La peste en Tebas marca el acercamiento de la revelación a Edipo de que su destino se ha cumplido. Edipo ya ha matado a su padre y ya se ha casado con su madre, siendo todos estos actos de coincidencia y no a conciencia. Es también importante mencionar la valentía tomada por Edipo al haberse casado; valentía que es también acompañada por amor. A partir de la peste en Tebas, Edipo comienza a perder el control de las situaciones y de su propia vida. Al inicio, Edipo es presentado como un personaje egocéntrico, que se cree similar a los dioses y necesario para el pueblo de Tebas. Pero Edipo es también justo, ya que intenta escuchar y resolver los problemas del pueblo de la manera más justa “Quiero socorreros por completo. Insensible sería a vuestro dolor si no me apiadase de vuestras súplicas.”. Además, el propio pueblo trata a Edipo como el salvador “¡Oh Edipo, soberano de mi país!”.
En su intento por hacer justicia, Edipo ordena desterrar al asesino de Layo, causante de la peste. Aquí podemos apreciar una ironía, ya que se entiende que Edipo se estaría desterrando a él mismo. Es también irónico el diálogo entre Edipo y Tiresias, el ciego sabio. Tiresias es el primer personaje que le dice a Edipo que él es el asesino, utilizando un lenguaje indirecto “Afirmo que tú eres el asesino que buscas”. Edipo aún no conoce la verdad y acusa a Tiresias y a Creonte de estar conspirando en contra de él. Sin embargo, se puede decir que un personaje cobarde, al escuchar las palabras de un sabio, hubiese parado la búsqueda del asesino y no hubiera nunca ordenado un destierro. Pero Edipo incrementa sus dudas y sus ganas de saber la verdad. Edipo y Yocasta se revelan entre ellos los conocimientos que tienen sobre el destino. Ambos conocen las predicciones del oráculo. Edipo sólo llega a la conclusión de que él puede ser el asesino de Layo.
Posteriormente, la llegada del mensajero brinda a Edipo las más claras pistas de sus orígenes. Al enterarse de que Pólibo ha muerto, Yocasta concluye que el destino dicho por el oráculo no se ha cumplido y dice de una manera irónica: “…ve en qué vienen a parar los augustos oráculos del dios.”. Sin embargo, Edipo sigue inquieto porque todavía debe casarse con su madre y hasta deja en duda la posibilidad de que él haya matado a Pólibo “…a menos que haya expirado por la pena de mi ausencia. Así sí habría causado yo su muerte.”. Todo esto hace pensar al lector que Edipo nunca escapa de su destino; su constante inquietud sobre su destino ha estado presente toda su vida, y es ahora donde Edipo tiene una oportunidad para esclarecer su vida y su destino. Por eso, Edipo cuestiona a todos los personajes que él cree le pueden brindar información.
Es en esta etapa donde Edipo dispone de dos formas de escapar de la verdad: volviendo a su tierra para gobernarla o haciendo caso a Yocasta. Y es que Yocasta representa el lado opuesto a Edipo, a pesar de su vinculación como madre y esposa. Cuando Edipo comienza a descubrir la verdad, enterándose de que no es hijo de Pólibo, Yocasta intenta distraerlo, aconsejándole que pare de hacer preguntas y que no haga caso a lo que le digan “¡Por los dioses! Si tienes algún interés por tu vida no averigües más eso.”. Podemos entender entonces que Yocasta representa la cobardía y la mentira, ya que ella prefiere no descubrir la verdad y vivir una mentira. Mientras tanto, Edipo sigue averiguando más sobre su vida, un acto que puede considerarse valiente, ya que toda la información que está obteniendo, está armando una especie de rompecabezas que desencadena el destino que él conoce.
Cuando finalmente el criado aclara la verdad, Edipo la acepta “¡Ay, ay, todo se ha aclarado!”. La percepción sobre la cobardía de Yocasta aumenta debido a que ella decide suicidarse, es decir, escapar de la verdad y no enfrentar su tragedia. Edipo, en cambio, inmerso en una gran depresión, se saca los ojos para no “ver” más sus desgracias y pide ser desterrado, en un acto justo, ya que cumple con la condena que él mismo impuso al inicialmente desconocido asesino. Con estos últimos actos, mi conclusión se acerca más a la percepción de que Edipo afrenta su destino con valentía. Sófocles presenta una comparación entre Edipo y Yocasta, ambos víctimas del mismo destino, para que el lector se de cuenta de cómo Yocasta actúa con cobardía y Edipo con valentía. Edipo siempre intentó proteger a su pueblo y no se podría decir que fue merecedor de un destino tan trágico. Edipo hereda su destino por las faltas cometidas por su padre, siendo él mismo el que lo mata, convirtiéndose así en un acto de equilibrio y equidad entre ambos. Los cuestionamientos y discusiones en los que Edipo se involucra durante la obra, muestran su valentía para descubrir la verdad, mientras su forma de enfrentarla, desterrándose él mismo, son también decisiones de valor y coraje, ya que entiende y acepta que está en su destino la tragedia.
SÓFOCLES. Edipo Rey. Panamericana Editorial. 1994. p.49
SÓFOCLES. Edipo Rey. Panamericana Editorial. 1994. p.80