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Introduction

Elmira, esposa de Org�n Elmira, esposa de Org�n, un noble de la Francia del siglo XVII, a trav�s de un h�bil uso de la lengua y del aprovechamiento de su belleza f�sica logra, al ver a su marido bajo los efectos de alguna clase de hipnosis desenmascarar a Tartufo como realmente es y mostrar a su marido la hipocres�a del impostor. Logra tender su trampa forzando a Org�n a presenciar escondido el momento en que el falso devoto, le declara su pasi�n, traicionando as� su confianza de y trata de persuadir a su esposa que en esta actitud no reside importancia. Elmira, a�n despu�s de observar como su hijo Damis es desheredado por "osar manchar el honor de Tartufo", permanece inmutable y no deja que esto sea un obst�culo para lograr llevar a un ansioso y ambicioso Tartufo hacia la celada que se concreta hacia el final de la obra. ...read more.

Middle

Gracias a su astucia logra enterrar el asunto y luego con disimulo se muestra generoso al ayudar a esta familia, m�s especialmente a su hija Euduvigis. - Hialmar: Aqu� el Director Werle informa a Euduvigis que "ya no necesita su abuelo atarearse escribiendo copias, y que en adelante percibir� cien coronas mensuales de la oficina." En ambos casos podr�an tomarse a estas acciones como un imperativo deseo de cuidar los lazos familiares o la falta del mismo. Elmira, con su accionar busca pura y exclusivamente cuidar la felicidad y unidad de su familia. Este objetivo excluye al Director Werle ya que los lazos que lo un�an a su familia eran pr�cticamente inexistentes. ...read more.

Conclusion

Los manejos que realizan ambos personajes los llevan a arriesgar demasiado. Elmira tiende la trampa a Tartufo poniendo en peligro tanto su relaci�n amorosa con su marido como su situaci�n econ�mica pues Tartufo hab�a tomado posesi�n de los bienes de Org�n. Por otro lado el Director Werle al relacionarse con Gina muestra su imprudencia pues la vida de su esposa estaba amenazada por una grave enfermedad; adem�s pierde el respeto de su hijo. Esto tiene un terrible costo para �l ya que finalmente, se queda solo lleno de culpas. No podr�amos osar hablar de la habilidad de tomar r�pidas y no hacer referencia a uno de sus m�ximos exponentes en ambas obras, aquel hombre que de no haberse dejado guiar por su deseo no hubiera enfrentado ninguna posible represalia contra un plan perfectamente organizado y llevado a cabo. ...read more.

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