El misterio del relato se va revelando por medio de las investigaciones del detective Lönnrot de la relación de los asesinatos con el judaísmo. En “La muerte y la brújula”, el detective Lönnrot comienza a atribuir la explicación de los asesinatos en sólo al comienzo del libro cuando dice a Treviranus: “He aquí un rabino muerto; yo preferiría una explicación puramente rabínica, no los imaginarios percances de un imaginario ladrón.” El rabino al que cita Lönnrot es Marcelo Yarmolinsky, el primer asesinado en el relato. Dice Borges que este individuo venía como delegado de Podólsk al Tercer Congreso Talmúdico. Borges también compara irónicamente el gusto de este religioso por el Hotel du Nôrd con una comparación judaica: “Nunca sabremos si el Hotel du Nôrd le agradó: lo aceptó con la antigua resignación que le había permitido tolerar tres años de guerra en los Cárpatos y tres mil años de opresión y de pogroms.” Esta última palabra en español, “pogromo”, viene del ruso “pogrom”. “Los pogromos consisten en el linchamiento de un grupo particular, étnico, religioso u otro, acompañado de la destrucción o el expolio de sus bienes (casas, tiendas, centros religiosos, etcétera).” Este término ha sido utilizado –generalmente- para denotar la opresión y actos de violencia contra los judíos.
Las obras que cita Borges son judaicas. Cuando los agentes revisan el cuarto del Hotel du Nord encuentran una fila de altos volúmenes que Yarmolinsky leía/estudiaba. Tal como lo enumera Borges, los volúmenes incluían la Vindicación de la cábala, un Examen de la filosofía de Robert Flood, una traducción literal del Sepher Yezirah, una Biografía del Baal Shem, una historia de la secta de los Hasidim, una monografía del Tetragrámanton, y otra sobre la nomenclatura divina del Pentateuco. En el primer libro que Borges cita contiene el término “cábala”, que significa “tradición” en hebreo y sirve para interpretar las Sagradas Escrituras por parte de una facción religiosa judía; esta doctrina se dedica a estudiar la Biblia principalmente basándose en los orígenes del Universo. El segundo libro se refiere a Robert Flood, un científico y filósofo británico que se encargó de aplicar un término llamado “pensamiento sistemático” en el campo del manejo estratégico. En el tercer libro citado se menciona el Sefer Yetzirah, que es un antiguo libro judío que trata de explicar los orígenes del universo. El cuarto libro que es el Baal Shem significa “Maestro del Nombre” en hebreo y se usa en la mayoría de los casos en referencia a Israel ben Eliezer, el rabino que fundo el Baal Shem Tov. El quinto escrito menciona la secta de los Hasidim, que es un movimiento polaco-ruso del período moderno judío. Por supuesto, el Tetragrámaton, que en sí significa una palabra compuesta por cuatro letras, pero en este caso son las letras JHVH (Yahvé). El último texto citado habla del Pentateuco, o los primeros cinco libros de la Biblia.
En el relato hay pasajes pequeños que muestran aún más la relación del judaísmo y el relato. Un diálogo muy interesante pasa cuando Treviranus declara que es un pobre cristiano y dice que no tiene tiempo para estar pensando en supersticiones judías. Erick Lönnrot responde diciendo: “-Quizá este crimen pertenece a la historia de las supersticiones judías.-“, y de repente el redactor del periódico dice: -Como el cristianismo.- Este pasaje muestra otra faceta irónica de los sentimientos anticristianos que se vierten en una coyuntura de autodefensa de Borges. Otro pasaje con bastante énfasis en el tema de judeidad es cuando Red Scharlach, el asesino y mente maestra del laberinto y el que tiende la trampa a Lönnrot, dice: - “Un irlandés trató de convertirme a la fe de Jesús, me repetía la sentencia de los góim: Todos los caminos llevan a Roma.” La obsesión de Scharlach con esta metáfora lo llevó a pensar que el mundo es un laberinto, pero no importaba si había caminos que fingían ir para el norte o el sur, todos los caminos iban a un solo lugar, que era Roma. Eso hacía un desenlace inevitable: hacerle una trampa al hombre que había encarcelado a su hermano.
Podemos ya ahora afirmar que Erik Lönnrot estaba totalmente en lo correcto cuando dijo que la explicación al misterio está basada en explicaciones puramente “rabínicas” o judaicas, ya que previó el último crimen del laberinto (aunque haya sido su propio asesinato) y supo la secreta morfología de la malvada serie y participación de Scharlach gracias a sus estudios del judaísmo.
Bibliografía y Referencias:
Borges, Jorge Luis (1974). Ficciones. Alianza Editorial, S.A, Madrid, España.
"La abuela paterna de Borges, Frances Haslam Arnett, llegó a la Argentina por una serie de curiosas circunstancias. Su única hermana, mayor que ella, se había casado con un ingeniero ìtalojudío, llamado Jorge Suárez. Al fallecer su madre, los Suárez la hicieron viajar a América del Sur. Llegó a Paraná, la capital de Entre Ríos a mediados de 1867. En Paraná fue donde ella conoció al coronel Francisco Borges, padre de Jorge Luis". - Referencia: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/gonzalez_rouco_maria/borges_inmigracion.htm
Borges, Jorge Luis (1974). Ficciones, 155. Alianza Editorial, S.A, Madrid, España.
Ídem, Ficciones, 154, ibídem.
Referencia: http://en.wikipedia.org/wiki/Pogrom
Borges, Jorge Luis (1974). Ficciones, 156. Alianza Editorial, S.A, Madrid, España.
Referencia: http://www.masuah.org/judeidad_y_borges.htm
Borges, Jorge Luis (1974). Ficciones, 168. Alianza Editorial, S.A, Madrid, España.