CONSTRUCCIN Y DESTRUCCIN DE LA ALTERIDAD EN TIERRA DEL FUEGO: DE LOS GIGANTES PATAGONES A LAS NARRACIONES DE GUSINDE SOBRE LOS SELK'NAM

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CONSTRUCCIÓN Y DESTRUCCIÓN

 DE LA ALTERIDAD EN TIERRA DEL FUEGO:

DE LOS GIGANTES PATAGONES

A LAS NARRACIONES DE GUSINDE SOBRE LOS SELK’NAM

        Pablo Villoch Bayod

Julio de 2004

INDICE

1. Introducción

2. Contexto histórico del encuentro entre dos mundos

3. ¿Por qué gigantes? ¿Por qué patagones?

4. De obstáculo a espectáculo

5. Las distintas caras de la Alteridad en Gusinde

6. Miradas cruzadas en el espejo

7. Imaginando al Otro

8. Conclusiones. Alteridad y Diversidad.

1. Introducción

El propósito del presente trabajo es explorar cómo ha evolucionado la construcción de la alteridad desde los primeros encuentros entre los navegantes europeos del siglo XVI con indios fueguinos hasta las narraciones etnográficas escritas por Martin Guinde a comienzos del siglo XX sobre los Selk’nam y qué factores han influido en este proceso.

La metodología planteada ha sido la lectura crítica de la bibliografía, a partir del análisis diacrónico de la narrativa usada para describir a los habitantes de la Patagonia,  y el análisis comparativo de las imágenes que representaban a los indígenas, desde un enfoque de antropología visual.

Si bien es cierto que el trabajo etnográfico de Martin Gusinde es mucho más amplio, ya que comprende desde estudios de pueblos de África, el Pacífico hasta otras culturas fueguinas como Yámanas y Alacalufes, he preferido “aplicar el bistur픸 para centrarme y acotar el análisis con los estudios de Gusinde sobre los Onas – Selk’nam.

2.Contexto histórico del encuentro entre dos mundos

Desde que Hernando de Magallanes atravesó el Estrecho que hoy lleva su nombre, los navegantes que lo recorrieron en siglos posteriores, coinciden en sus percepciones sobre los habitantes de aquellas lejanas costas: impresionados por sus condiciones de vida en un entorno tan adverso, no dudaban en calificarlos con los adjetivos más duros, a pesar de que su relación con ellos consistía, en la mayoría de los casos, en observarlos superficialmente desde sus navíos.

Sin embargo, antes de profundizar en las descripciones es necesario tener presente el imaginario mágico-cultural que traían en sus mentes los navegantes europeos para comprender su cosmovisión y sus referentes.

El pensamiento europeo occidental de la época estaba influido por el peso de la herencia cristiana medieval, a la que se añadía la incipiente sensibilidad renacentista que se extendía por toda Europa gracias a la imprenta; por tanto, desde los libros de caballerías, hasta la Biblia, pasando por los manuscritos de Marco Polo y el Imago Mundi de d’Aillly, nutrían la imaginación de navegantes. El hallazgo del Nuevo Mundo quiebra la mentalidad de la época, de tal modo que las sociedades europeas asumen ese descubrimiento a partir de los conocimientos y las fantasías que dominaban la cosmovisión europea post-medieval.

Los navegantes y viajeros habían asumido una geografía fantástica como una forma mental no cuestionada, como una posibilidad real. Desde la época clásica, geógrafos como Plinio hablaron de reinos encantados e islas mágicas. En los mapas de la época eran comunes la inclusión de monstruos marinos y seres fantásticos en las regiones ignotas.  Así, era frecuente encontrar Amazonas en Asia, Atlantes en África, Grifos en la India. Mandeville, en el Libro de las Maravillas del Mundo describe todo un bestiario con pigmeos de tres palmos, gigantes ciclópeos, hombres de seis brazos…

Cartógrafos, cosmógrafos, marineros, soldados y autoridades se dejaron arrastrar por la presencia de innumerables mitos en un proceso lógico para la época.  La ignorancia y la búsqueda de fortunas, llevó a muchos exploradores a conceder más crédito a lo que deseaban o esperaban encontrar que a la realidad, llevando a falsas creencias que se mantuvieron durante siglos. Las leyendas y los estereotipos mágicos eran necesarios para dar coherencia a los encuentros con realidades desconocidas hasta el momento, tales como  la existencia de otros pueblos. Aparece aquí la idea de la eficiencia del mito, pues estos mitos perdurarían mientras sirvieran para explicar las nuevas realidades que enfrentaban los europeos.

3. ¿Por qué Gigantes?

Durante tres siglos, en Europa se vivió con la certeza de que en alguna recóndita región de América existía una nación de Gigantes: La Patagonia. ¿Cómo fue posible que a pesar de que la realidad y las exploraciones continuamente negaran la existencia de aquellas leyendas, se mantuvieran latentes hasta finales del siglo XVIII?

La figura del Gigante aparece en los mitos clásicos de los Titanes nacidos de Urano y Gea. Uno de ellos, el gigante Atlas es castigado a llevar el peso de la tierra sobre sus hombros. También se hace mención a gigantes en la Biblia en los libros del  Génesis, Sabiduría, Números, y Deuteronomio.  

Asimismo, hallazgos de huesos fosilizados de animales prehistóricos en una época donde se desconocía la paleontología van nutriendo las creencias de que una vez la Tierra fue poblada por gigantes.

Contrastándolo objetivamente con la realidad, la diferencia se fundamenta en la exageración de la diferencia de estatura entre Europeos y Patagones. La media Europea en el siglo XVI se bía situar entre los 1.50 y 1,60 metos, mientras que la de los Patagones sobrepasaba los 1,75 metros. Por lo tanto debían medir 20 o 30 cm más que un europeo.

¿Por qué “Patagones”?

Después del encuentro con los fueguinos, Magallanes decide llamaros con el nombre de “Patagones”. Según Magasich y De Beer (2001), es poco probable que este nombre provenga – como aun se cree – de sus grandes pies calzados de cuero de guanaco, ya que la relación “patagón”-“patas” no tiene explicación gramatical convincente ni en castellano ni en portugués, lengua materna de Magallanes. Parece más acertada la idea de que el origen de este nombre proviene de un personaje del romance de caballería Primaleón, muy en boga a comienzos del siglo XVI, en cuyo texto aparece un personaje llamado “El Gran Patagón”, un engendro monstruoso e inteligente con cabeza de perro, pies de ciervo, con grandes dientes que corre a gran velocidad y emite feroces rugidos.

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A continuación se muestra una tabla en la que figura un listado de descripciones de los indígenas fueguinos ordenados cronológicamente.

4. De obstáculo a espectáculo

Durante los siglos XVII y XVIII los selk’nam fueron visitados por los europeos en muy raras ocasiones y los contactos fueron breves y superficiales. Durante el período comprendido entre el último cuarto del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX, los blancos comenzaron a poblar la Tierra del Fuego. Y con ello, los ...

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