación y que le rinden un tributo constante, Sin embargo, el mas importante de ellos se revela y comienza a actuar por cuenta propia .El paralelo con el Silmarillón es que el ainur, Melkor, el màs grande entre ellos, decidió entretejer en la música los deseos de su propio corazón y quiso sobresalir de en medio del canto. Una discordancia se alzó en torno de Ilùvatar, y muchos siguieron a los pensamientos del Melkor màs que los que había tenido en un principio. Entonces Ilùvatar se levantó y comenzó un nuevo canto entre los Ainur, pero nuevamente Melkor impuso su propio pensamiento, hasta que pareció que junto a Ilùvatar dos músicas se tocaban: una suave, armónica pero, inspirada por un profundo dolor, que era lo que le daba su belleza; y una estruendosa, sin armonía y poco variada. Entonces Ilùvatar se puso de pie delante de los Ainur, y era terrible mirarlo a la cara y la música ceso. Esto nos lleva a reflexionar en lo poco humildes que somos. Creemos que sabemos todo que no necesitamos aprender nada màs sin darnos cuenta que la base del conocimiento es que mientras uno màs ignorante se sienta màs va aprendiendo.